Luchar contra el desánimo.

Mensaje espiritual 


Tengamos mucho cuidado con la estrategia que usa el demonio para hacernos completamente inofensivos, atados de pies y manos en el apostolado y en las buenas obras. 

Efectivamente hoy Satanás quiere hacernos creer que él domina todo y que ya nada se puede hacer, que está ya todo perdido. Pero sabemos, por los mensajes de la Virgen, que eso no es verdad, y que si bien el mal es muy grande, también hay muchos brotes y retoños de bien, que anuncian una próxima primavera en el mundo y en la Iglesia.

No nos dejemos desanimar por el adversario, porque si bajamos los brazos, muy pronto estaremos inertes en el apostolado y retrocederemos en la vida espiritual, con peligro de volver a caer en el pecado y retornar a ser esclavos de Satanás.

Tenemos necesidad de que nuestros capitanes nos arenguen como hacen los jefes de los ejércitos cuando están por entablar una batalla. Y la arenga que debemos escuchar es la que nos hacen Jesús y María, diciéndonos que tengamos confianza y esperanza, porque la victoria está ya decidida: triunfará el Bien y la Verdad, y nosotros triunfaremos también con ellos.

Hay un dicho que dice: "Cuando más oscura está la noche, es porque viene aclarando". Es decir que cuando veamos cada vez más males de todo tipo, y las tinieblas lo vayan invadiendo todo, entonces es cuando estamos más cerca de nuestra liberación, de la Venida del Señor y del Reino de Dios a la tierra, porque Dios, en un abrir y cerrar de ojos, hará justicia a sus elegidos.

Sólo mantengamos la calma y no nos descorazonemos, sino recemos mucho el Rosario y estemos alegres porque sabemos cómo termina esta película. Y aquí coloco un mensaje dado por la Virgen en San Nicolás, Argentina, para que nos ayude a no bajar los brazos:

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Hoy tengo una visión. Veo serpientes, se mueven, tienen grandes ojos y parece que no ven, están como pegadas en una gelatina de color verde claro o celeste, van bajando sus cabezas, quedan como asfixiadas o muertas, porque no se mueven más.

Luego veo a la Santísima Virgen y me dice: Hija, el príncipe del mal, vierte hoy su veneno con todas las fuerzas, porque ve que está concluyendo su triste reinado, es poco lo que le queda, su fin está cerca.

Amén, amén.

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