EL SEMBRADOR
I
“-Aquel día saliendo Jesús de casa, fue y se sentó a la orilla del mar.
Y se juntó a su alrededor un concurso tan grande de gente, que le fue preciso entrar en una barca, y tomar asiento en ella; y todo el mundo estaba a la ribera; al cual habló muchas cosas por medio de parábolas, diciendo: salió una vez cierto sembrador a sembrar; y al esparcir los granos, algunos cayeron cerca del camino; y vinieron las aves y se los comieron.
Otros cayeron en pedregales, donde había poca tierra, y luego brotaron, por estar muy someros en la tierra, mas nacido el sol se quemaron y se secaron, porque casi no tenían raíces. Otros granos cayeron entre espinas, y crecieron las espinas y los sofocaron. Otros en fin, cayeron en buena tierra, y dieron fruto, donde ciento por uno, donde sesenta, y donde treinta. Quien tenga oídos para entender, entienda.”
San Mateo 13/ 1-9
*
“-Escuchad ahora la parábola del sembrador. Cualquiera que oye la palabra del reino de Dios y no para en ella su atención, viene el mal espíritu y le arrebata aquello que se había sembrado en su corazón; este es el sembrado junto al camino.
El sembrado en tierra pedregosa es aquel que oye la palabra de Dios y por el momento la recibe con gozo. Más no tiene interiormente raíz, sino que dura poco; y sobreviniendo la tribulación y persecución por causa de la palabra, luego le sirve ésta de escándalo.
El sembrado entre espinas es el que oye la palabra de Dios, mas los cuidados de este siglo y el embeleso de las riquezas lo sofocan y queda infructuosa. Al contrario, el sembrado en buena tierra es el que oye la palabra de Dios y la medita, y produce fruto, parte ciento por uno, parte sesenta, y parte treinta”.
San Mateo 13/ 18-23
II
“-Otra vez se puso a enseñar cerca del mar; y acudió tanta gente, que le fue preciso subir en una barca, y sentarse en ella dentro del mar, estando toda la gente en tierra a la orilla. Y les enseñaba muchas cosas, usando parábolas, y les decía así conforme a su manera de enseñar: Escuchad: Haced cuenta que salió un sembrador a sembrar; y al esparcir el grano, parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y lo comieron. Parte cayó sobre pedregales, donde había poca tierra, y luego nació por no poder profundizar en ella; mas calentando el sol, se marchitó; y como no tenía raíces, se secó. Otra parte cayó entre espinas, y las espinas crecieron y lo ahogaron, y así no dio fruto. Finalmente, parte cayó en buena tierra, y dio fruto erguido y abultado, cuál a treinta por uno, cuál a sesenta, y cuál a ciento. Y les decía: Quién tiene oídos para oír, escuche y reflexione”.
San Marcos 4/ 1-9
-“-Escuchad: El sembrador es el que siembra la palabra. Los sembrados junto al camino, son aquellos hombres en que se siembra la palabra, y luego que la han oído, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en sus corazones.
De ese modo los sembrados en pedregales, son aquellos que, oían la palabra, desde luego la reciben con gozo; mas no echa raíces en ellos, y así dura muy poco, y luego viene alguna tribulación o persecución por causa de la palabra, al instante se rinden. Los otros sembrados entre espinas son los que oyen la palabra; pero los afanes del siglo, y la ilusión de las riquezas, y los demás apetitos desordenados a que se dan entrada, ahogan la palabra divina, y viene a quedar infructuosa.
Los sembrados, en fin, en buena tierra, son los que oyen la palabra y la reciben y conservan en su seno, y dan fruto, quién a treinta por uno, quién a sesenta, y quien a ciento.
San Marcos 4/14-20
III
“-En ocasión de un grandísimo concurso de gentes, que de las ciudades acudían presurosas a él, dijo esta parábola: Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al esparcirla, parte cayó a lo largo del camino, donde fue pisoteada, y las comieron las aves del cielo. Parte cayó en un pedregal, y luego que nació, se secó por la falta de humedad. Parte cayó entre espinas, y creciendo al mismo tiempo las espinas con ella, la sofocaron. Parte dio fruto a ciento por uno. Dicho esto exclamó en alta voz: El que tenga oídos para escuchar atienda bien a lo que digo.”
San Lucas 8/ 4-8
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“-Ahora bien el sentido de la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios; los granos sembrados a lo largo del camino, significa aquellos que la escuchan, sí; pero viene el diablo, y se la saca del corazón, para que no crean y se salven; los sembrados en un pedregal, son aquellos que, oída la palabra, la reciben, sí, con gozo, pero no echa raíces en ellos; y así creen por una temporada, y al tiempo de la tentación vuelven atrás; la semilla caída entre espinas, son los cuidados, y las riquezas y delicias de la vida, al cabo la sofocan, y nunca llega a dar fruto.
En fin, la que cae en buena tierra, denota aquellos que con un corazón bueno y muy sano oyen la palabra de Dios, y la conservan con cuidado, y mediante la paciencia dan fruto sazonado.”
San Lucas 8/ 11-15
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