Mis amados hermanos que sois el desvelo de mi vida, que sois la esperanza y la sal de este mundo, vengo hoy a vosotros con mi ser abierto absolutamente a todos los que deseen conocerme, sentirme, escucharme, verme manifestándome en vuestros corazones. Soy Jesús vuestro Hermano, vuestro Salvador, vuestro amigo, vuestro consejero, vuestro Aliado, vuestra luz, vuestro amor y vuestra paz. Todo aquel que me conoce y me elige y desea que yo lo habite contará Eternamente con mi Presencia
En este momento estoy aquí parado frente a vosotros y les pido que con los ojos y oídos de vuestro corazón me miréis, me escuchéis Y que todos sintáis el amor infinito y la misericordia que derramo sobre vosotros permanentemente. Deseo que en este momento todos os dejéis habitar por mí y por mi Madre, que es vuestra Madre, y seáis capaces de sentir en nuestras miradas, en nuestros Corazones, en nuestras manos, en nuestras palabras, todo lo que os estamos entregando y todo lo que mi Madre y yo somos para vosotros incondicionalmente
Todo aquel que en este momento nos busque con un corazón sincero y humilde tendrá la posibilidad de vivenciar este milagro de amor Y si además de verme y sentirme en vuestro corazón también deseáis verme con vuestros ojos físicos, no tenéis más que acudir al Santísimo Sacramento y así hacerme compañía y entonces nos acompañaremos mutuamente, porque allí estoy vivo y esperándolos
Luego de leer este mensaje qué debéis difundir por todo el orbe, deseo que os pongáis en meditación y contemplación, y en profunda oración hagáis esto que os hemos pedido mi Madre y yo. Venid a mí todos los afligidos, necesitados, enfermos, perseguidos, excluidos, desesperados, sin rumbo, sin sentido en sus vidas, todos los que necesiten apoyo, consuelo, alegría, Fe, esperanza, Salud, armonía y todas las virtudes, pues vengan a mí que aquí estamos con mi Madre para darles a manos llenas lo mejor para cada alma. Gracias hermanos míos por permitirme entrar, vivir y anidar en vuestros corazones mientras vivan en esta tierra y mucho más aún en el cielo Unidos eternamente dentro del corazón de nuestro Padre Dios. Aquí estamos mi Madre y yo con los brazos abiertos, vengan, vengan, vengan, y encuentren la verdadera felicidad que sólo la da la Unión con Dios. Amén
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