Dios ama mucho a los hombres y cuando envió a su Hijo a la tierra para redimirnos, quiso que ese acto de salvación se perpetuara para siempre. Así la Santa Misa es la renovación del Sacrificio de Cristo en la Cruz, y realmente Jesús se ofrece por nosotros en la Misa.
Jesús, que como Dios que es, nos ama infinitamente, quiso que todas las generaciones tuvieran la posibilidad de asistir al Calvario, a su muerte, de consolar su Sagrado Corazón mientras se ofrecía por todos, y es por ello que instituyó la Eucaristía, la Santa Misa, para que todos los hombres de todos los tiempos tengamos la posibilidad de presenciar el Drama del Calvario y consolar a Jesús y a María en su padecimiento, participando de la Santa Misa.
Es por eso que la Iglesia Católica manda asistir a Misa al menos los Domingos y fiestas de guardar, bajo pecado grave, porque sería una gran falta de amor dejar de ir a Misa esos días por un motivo cualquiera, porque es tener en nada lo que Jesús hizo y hace por los hombres.
Cuando estamos en Misa estamos presenciando la escena del Gólgota, cuando Jesús muere por nosotros. Y si faltamos a Misa, es como decirle a Jesús que no nos interesa lo que ha hecho por nosotros. Se trata entonces de que asistir a la Santa Misa, más que una obligación o precepto, es un deber de amor para con el Señor.
No importa que la celebración de la Misa deje que desear por el celebrante o por alguna otra causa, lo importante es que nosotros igualmente vayamos a Misa, porque también Judas Iscariote estaba presente en la Última Cena, y muchas veces el Señor se deja acompañar por enemigos y traidores.
Nosotros no dejemos de ir a Misa por ningún motivo, salvo que sea por causa justificada. Pero de lo contrario asistamos cada domingo a Misa y veremos grandes cambios en nuestras vidas y en las vidas de quienes amamos.
Los Santos incluso buscaban de ir a Misa en el templo donde más distracciones encontraban, para mortificarse. Nosotros no hagamos eso, porque comparados con los Santos somos menos que nada. Pero vayamos a Misa donde podamos, que allí se ofrece Cristo en la Cruz como hace más de dos milenios y nos está esperando para colmarnos de gracias y favores de todas clases.
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