- Es decir, cuando los prelados dejen de buscar la protección del PP y empiecen a recordarle al Marianismo su cristofobia y su hipocresía.
- Sólo ha servido para que el PP responda mofándose de los cristianos.
- Lo más curioso: es la jerarquía la que está dando cobertura al PP, no el PP quien protege, ni a esa jerarquía ni a su grey.
- Imitar el esquema anglosajón sólo coincide a que la Iglesia se parezca a una secta.
Tú lo que quieres es un PP confesional, me confiesa un viejo amigo y compañero, periodista. Muy en los aledaños de la calle Génova.
La verdad es que soy incapaz de imaginarme un PP confesional pero, en cualquier caso, no es eso lo que me preocupa. Siempre me han gustado más las redacciones que las sacristías.
Ojo, y tampoco quiero un Partido Popular, o cualquier otro partido, velando por la Iglesia. La Iglesia se apoya en Cristo, no en el Gobierno. O debería.
Es más, el gran error de la jerarquía católica española ha constituido en buscar el paraguas protector del PP, sin darse cuenta de que el partido que hoy lidera Mariano Rajoy no es otra cosa que derecha pagana y tibieza moral. Y ya se sabe que lo natural, o aspira a los sobrenatural o acaba siendo antinatural.
El Partido Popular de hoy es antinatural y, con ello, cristófobo. Y lo más triste, es la jerarquía la que está dando cobertura al PP, no el PP quien protege no a esa jerarquía ni a su grey.
La Iglesia no pide protección: lo que pide es libertad de religión, lo que pide es que los cristianos consecuentes no sean marginados por el hecho de ser cristianos. Y eso ocurre cada día en España.
“No basta que los Estados tutelen la religión y la sostengan: siempre serán hombres guías de hombre, siendo guías de ciegos”, aseguraba el jesuita Leonardo Castellani.
Y luego pasa de la teoría a la práctica: “de las religiones protestantes sustentadas por los Estados sajones vemos, en cuatro siglos, lo que ha salido: un hervidero de sectas, primero; después, el hielo del racionalismo, las brujerías del espiritismo y la podredumbre gnóstica de la teosofía”.
Traducido: “ateísmo, superstición y necromancia (nigromancia), última degeneración de toda religión”.
Que no, que no se preocupe por los cristianos señor Rajoy: nos basta con que nos deje en paz.
O como dice un obispo español de cuyo nombre no quiero acordarme: “esto sólo cambiará cuando un obispo entre en prisión”. En plata, cuando los prelados dejen de buscar la protección del PP y empiecen a recordarle al Marianismo su cristofobia y su hipocresía.
Eulogio López
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