EL TRIUNFO DE LA INMACULADA
Introducción de Margarita
Durante la Acción de Gracias de la
Comunión sentía que, desde el Sagrario, de Jesús hacia mí, y a través de la
iglesia, fluía un río de aguas cristalinas. Comprendo que la Historia del Amor
de Dios con su Pueblo, que son los Mensajes de la Verdadera Devoción al Corazón
de Jesús, continúa fluyendo, como una corriente de un Río de Aguas Vivas que
nunca se acaban. Así es como Jesús quiere dar de beber a su pueblo, que está
sediento.
Él nos pide que acojamos estos Mensajes
con corazón abierto, dejándonos alcanzar por el Espíritu Santo. “Yo te alabo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los
sabios y a los entendidos, y se las has revelado a los sencillos” (Mt 11, 25)
En este libro, la Virgen ha querido manifestarnos de una forma especial que
Ella es la encargada por Dios de transformar nuestros corazones.
Su deseo es transformar cuanto antes
todos los corazones que pueda de sus hijos, para que Jesús pueda venir a
Reinar. Parece que hay premura de tiempo. Que es muy necesario dar a conocer
pronto este deseo de Nuestra Madre.
Ella es La Mujer que aplasta la cabeza
de la Serpiente. Y sus hijos debemos estar con Ella. En este libro, nos dice
cómo. Son como Instrucciones para estos Tiempos tan difíciles que vienen.
Bendito sea Dios, que ha permitido que esto sirva de cauce para hacer llegar a
todos los hombres su Río de Aguas Vivas. Las Aguas fluyen ahora caudalosas, y
purifican todo lo que encuentran a su paso, dando vida y santificándolo
todo.
Metámonos en este caudal de Aguas
Vivas, para ser purificados y transformados por el Corazón de María en una
imagen viva de su propio Corazón Inmaculado. Corazones así es justo lo que
necesitan estos Tiempos. Que al final, el Corazón Inmaculado de María triunfe
en nuestros pequeños corazones para que podamos ser constructores y pobladores
de la Civilización del Amor. “¡Venga a nosotros tu Reino!”
Madrid, 16 de octubre de 2012
(Estos Mensajes son para acercar a los hombres al Corazón
Inmaculado de María y al Sagrado Corazón de Jesús)
Año 2008
29-08-08
Jesús:
¡Oh, hijos míos! Yo os comprendo… ¡os
comprendo tanto! Mira que, si volvéis, no os voy a estar recriminando nada. Yo os
comprendo. Y os amo. Olvido lo anterior. Olvido vuestras infidelidades. Y actúo
como si nada hubiera pasado. Encontráis mi Amor en el mismo lugar donde lo
dejasteis. Yo no me canso de llamar, no me canso de llamarles.
03-09-08
Virgen:
¿Cómo crees que debo estar al contemplar
tanto horror entre mis hijos, la Nación española? ¿Cómo crees, hija? ¿Estar
alegre? No puedo, hija, no puedo. Porque os miro y contemplo perdición. Y
es tanto el horror que me produce la contemplación de tu amado suelo, de tu
Patria, que me hace derramar lágrimas de Dolor.
El esperado tiempo ha llegado. Vosotros, los profetas de ahora, tenéis que anunciar lo que los
profetas de siempre: la Venida del Espíritu. La Venida de Jesús. Su Segunda
Venida a la tierra.
Sois muchos1 . Se cumple lo de la
Escritura: “Toda lengua profetizará”.
“Vuestros ancianos tendrán sueños, vuestros jóvenes visiones”2 . En todas
partes, aquí y allí, Yo suscito profetas de salvación, que deben advertir al
vulgo. Y mira que en ti hay una misión especial. Aparte de este don de
profecía, Yo quiero que difundas la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Que
seas continuadora de Su Obra.
1 Los profetas de ahora.
2 Jl 3,1; Hch 2,17.
09-09-08
Jesús:
No abandonéis el camino. Sigue y
persevera. Te vendrá el auxilio del Señor. (Porque me encontraba desanimada y en desolación) Necesito, hija, que tú estés muy animada para que seas quien
anime al Resto. Piensa que muchos están ahora mismo como tú, deprimidos. Piensa
que en muchos anida la tentación fuerte y violenta. Y a todos ellos has de
sacar a flote.
Sí, vuelve en otro momento del día a
tener este trato conmigo y verás cómo te encuentro ya más animada.
Persevera, persevera… es la única manera
de permanecer en Mí. Persevera. Ahora te voy
a dejar, hija, porque es tu horario y debes ir a atender otras cosas de tu casa
y de los tuyos. Pero luego vuelve. Te espero anhelante. Te espero con mucho
deseo, porque necesito ver otra cara en mi Margarita. La cara de la ilusión y
el ánimo. A ver. Lo espero. Lo necesito. Ya te digo, hija, que Yo lo necesito.
Y alabado sea Dios, bendito por años sin término. Amén.
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