Enseñanzas del Evangelio Dios provee.

Por eso les digo: No anden preocupados por su propia vida, qué comerán, ni por su propio cuerpo, con qué se vestirán. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? (Mt 6, 25). 

Enseñanza: 

Dios provee a sus hijos que se dedican a llevar el Reino de Dios a las almas. Por eso nuestra única preocupación debe ser la de evangelizar, que de todo el resto se encargará Dios.

Y el Sagrado Corazón de Jesús lo ha dado a entender en la consagración que nos pide, pues nos ha dicho que la consagración a su Corazón se puede reducir a un pacto, que hace el alma con Jesús. Y ese pacto se puede resumir en que nos dice Jesús lo siguiente: "Ocúpate tú de mi honra y de mis cosas, que mi Corazón se ocupará de ti y de las tuyas".

Es un dulce pacto que debemos hacer con el Señor, y entregarnos de lleno al apostolado, porque la honra de Dios es que trabajemos por su gloria, y las "cosas" del Señor, no son otras que las almas. Por ello tenemos que trabajar por la gloria de Dios y la salvación de las almas, y entonces Jesús se ocupará de todo lo nuestro, hasta en los más mínimos detalles, de forma que quedaremos admirados y maravillados al ver las delicadezas de amor que tiene el Señor para con nosotros.

Aquí viene a la memoria aquella máxima de la Escritura que dice: "Gustad y ved qué bueno es el Señor". Hagamos la prueba de dejar todo en manos de Dios, y nosotros preocupémonos sólo por salvar almas y honrar a Dios, y ¡preparémonos a ver grandes milagros en nuestra vida, incluso materiales!
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