02-07-09
Virgen:
¡Marga! Tú, como Yo, te preguntas: “¿por qué tantos sacerdotes santos se
desvían?”. Y es para ti un dolor y motivo de angustia, como lo es para Mí. Te
manifiesto un poco de mi preocupación por ellos.
Mira, te diré por qué tantos se desvían: es por la falta de oración.
Yo elijo bien. Mi Hijo les da aliento y les forma, pero perecen por falta de
discernimiento, que no toman de la oración. De la oración continua.
Y podrías pensar que te dijera: es por la falta de sacrificio. Pero no, comienza con
la falta de oración, que termina con la falta de sacrificio, abandono de toda ascética,
pérdida de la luz y falta de discernimiento para guiar a mi pueblo. Y mi pueblo
perece por falta de discernimiento.124
Pienso ahora en todos ellos y veo sus cualidades, sus muchas cualidades, que Yo
escogí y Yo hice germinar e intento hacer fructificar. Pero veo su falta de reposo en
Cristo y su ir y venir haciendo cosas, para convertirse en unos simples empleados
de una empresa fría: la Iglesia.
Cumplimentar una serie de requisitos y presentar
trabajos y acciones, misiones, efectos aparentes de logros pasajeros. Cómo lograr
mayor número de feligreses o cómo conseguir que los feligreses estén contentos
con él. Preocupaciones que les irán comiendo tanto cuanto se alejen de Mí.
Y la oración está ausente de sus vidas.
Llamados para tanto, ¡pero unidos a Cristo!
Que empiezan sus años de Seminario con tanta ilusión, y que pronto se ahoga,
muchas veces dentro todavía del Seminario. Porque abandonaron la oración.
Que un sacerdote es quien está unido a Cristo, es otro Cristo. ¿Y cómo unirse para
ser Él, si no se tiene ni trato frecuente con Él?
Cristo desea prolongarse en la tierra en sus sacerdotes. Cada uno de ellos es como
mi Hijo Encarnado otra vez. En cada uno le veo a Él.
Diles a los sacerdotes que necesito que recuperen su vida de oración. Oración larga
e intensa.
Pueden quitar el tiempo a otras cosas, pero no a la oración. Que jamás dejen un día
sin oración.
Quisiera que todos perseveraran, que nadie abandonara, y sin oración, os digo,
hijos míos, que no es posible, muchos pereceréis. Y abandonar luego para pretender
seguir otra vocación, os hace infelices, porque: “eres sacerdote eterno según el rito
de Melquisedec”125. Para siempre para siempre.
Jesús:
Mi Corazón está muy necesitado de vuestra ayuda. Siempre muy unidos a Mí. Lo
importante es estar muy unido a Mí, no tanto lo que hacéis, el éxito o no de
vuestras empresas, el hacer o no actividades de apostolado. Y éstas son
importantes, pero no tanto como vuestra unión a Mí.
El hacer una misión en un pueblo, sí… pero el hacerla con mucho amor entre
vosotros, al pueblo y a Mí, es lo importante.
No tanto la congregación de fieles, que hoy es y mañana se volatiliza, sino el amor
con que lo hicisteis. Eso no pasa, permanece para siempre y en la eternidad, tan
fresco como el primer día.
Sí… Yo amo a los que dan con alegría,126 a los que se
olvidan de sí.
Eso es lo que da fruto a la misión: el olvido de sí para cumplir mi Voluntad.
Estaos cada uno donde Yo os mando. Obedeced mi Voz fiados en ella. Tomad la
mano de María, que se os da para vuestra liberación.
La liberación del alma de los
efectos del Demonio, que son: la desconfianza, el miedo y la tristeza.
Amén.
124 Cfr. Os 4,4; Jr 2,8; Ml 1,6ss.
125 Cfr. Sal 110,4. Prefacio eucarístico romano.
126 2 Co 9,7.
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