Judas, 11.Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Santiago, a los que han sido llamados, amados de Dios Padre y guardados para Jesucristo.
2.A vosotros, misericordia, paz y amor abundantes.
3.Queridos, tenía yo mucho empeño en escribiros acerca de nuestra común salvación y me he visto en la necesidad de hacerlo para exhortaros a combatir por la fe que ha sido transmitida a los santos de una vez para siempre.
4.Porque se han introducido solapadamente algunos que hace tiempo la Escritura señaló ya para esta sentencia. Son impíos, que conviertan en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan al único Dueño y Señor nuestro Jesucristo.
5.Quiero recordaros a vosotros, que ya habéis aprendido todo esto de una vez para siempre, que el Señor, habiendo librado al pueblo de la tierra de Egipto, destruyó después a los que no creyeron;
6.y además que a los ángeles, que no mantuvieron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene guardados con ligaduras eternas bajo tinieblas para el juicio del gran Día.
7.Y lo mismo Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, que como ellos fornicaron y se fueron tras una carne diferente, padeciendo la pena de un fuego eterno, sirven de ejemplo.
8.Igualmente éstos, a pesar de todo, alucinados en sus delirios, manchan la carne, desprecian al Señorío e injurian a las Glorias.
9.En cambio el arcángel Miguel, cuando altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contra él juicio injurioso, sino que dijo: «Que te castigue el Señor».
10.Pero éstos injurian lo que ignoran y se corrompen en las cosas que, como animales irracionales, conocen por instinto.
11.¡Ay de ellos!, porque se han ido por el camino de Caín, y por un salario se han abandonado al descarrío de Balaam, y han perecido en la rebelión de Coré.
12.Estos son una mancha cuando banquetean desvergonzadamente en vuestros ágapes y se apacientan a sí mismos; son nubes sin agua zarandeadas por el viento, árboles de otoño sin frutos, dos veces muertos, arrancados de raíz;
13.son olas salvajes del mar, que echan la espuma de su propia vergüenza, estrellas errantes a quienes está reservada la oscuridad de las tinieblas para siempre.
14.Henoc, el séptimo después de Adán, profetizó ya sobre ellos: «Mirad, el Señor ha venido con sus santas miríadas
15.para realizar el juicio contra todos y dejar convictos a todos los impíos de todas las obras de impiedad que realizaron y de todas las palabras duras que hablaron contra él los pecadores impíos.»
16.Estos son unos murmuradores, descontentos de su suerte, que viven según sus pasiones, cuya boca dice palabras altisonantes, que adulan por interés.
17.En cambio vosotros, queridos, acordaos de las predicciones de los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.
18.Ellos os decían: «Al fin de los tiempos aparecerán hombres sarcásticos que vivirán según sus propias pasiones impías.»
19.Estos son los que crean divisiones, viven una vida sólo natural sin tener el espíritu.
20.Pero vosotros, queridos, edificándoos sobre vuestra santísima fe y orando en el Espíritu Santo,
21.manteneos en la caridad de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.
22.A unos, a los que vacilan, tratad de convencerlos;
23.a otros, tratad de salvarlos arrancándolos del fuego; y a otros mostradles misericordia con cautela, odiando incluso la túnica manchada por su carne.
24.Al que es capaz de guardaros inmunes de caída y de presentaros sin tacha ante su gloria con alegría,
25.al Dios único, nuestro Salvador, por medio de Jesucristo, nuestro Señor, gloria, majestad, fuerza y poder antes de todo tiempo, ahora y por todos los siglos. Amén.
Salmos, 402.Esperaba, esperaba al Señor, él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor,
3.me sacó de la fosa fatal del barro del pantano; puso mis pies sobre roca y aseguró mis pasos.
4.Puso en mi boca un cántico nuevo, de alabanza a nuestro Dios. Muchos al verlo temerán y pondrán su confianza en el Señor.
5.Feliz el hombre que cuenta con el Señor, que no escucha a los cínicos ni se pierde en sus mentiras.
6.¡Cuántas maravillas has hecho, Señor, mi Dios, cuántos proyectos en favor nuestro! Nadie se te puede comparar. Yo quisiera publicarlas y contarlas, pero son demasiado para enumerarlas.
7.No quisiste sacrificios ni ofrendas- lo dijiste y penetró en mis oídos- no pediste holocaustos ni víctimas.
8.Entonces dije: "Aquí estoy, de mi está escrito en el rollo del Libro.
9.He elegido, mi Dios, hacer tu voluntad, y tu Ley está en el fondo de mi ser".
10.Publiqué tu camino en la gran asamblea, no me callé, Señor, tú bien lo sabes.
11.No encerré tus decretos en el fondo de mi corazón: proclamé tu fidelidad y tu socorro. No oculté tu amor y tu verdad en la gran asamblea.
12.¡Tú, Señor, no me niegues tu ternura, que tu amor y tu verdad me guarden siempre!
13.Me rodean desgracias incontables, mis culpas recaen sobre mí y no hay salida, son más que los cabellos de mi cabeza y me falla el corazón.
14.Dígnate liberarme, Señor, Señor, ven pronto a socorrerme.
15.¡Queden avergonzados y humillados todos los que atentan contra mi vida; que retrocedan confundidos los que se alegran con mi desgracia!
16.Que se escondan de vergüenza los que dicen: "¡Esta vez lo pillamos!"
17.Pero que en ti se alegren y regocijen todos los que te buscan, y que repitan siempre: "¡Dios es grande!" los que desean tu salvación.
18.¡Piensa en mí, oh Dios, en mí que soy un pobre y desdichado! ¡No te demores, mi Dios, pues tú eres mi socorro y salvación!
No hay comentarios:
Publicar un comentario