07-06-2005
Jesús:
Marga, necesito en esta Hora de mi confidente. Necesito personas que, como tú, se
acerquen a mi Corazón y me comprendan. ¡Me siento tan incomprendido! Tienen
inteligencia, y está ofuscada. Corazón, y está cerrado. Espíritu, y está muerto.
Quisiera que en ti revivieras todos estos para mostrar al mundo cómo se vuelve uno
de nada a santo, de podrido, a vida. Cómo se realiza el camino de la conversión.
Cómo se vuelve el rostro hacia Mí en este mundo de caminos perdidos. Cómo se
hace fructificar a la Gracia.
¡Cuál es el Camino más recto, la vía más fácil! Cómo
se llega a comprender mi Corazón para poder convertirse de veras. Cómo se lucha
en la tentación.
He querido que recorras los caminos de los pecadores para que tú no te sientas
ajena a ellos y les puedas guiar hacia Mí. De nadie eres superior, tú. Si por Mí no
fuera, te hallarías en el infierno condenada.
Te quiero hija de tu tiempo, pues en tu tiempo has nacido para salvar a los de tu
tiempo. Como todos, tú te hubieras perdido si no hubieras venido a Mí. Y que ni siquiera te impulsó un deseo santo, sólo la necesidad.958 Como fruto de la falta de
fe en vuestros días. Es la desdicha la que os hace venir a Mí.
¡¡Diles a todos que Yo les amo tanto...!! ¡¡Les amo tanto ...!! ¡Diles que no me
importan sus pecados! ¡Diles que les amo con ellos! ¡Diles que no les rechazo por
ser pecadores!
¡Tenéis tanta soberbia...! Creéis que Dios no os puede perdonar. Creéis que sólo
podéis venir a Mí si sois santos. ¡Venid a Mí, pero para ser santos!959
Mira, no se obtendrá aminorar la crueldad de las persecuciones, pues esto es una
Gracia bien grande para vosotros. De ellas pretendo obtener nuevos santos. Todos
tendréis que sufrir. Tendréis mucho que sufrir. Alegraos por ello.
¿Estás preparada?
¡Sí, Jesús mío!
Entra.960
Jesús, ¿quién es ese sacerdote?
El sacerdote son todos los sacerdotes que quieran defender la Eucaristía.
El pueblo angustiado y sin saber a dónde ir, mirando a todas partes menos a la
Custodia con la Eucaristía es mi Iglesia de hoy. Gente buena, pero que no me busca
a Mí. Afanosos, pero no por defenderme. Que ven y hacen la vista gorda a los
sacrilegios.
El ladrón son los servidores del mal.
El que se pone en el lugar de la Hostia es el Anticristo.
El pueblo hipnotizado es la Nueva Iglesia, sobre la que habrá una aparente calma.
Tú, eres tú. Lenta. Pero segura.
Jesús, ¿y los verdaderos sacerdotes?
Ve y diles que tú les ayudas. Que tú les apoyarás. Que cuenten contigo. Que estás a
mi servicio y al suyo. Que les llevarás el aliento de Dios y que congregarás a los
fieles que queden para ellos.
Jesús, ¿habrá Templos?
Algunos quedarán. ¿Sabes? Llegará un momento que la gente esté tan preocupada
por su materialidad, que se olvidará de acudir a la Iglesia. Entonces es cuando la
saquearán.
Los que se acuerden de Dios seguirán a un dios falso en una iglesia
falsa, que les proporcionará el aparente sosiego, el sustento material y la calma en
la persecución. Y sobre el resto, persecución y carestía. Nadie querrá ir allí.
NOTAS:
958 Sobre todo se refiere a mi conversión antes de empezar con estas
manifestaciones.
959 Le sale tan del Corazón todo este párrafo a Jesús, que casi me ahogo en el llanto.
960 Paso al interior del Corazón de Jesús y se me presenta como siempre cuando lo
hago: Es una puerta de otro mundo, levanto el pie mientras agacho la cabeza y
entro. Lo que veo es un desbarajuste descomunal. No es que sea una guerra, es
que es un lío tremendo de gente de un lado a otros sin saber qué quiere.
Empujones. Veo que hay un sacerdote vestido litúrgicamente con la Custodia en
la mano como se levanta cuando se va a bendecir con el Santísimo, y en ese
momento se la quieren quitar, no le dejan. Se resiste. Se la quieren arrebatar pero
no se deja. Va de amarillo, blanco y dorado. Se forcejea. No está el Altar. No sé
por qué, en medio de todo un caos de gentes de un lado para otro está este
sacerdote con esta lucha defendiendo la Custodia y al Señor, las ropas van de un
lado para otro con los forcejeos. La gente ve que pasa esto, pero no hace nada.
En esto que el ladrón le arrebata la Custodia con el Señor y sale corriendo. El
sacerdote cae al suelo con una rodilla y un brazo. Ahora está de negro, sin la
casulla pero de sacerdote. Está abatido y desanimado. Pienso: “¿Cómo no le he
ayudado?, si lo estaba viendo...” Me recrimino no haber sido más rápida. Y el
ladrón sale pitando. Me mira el sacerdote. La gente sigue en sus preocupaciones.
El lío está a nuestro alrededor. Parece que sólo ese sacerdote y yo somos
conscientes de lo que ha pasado. Ahora salgo corriendo yo también a por el
ladrón, que se ha escondido en una casa. Esto es un pueblo. Casas cerradas.
Nadie en la calle. Voy buscando. Entonces asisto a otra ceremonia. Esto es otra
especie de sacerdote que lleva la misma custodia robada y detrás de él va la gente
del pueblo. Serenamente, como en procesión. En aparente paz. Pero están como
hipnotizados. Aletargados. En lugar de la Eucaristía, está la cara de un señor,
sonriente en la custodia. Repugna, porque es un hombre que se ha querido poner
en el lugar de Dios. Y lo ha conseguido. Está contento por eso y por ver cómo ha
engañado a todos.
13-06-2005
Jesús:
Señor, ¡Hay tanta gente buena que no es auténtica...!
Sí, en la medida que desertáis de vuestros deberes, el mal toma camino y sigue
ascendiendo en la sociedad.
Esa no es la religión que vine a traer. La religión de la comodidad, la del placer, la
de buscar mi propia conveniencia, la de procurar mi bien. La del poco compromiso,
sólo el justo. La “que no me trastoque mi vida”. La del “voy a seguir siendo el de
siempre”, la del “inventaré mi propio decálogo”. La que busca la conveniencia de
personas... ¿no veis que así no, así no se puede?
Quiero un cambio radical de la
sociedad. Y para ellos debéis empezar por vosotros mismos.
Quiero olvido de sí, entrega al Creador.
Quiero que escuchéis mi Voz. Oídos
abiertos para poder escuchar mi Voz. Hija, da ejemplo.
¿Te notan seria? Sí, hija, sé seria con quienes debes ser seria. Si no cumplen con
sus funciones, a Mí tampoco me agradan, y no debéis estar riéndoles las gracias.
¿No sabéis a qué es debido tanta depresión, tanto desánimo, tanta huída y tanto
vacío? Reflexionad. Meditad sobre vosotros mismos.
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