P. Livio: Cierto. También hay un pasaje muy especial en que la Virgen pide rogar por los sacerdotes y todas las personas consagradas. Esta es una petición que la Virgen te ha hecho a ti ya en los primeros tiempos de las apariciones.
Marija: Sí es verdad. Ella nos pide rezar por los sacerdotes y todas la personas consagradas para que amen con más fervor a Jesús y que el Espíritu Santo invada sus corazones con alegría para que puedan testimoniar el Cielo y los misterios celestes. ¡Es un mensaje muy hermoso! Porque nos habla de dejar la tierra y pensar en el Cielo, en el Paraíso. Pero nosotros, desafortunadamente, estamos muy atados a la vida terrena, a este mundo que nos envuelve. También yo veo muchos sacerdotes que están demasiado inmersos en el espíritu terreno, tantas veces, incluso solos o abandonados. Tantas veces no entienden su profesión, su deber y muchos caen en crisis porque no saben qué hacer. Por esto la Virgen insiste tanto en que roguemos por ellos.
P. Livio: Sí, muchas veces ha dicho que ellos no necesitan nuestras críticas sino nuestras oraciones.
Marija: Sí. ¡Tantas veces ha dicho esto la Virgen! Pero con mucho ardor de ánimo. Muchas veces no nos damos cuenta, pero a menudo encontramos ese sacerdote anciano, o joven, que ya no habla de Dios con entusiasmo y alegría. Es como si viviéramos en un mundo en el que Dios no existe, como si fuese solo una cosa espiritual suya. Por eso la Virgen los llama a ser sacerdotes no solo en la sacristía, no solamente en la parroquia sino también en las calles, allí donde quiera que vayan. Yo lo veo muchas veces hablando con la gente, que si tenemos la valentía de hablar de Dios, la gente responde. Por esto pido, de modo muy especial, a los sacerdotes que no se comporten como cualquier persona, que actúen como sacerdotes, como hombres de Dios, como portadores de la luz del Espíritu Santo que los conduce hacia los demás para darles esperanza. Hoy en día, el mundo necesita mucho de la esperanza. Este es el motivo por el cual la Virgen nos invita insistentemente a rogar por los sacerdotes. Sin los sacerdotes no tenemos a Jesús entre nosotros, no tenemos la Adoración, no tenemos la Eucaristía.
P. Livio: ¡Cierto! Pero la Virgen quiere que los sacerdotes estemos enamorados de Jesús. De hecho, las mismas oraciones de los sacerdotes nos ayudan a amar con más intensidad y fervor a Jesús. Si nosotros, sacerdotes, no dedicamos tiempo a la oración, no nos enamoramos de Él.
Marija: Es verdad. La Virgen no dice solamente los sacerdotes, sino también todas las personas consagradas. Son importantes los laicos consagrados, las monjas de clausura, las monjas de vida activa, las misioneras, los diáconos. La Virgen dice: “Tú eres importante allí donde estés, amen a Jesús con más fervor y el Espíritu Santo invadirá sus corazones”. Es decir, el Espíritu Santo sopla donde quiere, como quiere y cuando quiere y sus corazones se llenarán de alegría. La Virgen dice que si sentimos la alegría en el corazón, seremos capaces de testimoniar las cosas celestes. No estaremos agarrados a las cosas de la tierra sino a los misterios del Cielo.
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