Atravesar el desierto, hijos míos, es quizás el primer paso en el camino de la purificación, para ser discípulos de mi Hijo, ser capaces de proclamar un si, cuando el mundo os grita no, ser capaces de poner vuestra confianza en las manos del Padre, cuando el mundo os dice, vivid vuestra vida libremente, no desperdicies vuestro tiempo en quimeras, pues no existe tal Dios, solo existe una vida esta, vive y haz lo que quieras, ir en contra de esas tentaciones y proclamar un si Padre mío, allí voy, atravesaré el desierto con mis fuerzas puestas en ti que eres la verdadera fortaleza, es ese si, el que enternece al extremo el corazón de vuestro Dios.
El mundo hijos míos, no encuentra caminos de diálogo ni de entendimiento, por que no es capaz de poner su confianza en vuestro Padre eterno, y si no es capaz de creer que hay un creador, menos es posible que acepte la redención de mi Hijo, ni que existe ya ante las puertas de cada uno de vosotros un nuevo reino, de amor y de justicia. Os basta con mirar a vuestro alrededor para daros cuenta cuán alejados estáis de vuestro Señor, de nada os sirve orar, con palabras huecas, de nada os sirve desgranar las cuentas del rosario, si la oración no es hecha en verdad y en el amor, pues es en la caridad, en el amor desinteresado, en la justicia y en la comprensión, en la tolerancia y en el perdón, en la templanza y en el servicio, donde se forjan las almas que han de servir a vuestro Señor, unidad, es lo que el mundo ha de tener, si desea ver la gloria del padre del hijo y del Espíritu Santo derramarse sobre cada uno de vosotros.
Muchos son los ojos que se levantan hacia el cielo, implorando ser partícipes de ese momento pero pocos son los que allanan los senderos para que eso sea posible, no penséis jamás que las puertas se os abrirán por muchas oraciones que digáis, por muchas eucaristías que participéis si dentro vuestro no hay amor, si dentro de vuestros corazones no hay un sitio de honor para vuestros hermanos, para los más necesitados de alimento material y espiritual y para los más necesitados de amor, aquellos que el mundo cataloga de ricos pero que en realidad son almas dignas de lástima, pues en sus vidas jamás llego el amor perfecto, que solo parte del amor de Dios
Vuestro Dios os mira, a cada uno de vosotros permanentemente, mira con mayor detenimiento a quienes consagraron su vida a su servicio, a los maestros y a los servidores, os conoce perfectamente, y nada podéis ocultar a su mirada, pues antes de que vosotros obréis ya vuestro Padre del cielo sabe cuál será vuestra respuesta, vuestra actitud, sabe cuanto amor sois capaces de dar, y cuánto de orgullo y soberbia anida dentro vuestro.
Por eso hijos míos sed auténticos en vuestra relación con Dios, no os engañéis a vosotros mismos, y menos intentéis engañar a Dios, eso no es posible, un Padre sabe cuando un hijo a actuado mal, y descarga su responsabilidad en los demás, cada uno de vosotros es responsable de cómo marcha el mundo, unos pecaron por traidores, otros pecaron por omisión, otros pecaron de complicidad, otros pecaron de indiferencia y muchos otros cometieron el peor de los pecados, el del abandono, abandonaron primero el camino de la fe, no fueron capaces de alimentar esa pequeña llama que ardía dentro vuestro, luego pecaron de soberbia, mas tarde pecaron, abandonando a vuestros hermanos a la vera del camino, demasiado apurados, por ascender los escalones que os llevaban a la gloria y al reconocimiento y finalmente abandonaron a mi Hijo en la cruz, nuevamente.
El desierto es necesario atravesarlo en la fe en la confianza sin límites, de que jamás vuestro Padre os abandonará, pero un desierto que purifique vuestro interior todos necesitáis ser purificados, y que de esa travesía os quede una enseñanza para vuestras vidas, el peregrino se reconoce por que no sabe de fríos, no sabe de soledades, ni de sed, pues es Dios su manantial, su abrigo, su morada y su certera compañía.
Hijos míos soy vuestra Madre os escucho permanentemente, escucho a los que estáis consagrados a la vida en Dios, y que es su tarea orar por la paz y la reconciliación por la justicia y la verdad, por la igualdad, escucho a los peregrinos que caminan por el mundo anunciando la buena nueva de Dios escucho a las madres, a los niños, escucho también el clamor de todo un pueblo que gime de dolor ante la opresión y la injusticia, escucho a los maestros a los que predican la verdad y también escucho a los que mienten, y engañan , a todos escucha vuestra Madre, intercedo por vosotros ante mi Hijo, ante vuestro Padre, permanentemente, pero debéis cambiar vuestro interior, debéis aceptar que habéis equivocado muchos de vosotros la senda es necesario que retrocedáis y guiados por la cruz de mi Hijo encontréis el camino cierto que os conduce hacia su infinito amor, sed sostén el uno del otro, formad comunidades sanas, limpias, puras y transparentes, donde el mundo descubra en vosotros lo que descubrió en los que siguieron a mi Hijo cuando El caminaba por la tierra como uno mas de los mortales, miren cómo se aman que nuevamente el hombre vea en vosotros los que habéis abrazado el camino de la cruz, el amor que os distinguía de todos los demás, pues vuestro Padre os ama con locura inmensa y mi hijo vuestro Maestro y Señor, os acompaña en cada tramo de vuestras vidas, nunca os ha dejado solos, sino que siempre ha estado en medio vuestro, siempre ha soplado sobre cada uno de vosotros a fin de que vuestros pasos jamás se detuvieran, sed capaces de acrecentar en vosotros la flama de la fe para que sea antorcha ardiente que inflame los corazones de los hombres.
Amén
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