Martes 17 de Septiembre del 2013
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (3,1-13):
Es cierto que aspirar al cargo de obispo es aspirar a una excelente función. Por lo mismo, es preciso que el obispo sea irreprochable, que no se haya casado más que una vez; que sea sensato, prudente, bien educado, digno, hospitalario, hábil para enseñar; no dado al vino ni a la violencia, sino comprensivo, enemigo de pleitos y no ávido de dinero; que sepa gobernar bien su propia casa y educar dignamente a sus hijos. Porque, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios quien no sabe gobernar su propia casa? No debe ser recién convertido, no sea que se llene de soberbia y sea por eso condenado como el demonio. Es necesario que los no creyentes tengan buena opinión de él, para que no caiga en el descrédito ni en las redes del demonio. Los diáconos deben, asimismo, ser respetables y sin doblez, no dados al vino ni a negocios sucios; deben conservar la fe revelada con una conciencia limpia. Que se les ponga a prueba primero y luego, si no hay nada que reprocharles, que ejerzan su oficio de diáconos. Las mujeres deben ser igualmente respetables, no chismosas, juiciosas y fieles en todo. Los diáconos, que sean casados una sola vez y sepan gobernar bien a sus hijos y su propia casa. Los que ejercen bien el diaconado alcanzarán un puesto honroso y gran autoridad para hablar de la fe que tenemos en Cristo Jesús.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 100
R/. Danos, Señor, tu bondad y tu justicia
Voy a cantar la bondad y la justicia;
para ti, Señor, tocaré mi música.
Voy a explicar el camino perfecto.
¿Cuándo vendrás a mí? R/.
Quiero proceder en mi casa con recta conciencia.
No quiero ocuparme de asuntos indignos,
aborrezco las acciones criminales. R/.
Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
al altanero y al ambicioso
no los soportaré. R/.
Escojo a gente de fiar
para que vivan conmigo;
el que sigue un camino perfecto
será mi servidor. R/.
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (7,11-17):
En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naín, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre.
Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: «No llores.»
Acercándose al ataúd, lo tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces dijo Jesús: «Joven, yo te lo mando: levántate.»
Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.
Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.»
La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio del Martes 17 de Septiembre del 2013
En la primera lectura de hoy San Pablo hace una afirmación inicial interesante: "aspirar al cargo de obispo es aspirar a una excelente función". Es algo bueno pues lejos de ser un honor se trata de una vocación de servicio y de entrega a la vida y misión de la Iglesia. Resuenan en nosotros el título de un libro del Papa Francisco cuando era aún arzobispo de Buenos AIres: "El verdadero poder es el servicio", algo que sabemos y que nos cuesta mucho comprender y vivir. A continuación Pablo desgrana la cualidades que deben tener los obispos y los diáconos. Tanto el obispo como el diácono, ministerios de relevancia en el seno de la comunidad cristiana, tienen que ser persona de altura moral, personas coherentes con el que predican. Esa coherencia de vida es lo que da autoridad a su palabra, lo que hace que sean verdaderos guías de la comunidad. Cuando entendemos nuestra vida como servicio, no es más sencillo entender y sentir el dolor ajeno como propio y hacenos solidarios con él. Es lo que hace Jesús en el relato de evangelio de hoy.
El relato del evangelio de Lucas nos presenta a Jesús como "dador de vida". A Jesús le "da lástima" el dolor de una viuda que ha perdido a su hijo único. Una pobre mujer que lo ha perdido todo en la vida, su marido, incluso su único hijo. Jesús se hace sensible a su dolor y lo que era una comitiva de muerte se convierte repentinamente en una fiesta de vida. Todos se admiran del poder de Jesús y lo proclaman profeta, y confiesan "Dios ha visitado a su pueblo".
Hay una cosa que me sorprende en este relato y es que es Jesús quien se adelanta a hacer el milagro. En otras narraciones de milagros normalmente hay un petición, un ruego de por medio. Jesús se muestra especialmente sensible ante el dolor de esta mujer. Es como si en esa viuda estuviera viendo premonitoriamente el dolor de su propia Madre, María. Devolver la vida al muchacho es ... anticipar su propio y definitivo triunfo. Y el nuestro.
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