Son 8 minutos y 39 segundos de vídeo del sacerdote Santiago Martín y no sobra ni un segundo. Resulta que los obispos alemanes han abierto otro coladero (como el del peligro psíquico para la madre en materia de aborto, más o menos) o como la comunión de los divorciados y vueltos a casar o simplemente arrejuntados varios. Se trata de que puedan comulgar los protestantes casados con católicos. Es decir, han creado otro coladero para el sacrilegio, otra división en la jerarquía y más confusión en la feligresía.
Dos problemas consiguientes: la división en la jerarquía y la confusión en los fieles
 
Es el sacrilegio cotidiano. Para que, en pocas palabras, se comulgue sin las debidas disposiciones, especialmente en pecado mortal. No se le podía causar mayor dolor a Cristo.
Cuidado con la famosa táctica de que cada obispo, o cada párroco, decida en cada situación concreta, lo que estamos haciendo es crear la mayor de las confusiones. Como asegura el padre Martín, ya hay parroquias de las diócesis alemanas donde el obispo ha ordenado que se imparta la comunión… y que ya han dicho que no lo harán. Es la sana rebelión contra la norma injusta, uno de los signos de nuestra era.
De la actual batalla eucarística depende, no lo que ocurra en la Iglesia, sino lo que ocurra en el mundo y el destino mismo de toda la humanidad
 
Vivimos en la batalla eucarística, la batalla de nuestra era. Y de ella depende, no lo que ocurra en la Iglesia, sino lo que ocurra en el mundo y el destino mismo de toda la humanidad.