Hola:
Lo han degollado con una espada mientras oficiaba la misa. Se llamaba Jacques Hamel. Tenía 85 años y era sacerdote.
Es la última víctima del terror yihadista.
Tú y yo podemos hacer algo ante tanto derramamiento de sangre. Podemos hacer, de momento, dos cosas:
1. Envía tu mensaje de condolencia a la Conferencia Episcopal Española, para que se lo hagan llegar a la de Francia. Aquí puedes hacerlo:
http://hazteoir.org/persecucion/alerta/90784-maslibres-te-invita-rezar-victimas-y-verdugos
2. Comparte la imagen que encabeza este correo en tu Facebook y Twitter en recuerdo del párroco asesinado. Puedes hacerlo pinchando en estos botones:
También puedes rezar. Es preciso que recemos, tú y yo. Rezar por las víctimas del terrorismo de estas semanas y por la conversión de los terroristas.
Los dos atacantes islamistas, que han segado la vida de este párroco auxiliar y han dejado entre la vida y la muerte a una mujer que asistía al oficio religioso, ya han sido abatidos por la policía.
Apenas doce días después del atentado yihadista de Niza, que dejó 84 víctimas mortales durante las celebraciones de la Fiesta Nacional, Francia vuelve a ser objetivo de la barbarie. El pasado domingo, este mismo terrorismo golpeaba también Alemania. Un refugiado sirio hizo estallar una mochila de explosivos causando 15 heridos, tres de ellos graves, junto a un céntrico restaurante.
Bataclán, en París. El aeropuerto y el metro, en Bruselas. La revista Charlie Hebdó, etc. Decenas de muertos, miles de heridos.
Estoy seguro de que el malogrado padre Hamel rezó por todas y cada una de las víctimas de esta sinrazón que ataca cobardemente el corazón de nuestros valores y de nuestra civilización, y que ahora ha acabado con su vida.
Te ruego que envíes tu mensaje de condolencia a la Conferencia Episcopal Española, para que se lo hagan llegar a la de Francia:
http://hazteoir.org/persecucion/alerta/90784-maslibres-te-invita-rezar-victimas-y-verdugos
Y comparte en tus redes sociales la imagen en recuerdo del párroco asesinado.
Los feligreses tenían mucho cariño al padre Hamel, que llevaba una década al servicio de la parroquia de Saint-Etienne-du-Rouvray. Era un hombre de Dios, y lo ha matado por su fe.
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