- En tiempos de San Pablo el peligro estaba dentro. Hoy, también
- No se equivoquen, no hablo de la Curia, hablo de los católicos.
- El mundo no se ha paganizado. Somos los cristianos quienes nos hemos paganizado.
- San Esteban, el protomártir: buen tiempo para el martirio.
En la antigüedad, a los que practicaban la vida muelle les decían que vivían ‘a la corintia’. Pablo de Tarso, que era un tipo poco amante de tolerancias y demás blandenguerías, les recuerda a los cristianos de Corinto las siguientes lindezas: “Os he escrito por carta, que no os mezcléis con los fornicarios: pero no me refería, ciertamente, a los fornicarios de este mundo, o a los avaros, o a los ladrones, o a los idólatras; pues en tal caso os sería menester salir del mundo”. (I Cor 5, 9-11).
Queda claro ¿no? En el mundo siempre habrá fornicarios y eso a Pablo de Tarso, precisamente al apóstol de los gentiles, le preocuparía, sin duda. Pero algo que no podía aceptar es a los fornicarios de dentro,
porque no eran malos, eran perversos.
Y, ojo, que ahora viene lo más grave. Saulo ataca de nuevo, por si no ha quedado claro: nada tenemos que ver con “quien, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón. Con el tal, ni aun comáis”.
Se lo traduzco: el problema no está en el mundo, está en el seno de la Iglesia. En tiempos de San Pablo y ahora mismo. Bueno no: ahora mismo, más.
Del mundo sólo podemos esperar la conversión a la fe, pero del cristiano se espera mucho más: se le exige santidad.
Pero el asunto no acaba ahí. Ojo al dato: “Empero vosotros, hacéis la injuria, y defraudáis, y esto a los hermanos. ¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios”. (I Cor. 6, 9-11). Y esto, estén dentro o fuera. Pero si están dentro es más grave. ¿Ha quedado claro?
Y así, si las navidades resultan tristes no es porque el mundo se paganice (el mundo siempre ha sido pagano) sino porque los cristianos nos hemos paganizado. El mal no está fuera: está dentro.
Festividad de San Esteban el protomártir: buen tiempo para el martirio.
Eulogio López
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