Olvídense del virus del Zika, la pornografía es la verdadera plaga que consume nuestra sociedad. Es una epidemia de proporciones masivas y una creciente crisis de salud pública. La gran mayoría de los hombres admiten verla regularmente: abogados, médicos, pastores, sacerdotes, esposos, no importa. Y todos los niños estarán expuestos a ella tarde o temprano, a pesar de los mejores esfuerzos de sus padres por protegerlos. Como dice un experto en el tema, la cuestión no es si sucederá, sino cuándo sucederá.
Me gustaría poder decir que los hombres católicos se comportan mejor que el resto de la sociedad, pero no es cierto. Los católicos y, de hecho, todos los cristianos, ven pornografía exactamente al mismo ritmo que los hombres no cristianos. Esto es trágico.
Podría continuar dando más información, pero ya todos sabemos que la pornografía es un problema real. Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto? Tenemos simplemente que botar la pornografía a la basura. Sin piedad. Si la pornografía está presente en tu vida, tienes que ponerle la pistola en la cabeza y apretar el gatillo.
Deja de jugar con fuego. Deja de tolerar su presencia en tu vida. Debes actuar de inmediato y ser implacable con ella.
Aquí hay diez razones de peso para sacar la pornografía de tu vida:
1.- Lastima a las Mujeres Reales.
Muchas veces tenemos la impresión de que la pornografía es inofensiva. Nos engañamos al pensar que las mujeres que actúan en los videos porno realmente están disfrutando y que lo hacen por elección propia. Incorrecto. Es una mentira. Son innumerables las estrellas del porno que, luego de haber abandonado esa industria, han contado sus historias personales de abuso físico y emocional, de coerción, autolesión, depresión, violencia e intentos de suicidio. Aseguran, con vehemencia, que ser una estrella de la pornografía es algo miserable, no algo divertido.
Y ni hablar de los millones de mujeres que son víctimas de la trata ilegal y son vendidas como esclavas para alimentar la industria de la pornografía; así como aquellas que son vendidas a la prostitución para servir a las fantasías de los hombres que quieren vivir lo que ven en los videos porno. No te equivoques,
la pornografía lastima a las mujeres en la vida real. Y cada vez que ves un video o miras una imagen porno, tú mismo estás causando un indecible dolor a millones de mujeres y niñas que merecen ser amadas y apreciadas, no abusadas y objetivadas.
2.- Mata el Amor.
Los
matrimonios son destrozados por la pornografía. Algunos hombres esconden su uso de la pornografía. Otros hombres la ven abiertamente. De cualquier manera, la pornografía destruye la intimidad de las parejas.
Quien ve pornografía clava profundamente un cuchillo en el corazón de su esposa; le hace perder toda su confianza; la lleva a creer que ella nunca será lo suficientemente buena, que nunca estará a la misma altura. Se burla de sus votos matrimoniales. Siembra en ella las semillas de la amargura y del resentimiento.
Le causa un profundo dolor, emocional y espiritual. Hombre, si tienes algún amor en tu corazón por tu esposa, ¡¡¡deja ya de ver pornografía!!!
3.- Hace que Disfrutes Menos tus Relaciones Sexuales.
Una encuesta reciente reveló que un creciente número de hombres prefiere la pornografía a al sexo real. ¿Por qué? Pues porque es mucho más fácil. Con el simple clic de un botón, tienes acceso infinito a una cantidad aparentemente inagotable de imágenes retocadas de mujeres, que hacen cosas que ninguna esposa en su sano juicio haría jamás. Ni siquiera tienes que preocuparte de dar placer a otra persona;
la pornografía es total y exclusivamente acerca de ti. En comparación, el sexo real parece un arduo trabajo. Muchos hombres incluso reconocen que ya no son capaces de excitarse lo suficiente para tener relaciones sexuales con mujeres reales. Básicamente, la pornografía arruina tu vida sexual.
4.- Deforma tu Visión de las Mujeres.
La forma más perfecta y rápida para distorsionar tu percepción de las mujeres es ver pornografía. En la pornografía, las mujeres son sólo objetos, juguetes. Ellas no tienen emociones ni necesidades ni alma. Son sólo instrumentos para tu gratificación. Tu simplemente no puedes ver mujeres siendo abusadas y objetivadas en la pantalla, de la manera más horrible, innumerables veces, y luego esperar tener una visión saludable de las mujeres en la vida real. Simplemente no es posible. Noticias para ti:
las mujeres son seres humanos reales, con necesidades emocionales, físicas y espirituales. Tienen un alma inmortal. Ellas merecen tu respeto y protección, no tu lujuria.
Hombres, realmente quieren ver a sus hermanas en Cristo casi como carne cruda? Porque eso es lo que sucederá si ven pornografía. No mirarán debajo de la superficie y verán a la mujer hecha a la imagen y semejanza de Dios. En lugar de ello, comenzarán a fantasear con ella, como si fuera su juguete. Eso es inmoral. Eso es malvado. Y eso es lo que hace la pornografía.
5.- Extingue la Gracia de Dios en tu Alma.
Un pecado mortal es un pecado que destruye la gracia de Dios en tu alma. Es un pecado tan grave, tan atroz que te hace alejarte de Dios, dejando tu alma fría, inerte y en riesgo. Puedes buscar todas las excusas que quieras,
pero ver pornografía es un pecado mortal que puede llevarte a la perdición. San Pablo dice claramente que quienes toleran el pecado sexual en sus vidas “no heredarán el reino de Dios”
(Gal. 5,19-21). Tú puedes tener el cielo o la pornografía, pero no ambos. Tú eliges.
6.- Empeora con el tiempo.
La pornografía se convierte muy rápido en una adicción, como el crack o la metanfetamina. Y lo típico de las adicciones es que siempre empeoran. Claro, tú comienzas inocentemente, gastando sólo un poquito tiempo viendo un anuncio comercial de mujeres con poca ropa. Pero luego haces una búsqueda en Google y después otra y otra. Pasan los meses y eso
te comienza a parecer aburrido. Necesitas algo más y cada vez más extremo, para lograr excitarte. Y de pronto estarás viendo cosas que poco tiempo antes te habrían horrorizado. Y no importa lo mucho que veas, nunca parece ser suficiente.
Esos abusadores de niños que mencionan en las noticias, es fácil odiarlos, ¿verdad? Pero su perversión no ocurrió de un día para otro. Ellos empezaron poco a poco, al igual que tú con la pornografía, pensando que podrían controlar el veneno de sus actos. Pero no pudieron, como tampoco has podido tú. El uso descontrolado de la pornografía
puede consumir tu vida, hasta convertirte en un vacío y lujurioso cascarón humano; o, peor aún, llevarte tras las rejas. ¿Es eso realmente lo que quieres?
7.- Te Hace Egoísta.
Esto es bastante obvio, ya que, cuando pasas horas solo, gratificándote a ti mismo con imágenes obscenas,
empiezas a obsesionarte contigo mismo. Y en lugar de sacrificar tus deseos por los demás, como exige el verdadero amor, comienzas a ver a los demás como simples objetos diseñados para satisfacer tus deseos y necesidades, iguales que las mujeres,
objetos de tus fantasías, que ves en la pantalla. En lugar de dar y servir como Cristo, lo que te obsesiona es recibir y consumir. Te vuelves egocéntrico, irascible y abusivo, sin siquiera darte cuenta. Te conviertes en un narcisista que utiliza a los demás, en vez de amarlos.
8.- Te Roba la Alegría.
La pornografía te hace sentir culpable y miserable. No importa cuánto nos mintamos a nosotros mismos, en el fondo sabemos que la pornografía es inmoral; y cada vez que la vemos, nos remuerde la conciencia. Aún si nos arrepentimos y vamos a confesarnos, la próxima recaída nos deja desalentados, deprimidos e incluso, a veces, al borde de la desesperación. Luego,
el diablo nos tienta a renunciar a nuestra vida espiritual, por completo. "La lucha no vale la pena", "Sólo tira la toalla", nos susurra al oído. Y, en fin, nos volvemos como Adán en el Jardín, escondiéndonos de la presencia de Dios.
Así no es como Jesús quiere que vivamos nuestras vidas. Él nos redimió con su preciosa sangre para que tuviéramos paz, alegría y vida en abundancia; no para vivir con miedo y vergüenza. Si quieres recuperar el gozo en tu vida espiritual, rechaza la pornografía.
9.- Te Esclaviza.
Antes de ser bautizados en Cristo, los hombres eran esclavos del Diablo, gobernados por sus pasiones y lujurias, como animales indefensos. Pero Cristo nos redimió y, con el bautismo, nos liberó de esa cruel esclavitud y nos trajo la libertad de los hijos de Dios. Si estás bautizado, estás muerto para el pecado y vivo para Dios. Compartes la libertad de Jesucristo, "así que ya no es un esclavo, sino hijo"
(Gal. 4,7)
El problema es que cuando nos volvemos adictos al pecado, regresamos voluntariamente a la esclavitud del Diablo. Es como si el hijo de un rey bajara al mercado de esclavos y se ofreciera a sí mismo para la venta. ¡Es una locura! Abraza tu libertad como hijo de Dios y libérate del yugo de la esclavitud del Diablo.
¡¡¡Bota la pornografía a la basura!!!
Actúa con decisión
Jesús era amable con todos y con todo, excepto el pecado. Frente al pecado, Jesús no tuvo consideración. ¿Su consejo? Sácatelo. Córtalo. Nadie entra al cielo sin esforzarse, sino más bien "los violentos lo arrebatan" (Mat. 11,12), nos dice Jesús. ¿Eres violento contra el mal en tu vida? Deberías serlo. La gente enferma de cáncer no lo toleran. Las personas con lepra no la toleran. Las personas con ébola no lo toleran. Entonces,
¿por qué toleras el pecado?
Hombres, si son adictos a la pornografía, no la toleren por más tiempo. Derríbenla. Golpéenla sin piedad. Muéstrenle quién manda.
Luchen contra ella, como si sus vidas dependieran de eso, ya que, en muchos sentidos, efectivamente es así.
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Adaptación y traducción al español por Luzmila del Busto, paraPildorasdeFe.net, de artículo publicado originalmente en: Catholic Gentleman, autor: Sam Guzman
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