ROMA, lunes 17 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy durante la audiencia a miembros del Camino Neocatecumenal, celebrada en el Aula Pablo VI.
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¡Queridos amigos!
Estoy contento de acogeros y de daros mi cordial bienvenida. Saludo en particular a Kiko Argüello y Carmen Hernández, iniciadores del Camino Neocatecumenal, y a don Mario Pezzi, agradeciéndoles las palabras de saludo y presentación que me han dirigido. Con mucho afecto os saludo a todos los aquí presentes: sacerdotes, seminaristas, familias y miembros del Camino. Doy gracias al Señor porque me ofrece la oportunidad de realizar este encuentro, en el cual vosotros renováis vuestro vínculo con el Sucesor de Pedro, acogiendo nuevamente el mandato que Cristo Resucitado dio a sus discípulos: “Id por todo el mundo, anunciando la Buena Noticia a toda la creación” (
Mc 16,15).
Desde hace más de cuarenta años, el Camino Neocatecumenal contribuye a reavivar y consolidar en las diócesis y parroquias la Iniciación cristiana, favoreciendo un gradual y radical redescubrimiento de la riqueza del Bautismo, ayudando a saborear la vida divina, la vida celeste que el Señor ha inaugurado con su encarnación, viniendo a nosotros, naciendo como uno de nosotros.
Este don de Dios para su Iglesia, se pone “al servicio del obispo como una modalidad de actuación diocesana de la iniciación cristiana y de la educación permanente en la fe” (
Estatuto, art 1 y 2). Tal servicio, como recordaba mi predecesor, el Siervo de Dios Pablo VI, en su primer encuentro con vosotros el año 1974 “podrá renovar en las comunidades cristianas de hoy, aquellos efectos de madurez y profundidad, que en la Iglesia primitiva se realizaban durante el periodo de preparación al bautismo” (
Insegnamenti di Paolo VI, XII [1974], 406).
En los últimos años se ha realizado con éxito el proceso de redacción de los Estatutos del Camino Neocatecumenal que, después de un periodo razonable de validación “
ad experimentum” tuvo su aprobación definitiva en junio de 2008. Otro paso significativo se ha cumplido durante estos días, con la aprobación, obra de los competentes Dicasterios de la Santa Sede, del “Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal”.
Con estos sellos eclesiales, el Señor confirma hoy y os fía nuevamente este instrumento precioso que es el Camino, de modo que podáis, en filial obediencia a la Santa Sede y a los Pastores de la Iglesia, contribuir con un nuevo celo y ardor, al redescubrimiento radical y gozoso del Bautismo y ofrecer vuestra propia contribución a la causa de la Nueva Evangelización. La Iglesia ha reconocido en el Camino Neocatecumenal un don particular suscitado por el Espíritu Santo: como tal, tiende naturalmente a la inserción en la gran armonía del Cuerpo eclesial.
De esta manera, os exhortó a buscar siempre una profunda comunión con los Pastores y con todos los componentes de la Iglesia particular y de los contextos eclesiales, tan diversos, entre los cuales estáis llamados a actuar. La comunión fraterna entre los discípulos de Jesús es, de hecho, el primer y más grande testimonio del nombre de Jesús.
Estoy particularmente contento de poder enviaros hoy, a diversas partes del mundo, a más de 200 nuevas familias, que se han ofrecido voluntarias con gran generosidad y parten a la misión uniéndose a las casi 600 que ya actúan en los cinco continentes. Queridas familias, la fe que habéis recibido en don, sea esta luz encima del candelero, capaz de indicar a los hombres el camino hacia el Cielo.
Con el mismo sentimiento, enviaré 13 nuevas “
missiones ad gentes“, que serán llamadas a realizar una nueva presencia eclesial en ambientes muy secularizados de varios países, o en lugares en los cuales el mensaje de Cristo no ha llegado todavía. Podéis sentir a vuestro lado la presencia viva del Señor Resucitado y la compañía de tantos hermanos, ¡así como la oración del Papa!
Saludo con afecto a los presbíteros, provenientes de los Seminarios diocesanos “
Redemptoris Mater” de Europa, y a otros dos mil seminaristas aquí presentes. Queridos, sois un signo especial y elocuente de los frutos de bien que pueden nacer del redescubrimiento de la Gracia del propio Bautismo. A vosotros os miramos con particular esperanza , sed sacerdotes enamorados de Cristo y de su Iglesia, capaces de transmitir al mundo la alegría de haber encontrado al Señor y de poder estar a su servicio.
Saludo con afecto también a los catequistas itinerantes y a aquellos de las Comunidades neocatecumenales de Roma y del Lazio, y con especial y afecto, las “
communitates in missionem“. Habéis abandonado, por decir así, la seguridad de vuestras comunidades de origen para ir a lugares más lejanos e incómodos, aceptando el ser enviados para ayudar a parroquias en dificultad y para buscar a la oveja perdida y devolverla al redil de Cristo. En el sufrimiento o aridez que podéis experimentar, sentíos unidos al sufrimiento de Cristo en la cruz, y a su deseo de reunir a los hermanos que están lejos de la fe y de la verdad, para devolverlos a la casa del Padre.
Como he escrito en la Exhortación Apostólica
Verbum Domini, “la misión de la Iglesia no puede ser considerada como realidad facultativa o adicional a la vida eclesial. Se trata de dejar que el Espíritu Santo nos haga iguales al mismo Cristo […], de manera que se comunique la Palabra con toda la vida” (nº 93). Todo el Pueblo de Dios es un pueblo “enviado” y el anuncio del Evangelio es un empeño de todos los cristianos, como consecuencia del Bautismo (cfr
ibid., 94). Os invito a deteneros en la Exhortación
Verbum Domini,reflexionando en particular, donde, en la tercera parte del documento, se habla de “La misión de la Iglesia: anunciar la Palabra de Dios al mundo” (nº 90-98).
Queridos amigos, sintámonos partícipes del ansia de salvación del Señor Jesús, de la misión que Él encomienda a toda la Iglesia. La Beata Virgen María, que ha inspirado vuestro Camino y que os ha dado la familia de Nazareth, como modelo de vuestras comunidades, os conceda vivir vuestra fe en humildad, sencillez y alabanza, interceda por todos vosotros y os acompañe en vuestra misión. Os sostenga también mi Bendición, que de corazón os doy a vosotros y a todos los miembros del Camino Neocatecumenal diseminado por el mundo.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez©Copyright 2011 Libreria Editrice Vaticana]—————————El Papa ratifica la aprobación de la Iglesia al Camino NeocatecumenalExhortándoles a la comunión con los obisposROMA, lunes 17 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI recibió hoy en audiencia a siete mil miembros del Camino Neocatecumenal, entre ellos cerca de 2.000 seminaristas, junto con sus iniciadores Kiko Argüello y Carmen Hernández, en el Aula Pablo VI, para el envío de 230 nuevas familias a la 46 países del mundo.
Este envío de familias se añade, según informó el Camino Neocatecumenal en un comunicado, a la apertura de trece nuevos destinos para la “misión
ad gentes”, una forma particular de presencia misionera en lugares donde la Iglesia no está presentes.
Durante el encuentro, el Papa quiso subrayar la aprobación eclesial que ha recibido en los últimos años el Camino Neocatecumenal, a la que se suma la reciente aprobación definitiva de sus directorios catequéticos.
En los últimos años, afirmó el Papa, “se ha realizado con éxito el proceso de redacción de Los Estatutos del Camino Neocatecumenal que, después de un periodo razonable de validación “
ad experimentum” tuvo su aprobación definitiva en junio de 2008”.
“Otro paso significativo se ha cumplido durante estos días, con la aprobación, obra de los competentes Dicasterios de la Santa Sede, del Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal”, añadió.
“Con estos sellos eclesiales, el Señor confirma hoy y os fía nuevamente este instrumento precioso que es el Camino, de modo que podáis, en filial obediencia a la Santa Sede y a los Pastores de la Iglesia, contribuir con un nuevo celo y ardor, al redescubrimiento radical y gozoso del Bautismo y ofrecer vuestra propia contribución a la causa de la Nueva Evangelización”.
Buscar la comuniónPor otro lado, el Papa exhortó a los miembros del Camino Neocatecumenal la importancia de “buscar la comunión” con los obispos y con el resto de la Iglesia.
La Iglesia “ha reconocido en el Camino Neocatecumenal un don particular suscitado por el Espíritu Santo: como tal, tiende naturalmente a la inserción en la gran armonía del Cuerpo eclesial”, afirmó.
El Papa reconoció en el carisma neocatecumenal un “don de Dios para su Iglesia”, destacando su contribución a “reavivar y consolidar en las diócesis y parroquias la Iniciación cristiana, favoreciendo un gradual y radical redescubrimiento de la riqueza del Bautismo”.
Por ello, recordando los propios Estatutos del Camino, les recordó que éste se pone “al servicio del obispo como una modalidad de actuación diocesana de la iniciación cristiana y de la educación permanente en la fe”.
Les exhortó en este sentido a “buscar siempre una profunda comunión con los Pastores y con todos los componentes de la Iglesia particular y de los contextos eclesiales, tan diversos, entre los cuales estáis llamados a actuar”.
“La comunión fraterna entre los discípulos de Jesús es, de hecho, el primer y más grande testimonio del nombre de Jesús”, afirmó el Pontífice.
A las familias que envió posteriormente a la misión, les axhortó a que “la fe que habéis recibido en don, sea esta luz encima del candelero, capaz de indicar a los hombres el camino hacia el Cielo”.
Dirigiéndose de forma particular a las familias que irán en misión
ad gentes, les renovó su llamada “a realizar una nueva presencia eclesial en ambientes muy secularizados de varios países, o en lugares en los cuales el mensaje de Cristo no ha llegado todavía”.
“Podéis sentir a vuestro lado la presencia viva del Señor Resucitado y la compañía de tantos hermanos, ¡así como la oración del Papa!”, afirmó.
A los seminaristas y sacerdotes presentes, miembros de los seminarios diocesanos “
Redemptoris Mater” de Europa, los consideró un “signo especial y elocuente de los frutos de bien que pueden nacer del redescubrimiento de la Gracia del propio Bautismo”.
“A vosotros os miramos con particular esperanza , sed sacerdotes enamorados de Cristo y de su Iglesia, capaces de transmitir al mundo la alegría de haber encontrado al Señor y de poder estar a su servicio”, añadió.
Por último, saludó a las
communitates in missionem, comunidades enteras que dejan su parroquia para ayudar en otras parroquias: “habéis abandonado, por decir así, la seguridad de vuestras comunidades de origen para ir a lugares más lejanos e incómodos, aceptando el ser enviados para ayudar a parroquias en dificultad y para buscar a la oveja perdida y devolverla al redil de Cristo”.
“En el sufrimiento o aridez que podéis experimentar, sentíos unidos al sufrimiento de Cristo en la cruz, y a su deseo de reunir a los hermanos que están lejos de la fe y de la verdad, para devolverlos a la casa del Padre”, les dijo el Papa.
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El Camino Neocatecumenal en misión por el mundoPor Antonio GaspariROMA, lunes 17 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- La aprobación del Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal por parte de las autoridades competentes de la Santa Sede es un acto histórico que confirma la validez de la liturgia, de la catequesis y de las obras de esta Fundación de bienes espirituales que cuenta con casi un millón de seguidores.
Así lo afirmó Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, durante una rueda de prensa que se celebró hoy a renglón seguido del encuentro con el Papa Benedicto XVI, y que tuvo lugar en los alrededores de la Puerta Angélica, que da acceso al Vaticano.
El fundador del Camino explicó el largo camino personal y de la Fundación para llegar a este reconocimiento.
Argüello habló de las “muchas dificultades, de los prejuicios de párrocos y obispos, de acusaciones y de historias extrañas por algunos que no conocen el Camino”, y habló también de “la disponibilidad, de la ayuda y de la solicitud con la que la Iglesia y los pontífices han ayudado al Camino Neocatecumenal”.
El primero en apoyar el Camino fue el papa Pablo VI. El papa Luciani lo quiso en las parroquias de Venecia cuando era aún Patriarca. Juan Pablo II lo reconoció “como un itinerario de formación católica, válido para la sociedad y los tiempos actuales”. Benedicto XVI conoció a los neocatecumenales cuando era aún profesor en Regensburg, y trabajó para introducirles en las parroquias de Alemania.
A pesar de las acusaciones que resultaron falsas, de dividir a las comunidades parroquiales, de entrar en conflicto con la pastoral de algunos párrocos y obispos, el Camino Neocatecumenal ha crecido de forma increíble llenando iglesias y seminarios, con familias numerosas que cada vez más se ofrecen para llevar la misión católica al mundo.
Los números son impresionantes. Presentes en 1320 diócesis de 110 países en los cinco continenes, con 20.000 comunidades activas en 6.000 parroquias. Sólo en Roma, el Camino está presente en 100 parroquias y 500 comunidades. En Madrid están presentes en 85 parroquias y 300 comunidades.
Además del encuentro mantenido con el Pontífice Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro, el 10 de enero de 2009, con ocasión de los 40 años del nacimiento de la primera comunidad neocatecumenal en Roma, en la parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento y de los Santos Mártires Canadienses, Kiko presentó al Papa las primeras 14 comunidades de Roma dispuestas a dejar su parroquia, donde habían concluido el itinerario neocatecumenal, para ir en misión, a invitación de los párrocos, a zonas marginales difíciles: barrios a menudo degradados, con mucha violencia, droga, familias destruidas, inmigrantes…. donde la Iglesia encuentra dificultades en hacerse presente y ayudar a las personas.
La eficacia y la fuerza de la catequesis del Camino la demuestra también la apertura de 78 seminarios diocesanos misioneros Redemptoris Mater, de los cuales 37 en Europa, 26 en América, 7 en Asia, 6 en África, y 2 en Australia.
Desde 1990, año de las primeras ordenaciones, hasta hoy, los presbíteros ordenados en los diversos seminarios Redemptoris Mater son más de 1600 y hay cerca de 2000 actualmente preparándose para recibir las Órdenes sagradas.
Confirmando una profunda vocación misionera, desde 1985 el Camino envía familias numerosas en los lugares donde la fe esta desapareciendo o no ha llegado nunca.
En 1985 Kiko, Carmen y el padre Mario, presentaron a Juan Pablo II un proyecto para reevangelizar el norte de Europa con el envío de familias misioneras, acompañadas por presbíteros. En 1986 el Papa envió las primeras tres familias: una al norte de Finlandia, otra en el barrio rojo de Hamburgo y la tercera a Estrasburgo.
Hoy, el número de las familias del Camino en misión para la nueva evangelización en 78 países es de más de 800, con 3.097 hijos, de las cuales 389 en Europa 189 en América, 113 en Asia, 56 en Australia, 46 en África y 15 en Oriente Medio.
Se trata de familias que, a través del anuncio del Evangelio y de un itinerario de iniciación cristiana de diversos años, han sido reconstruidas, han redescubierto el don de la comunión, y por ello se han abierto a la vida, y que por gratitud a Dios y a la Iglesia se ofrecen para ir allí donde un obispo vea la necesidad del testimonio de una familia cristiana.
Para comprender la eficacia del Camino, Kiko explicó su experiencia de vida, cuando siendo ateo, comunista radical, con la cabeza llena de prejuicios contra la Iglesia y el cristianismo, había llegado al punto de que quería suicidarse.
Después de una experiencia personal de conversión, pasó tres años junto a los más pobres entre los pobres en las chabolas de Palomeras Altas en Madrid, que le permitieron encontrar la fe e iniciar el Camino Neocatecumenal.
La pregunta a la que debemos responder todos, también los obispos y los cardenales, dijo Kiko, es “qué significa ser cristianos hoy”.
“No se trata de responder con filosofías o con citas de libros, sino con la convicción profunda de que el cristianismo es la religión del amor”.
“Amaos como yo os he amado, dijo Jesús, y sólo su grandísimo amor nos da la fuerza para superar los sufrimientos y la muerte”.
“La fe en Jesucristo nos da la vida eterna – subrayó Kiko – y podemos reconquistar a aquellos que han dejado la Iglesia o que nunca la han conocido, sólo con la belleza del amor que caracteriza a nuestras comunidades”.
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