Queridos hermanos en la fe y en el amor, avanzamos por los caminos que transitaron y han transitado los discípulos misioneros de Cristo ayer, hoy y siempre., fortalecidos por su Espíritu, que hace nuevas todas las cosas.
- Primera lectura:« […] Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que sois casi nimios en lo que toca a religión. […] y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: "Al Dios desconocido”. […] Al oír "resurrección de muertos" unos lo tomaban a broma, otros dijeron: «De esto te oiremos hablar en otra ocasión. […] Algunos se le juntaron y creyeron ». (Hch 17, 15. 22-18,1).
Estamos ante uno de los hechos más emblemáticos de primera comunidad cristiana, la que está formando Pablo en las periferias del judaísmo, en los espacios menos aptos y comprensibles para el anuncio. El mundo griego, especialmente Atenas, es curioso, inquieto, afanado por las novedades del mundo. Veamos los tonos de este discurso en el Areópago ateniense, ejemplo para los discípulos misioneros de hoy y de siempre:
- El tono conciliador, respetuoso y comprensivo del paganismo griego, parte de lo que refleja la realidad teológica del momento, del culto al Dios desconocido. Hay un empalme con la religiosidad natural que refleja los valores y la autenticidad de lo bueno de cada hombre en cada cultura. Pablo y la comunidad lucana, explicitan a un Dios creador, Señor de la historia, trascendente, que supera templos, ritos e ideologías, pero que está ahí en la realidad, próximo, dentro de ellos, del ser humano total, integrado, en el que no se pierde la unidad entre la inmanencia y la trascendencia.
- El misterio de la libertad y condición humanas, porque el resultado de la predicación fue y ha sido de rechazo y aceptación a la vez. Lucas nos deja ver como muchos se alejan y otros en menor cantidad se abren al mansaje. Aquí queda claro, que el mensaje de Cristo conduce en un determinado momento de la vida del ser humano a decidirse y comprometerse y esto con todas sus consecuencias o a darle la espalda, hasta otro momento de la historia, en la que escuchará su voz y tendrá la conversión.
- Evangelio: «Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. […] Él me dará la gloria porque recibirá de lo mío y se lo explicará a vosotros ». (Jn 16, 13-14).
Esta novedad muy es significativa para la fe de la primera comunidad y para las nuestras, las de hoy y de aquí: Es la Misión del Espíritu, la que dará continuidad a todo lo revelado por Jesucristo, el Hijo y el enviado del Padre. La aportación del Espíritu no es cuantitativa, sino cualitativa. Su presencia, su iluminación aclarará el misterio de la Misión de Cristo, la VERDAD. El Espíritu ha guiado y nos guiará al conocimiento de la Palabra de Vida en su totalidad, universalidad y trascendencia. De ahí que este proceso va guiando a la comunidad a la realización del proyecto propuesto por Jesús a sus discípulos. La misión del Espíritu es formar para la vivencia del misterio de salvación del ser humano en su totalidad, partiendo de la fe en Jesús, aceptado y comprendido con la luz siempre nueva y renovadora. Al decir Jesús, que El Espíritu todo lo recibirá de Él, está reflejando que la obra de salvación que ha comenzado está íntimamente relacionada con el Padre, por la fuerza del mismo Espíritu. La misión de la comunidad Trinitaria, es lo que fundamenta la verdadera comunidad naciente con la venida del Espíritu Santo. Él facilitará la comprensión del nuevo orden de cosas que han comenzado con la muerte y resurrección de Jesús. Nos deja claro que su obra no fue ni es un engaño para el pueblo, sino una Verdad liberadora y vivificadora.
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