CIUDAD DE MÉXICO, jueves 20 de enero de 2011 (
ZENIT.org –
El Observador).- Un informe elaborado por la unidad de investigación del Centro Católico Multimedial (CCM) y el Consejo de Analistas Católicos de México (CACM) dio a conocer el pasado lunes que ha crecido de un 2 a un 12 % el sacrilegio deliberado a recintos sagrados de las distintas provincias eclesiales de la república mexicana, según registros de 1993 a la fecha.
Según el reporte –cuya primera parte se acaba de hacer pública-- en México, cada semana, cerca de 26 recintos sagrados de todo el país son atacados con violencia.
“Se trata de una tendencia que afecta anualmente a un 12 % de los más de 11.000 templos católicos que integran las 18 provincias eclesiales del país”, advierte el informe.
El fenómeno –subraya el estudio coordinado por el periodista Gustavo Antonio Rangel-- ha aumentado en los últimos 17 años un 600 %.
De 2000 a 2006, la cifra incrementó a un 4 %, entonces, equivalente a 8 templos agraviados semanalmente; y de 2007 a la fecha, creció a un 12 %, correspondiente a 26 iglesias deshonradas. Es decir, un aumento de alrededor de 600 %, en casi dos décadas.
México figura como primer país en América Latina con más ataques violentos a recintos sagrados, le sigue Colombia, Brasil, Guatemala, Venezuela, el Salvador y Argentina. De la totalidad de los casos de violaciones a templos católicos, solamente se denuncia ante las autoridades civiles el 6 % de los casos, lo cual ha hecho que los violadores actúen con total impunidad.
Gran parte de los atentados son robos, especialmente de arte sacro y arte virreinal, del que los templos católicos de México conservan extraordinarios objetos, no obstante el constante saqueo que, por los menos desde hace 200 años, se han visto sometidos.
El retrato-robot de los atacantes de los templos, según el informe, corresponde a 21 % de ellos son ladrones “exprés”, que toman objetos o saquean alcancías en menor escala. El segundo grupo, 42 por ciento, son “profesionales” del robo organizado, especializados en arte sacro, mientras que el resto, 37 %, atacan los templos por intolerancia al catolicismo.
Una modalidad es la de los delincuentes identificados por feligreses, como “metaleros” o “delincuentes del cobre”, que roban alrededor de 50 campanas por año. Su principal objetivo es el hurto de campanas con más de dos siglos de fabricación, por la pureza del material.
En el rango de los especialistas en el robo de arte sacro, con conexiones internacionales, entran aquellos sujetos que pertenecen a una red bien estructurada de delincuentes que operan de manera sistemática en la zona centro, occidente, bajío y norte del país.
De acuerdo con el informe, éstos últimos, “poseen catálogos de obras de arte que muestran a sus clientes y difunden el material a través de Internet –correos electrónicos-. En algunos casos, se tiene noticia que “trabajan” por encargos para supuestas galerías que se prestan para la venta o consignación de las obras virreinales”.
Se estima que los ladrones de arte virreinal, obtienen ganancias anuales hasta por 83 millones de pesos (alrededor de 8 millones de dólares), y además, se presume que sus principales clientes “coleccionistas y anticuarios” se encuentran en las tres principales ciudades de México, así como Estados Unidos, América del Sur y Asia.
Siete de cada 10 recintos sagrados profanados, corresponde a santuarios Marianos. “Por mencionar un ejemplo, dice el estudio, la imagen más agraviada, por daño o por robo de arte, es la Santísima Virgen en su advocación de Santa María de Guadalupe”.
Destacan –entre las regiones, provincias y ciudades más atacadas-- las iglesias que se encuentran en el Valle de Juárez, frontera y centro de la provincia de Chihuahua; capital de Nuevo León, Tampico, Nuevo Laredo y Saltillo de la provincia de Monterrey; zona de Torreón y Gómez Palacio de la provincia de Durango.
También, el centro de Culiacán de la provincia de Hermosillo; región Tierra Caliente de Guerrero, la provincia de Acapulco; zona de Apatzingán, Tacámbaro y Lázaro Cárdenas de la provincia de Morelia; región de Veracruz y San Andrés Tuxtla de la provincia de Xalapa; zona de Antequera, Mixes, Tehuantepec y Tuxtepec de la provincia de Oaxaca.
En el centro del país, los ataques se han producido en la zona de Tehuacán y Tlaxcala de la provincia de Puebla; región de Tulancingo y Huejutla de la provincia de Tulancingo, zona de León, Celaya, Irapuato y Querétaro, de la provincia de León; región de los Altos de Jalisco, Sayula, Aguascalientes, Colima y Tepic, de la provincia de Guadalajara; Zacatecas de la provincia de San Luis Potosí, la zona de Texcoco y Teotihuacán de la provincia de Tlalnepantla; Delegación Benito Juárez, Cuauhtémoc, Iztapalapa y Venustiano Carranza, de la Arquidiócesis Primada de México, en el Distrito Federal.
Han aumentado las extorsiones y las “ventas de protección” a los párrocos de diferentes zonas del país; extorsiones e intimidaciones que, en gran cantidad de ocasiones van a mayores actos de violencia.
Así lo confirman los registros de 1993 a la fecha: 18 crímenes perpetrados contra un cardenal, 13 sacerdotes, 3 religiosos y 1 laico –sacristán-; de los cuales 7 fueron consumados contra presbíteros en el interior de un templo.
En 2010, dos sacerdotes y un laico, fueron asesinados a sangre fría. “De ahí que la estadística de los casos de homicidios de presbíteros en México, revela que el 46 % procede de un ataque deliberado a recinto sagrado”, según el informe.
Aunque, 14 estados de la república se han convertido en constante zona de riesgo para el ministerio sacerdotal, diez entidades son las que representan alta inseguridad, destacando: el Distrito Federal, Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Veracruz, Michoacán, Hidalgo, Aguascalientes y Coahuila.
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