PARA PEDIR LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de los fieles; e inunda
con tu gracia los corazones que Tú creaste.
Espíritu de Sabiduría, que conoces mis pensamientos más
secretos, y mis deseos más íntimos, buenos y malos; ilumíname y hazme conocer
lo bueno para obrarlo, y lo malo para detestarlo sinceramente.
Intensifica mi vida interior, por el
don de Entendimiento.
Aconséjame en mis dudas y vacilaciones, por el don de Consejo.
Dame la energía necesaria
en la lucha contra mis pasiones, por el don de Fortaleza.
Envuelve todo mi proceder
en un ambiente sobrenatural, por el don de Ciencia.
Haz que me sienta hijo tuyo
en todas las vicisitudes de la vida, y acuda a Ti, cual niño con afecto filial,
por el don de Piedad.
Concédeme que Te adore y Te
ame cual lo mereces; que ande con cautela en el sendero del bien, guiado por el
don del santo Temor de Dios; que tema el pecado más que ningún otro mal; que
prefiera perderlo todo antes que tu gracia; y que llegue un día a aquella feliz
morada, donde Tú serás nuestra Luz y Consuelo, y, cual tierna madre; enjugas
“toda lágrima de nuestros ojos”, donde no hay llanto ni dolor alguno, sino
eterna felicidad. Así sea.
CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA AL ESPÍRITU
SANTO
¡Oh Dios Espíritu Santo! Postrados ante tu divina majestad,
venimos a consagrarnos a Ti con todo lo que somos y tenemos.
Por un acto de la omnipotencia del Padre hemos sido creados, por
gracia del Hijo hemos sido redimidos, y por tu inefable amor has venido a
nuestras almas para santificarnos, comunicándonos tu misma vida divina.
Desde el día de nuestro bautismo has
tomado posesión de cada uno de nosotros, transformándonos en templos vivos
donde Tú moras juntamente con el Padre y el Hijo; y el día de la Confirmación
fue la Pentecostés en que descendiste a nuestros corazones con la plenitud de
tus dones, pera que viviéramos una vida íntegramente cristiana.
Permanece entre nosotros para
presidir nuestras reuniones; santifica nuestras alegrías y endulza nuestros
pesares; ilumina nuestras mentes con los dones de la sabiduría, del
entendimiento y de la ciencia; en horas de confusión y de dudas asístenos con
el don del consejo; para no desmayar en la lucha y el trabajo concédenos tu
fortaleza; que toda nuestra vida religiosa y familiar esté impregnada de tu
espíritu de piedad; y que a todos nos mueva un temor santo y filial para no
ofenderte a Ti que eres la santidad misma.
Asistidos en todo momento
por tus dones y gracias, queremos llevar una vida santa en tu presencia.
Por eso hoy te hacemos entrega de nuestra familia y de cada uno de nosotros por
el tiempo y la eternidad. Te consagramos nuestras almas y nuestros cuerpos,
nuestros bienes materiales y espirituales, para que Tú sólo dispongas de
nosotros y de lo nuestro según tu beneplácito. Sólo te pedimos la gracia que
después de haberte glorificado en la tierra, pueda toda nuestra familia
alabarte en el cielo, donde con el Padre y el Hijo vives y reinas por los
siglos de los siglos.
Así sea.
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