14-03-2010
Jesús:
¡Qué poco importa la oración sensible! Ésta no adquiere más méritos ante vuestro
Dios, sino la oración hecha desde el corazón. Ésa es la más meritoria ante mis ojos.
Aunque haya estado inmersa en un enorme sequedal.
Haced oración desde el corazón. Con vuestra voluntad en amarme. Quiero que os
distingáis en eso. Sed maestros de oración. Enseñad a la gente a encontrarme.
Enseñad a la gente a amarme.
Que no os importen las tribulaciones que hayáis de sufrir. Yo os distinguiré
especialmente también en eso. En las tribulaciones os distinguiré.
También seréis los que más sufran, además de los que más aman.
Por el amor a la cruz o a la cruz por el amor.
Quisiera que nadie notara en vosotros todas esas tribulaciones que sufrís. Que en
vuestros rostros se manifestara la alegría siempre. Que cualquiera que os viera no
pudiese imaginarse jamás que pasáis por una cruz dulce y cruel a la vez. Hacedlo
por Mí. Ése será el mayor regalo que me daréis: Si os miro y os veo siempre
alegres. Si os miran los demás y os ven siempre alegres, a pesar de las
persecuciones.
La alegría es el mayor tributo que podéis darme en pago de tanto beneficio.
23-03-2010
Jesús:
Dime, Margarita amada: ¿qué crees que me molesta de ti? … No, niña mía, no
estoy airado contra ti.
No, Margarita mía… no conoces la Magnitud de mi Amor. Te invito a degustarla
adentrándote en ella.
Yo nunca me canso de ti. Yo estoy enamorado de ti. Cada movimiento de tu
corazón, Yo lo conozco y Yo lo amo. ¡Amo a todas mis criaturas! Y a éstas que,
como tú, son llamadas a gustar de mis Dulzuras y transmitirlas a los demás, las amo
más, como más amé a Juan.259
Sabes que Yo, en la oración, te disiparé todas tus dudas.
Dime qué vida de éstas tiene más valor: aquella que se quema en mi Amor, o
aquella que consigue glorias para el mundo.
Similar a tu gozo, es tu cruz. Y así como degustas las dulzuras de mis consuelos,
degustarás las amarguras de mi cruz.
¿Qué crees que tiene más valor, hija mía? ¿Dos horas de oración con lucha, como
ésta tuya de hoy, o dos horas de mis trabajos visibles de apostolado, hechos sin
ningún mérito por vuestra parte, sino por obra del Espíritu Santo, que es el que
convierte a las almas? Aunque éstas sean muchas, cientos en una tarde, ¿qué tiene
más valor, hija mía? Pues Yo te digo: la oración victimante de mis almas víctimas.
Ésa es la que tiene más valor a mis ojos.
¡Oh… no llores! Te digo todo esto para que te alegres.
Es que me voy a morir de que me quieras tanto. Veo tu Amor y me parece tan
increíble que yo sea importante para ti. Jesús mío, me hablas como si sólo
existiese yo en el mundo y le das valor a estas nimiedades mías, y veo tu
Bondad y me muero de agradecimiento al ver tu Amor por mí y por todos,
¡cuánto me amas! ¡Gracias! ¡Gracias!
Oh, hija mía, ¿querrás tú decirles… querrás tú ir y decirles a todos que Yo amo a
todos? ¡A todos! Que aun a los que se sientan los mayores pecadores del mundo,
este mundo que ha conseguido ahogaros con el pecado, ¡Yo los amo! ¡Yo los amo!
Que acudan a Mí confiados. Encontrarán no el reproche, sino el abrazo de Amor, si
su corazón es arrepentido.
Si no se arrepienten, lo que ocurre es que Yo no les puedo abrazar, no me dejan
abrazarles, me rechazan, rehúsan mi Amor y mi beso de Padre, de Padre Bueno.
¡Jamás vuelvo a acordarme de un pecado arrepentido!
Tú tendrás ocasión de verlo, cuando llegue el final de tus días y veas cómo, de la
película de tu vida, borré todos tus pecados arrepentidos. Y con cuantas más
lágrimas, más borrados.
¡Diles a todos que vengan! ¡Que vengan!, ¡que se acerquen a beber! Y beban, que
beban. Que beban de las Fuentes del Agua Viva. ¡Tienen sed! ¡Y Yo soy su Agua!
¡Esta es el Agua que han de beber! No esas aguas emponzoñadas. ¡Esta es el Agua
de la Vida!260
(Hoy en la tele había visto ríos de España contaminados y me vinieron a la
mente cuando Jesús me hablaba de las aguas emponzoñadas donde vamos a
veces a beber)
Recibe mi Bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Consúmete, como una cerilla, de amor hacia Mí en la espera de que vuelva. Que
vuelva en la Parusía y que vuelva a visitarte de esta forma, Margarita amada, laque-me-agrada.
Amén.
259 Cfr. San Juan Evangelista: Jn 13,23; 19,26; 20,2; 21,7.20.
260 Cfr. Jr 2,13; Jn 7,37s; Is 55,1.
No hay comentarios:
Publicar un comentario