DICTADOS DE JESÚS A MARGA (HAY QUE PONERSE UNO MISMO DONDE PONE MARGA), PARA ÉSTOS ÚLTIMOS TIEMPOS. LEÉLO Y COMPARTE.

15-05-2010 

Jesús: 

Jesús mío, empiezo a ver cómo se hace realidad lo que tú me decías en un Mensaje muy anterior: que por la calle andarían los muertos, los cedidos a Satanás, los mercenarios. 
Sí. ¿Y por qué no vais con objetos protegidos? Objetos bendecidos para protegeros. Acordaos de eso. Dios mío, Jesús mío. ¡La gente se condena! No te hacen caso. (Lloro) Puedes llorar conmigo por eso. Es el mayor dolor de mi Corazón. Aceptad con ánimo todas vuestras tribulaciones.304 Empezarás a ver cosas muy graves. Cosas que nunca te hubieras imaginado, a pesar de Yo estártelo diciendo tiempo y advirtiéndotelo. De entre mucha gente. De entre los tuyos, los conocidos. Y de entre los alejados de ti, tus no-conocidos. 
Sí: ¡se acerca el tiempo!

304 Cfr. St 1,2; I P 4,13s.

16-05-2010 

Virgen: 

¡Apunta, hija mía! Hay muchas cosas que quiero decirte. “¡Ay, la multitud de mis hijos que provoca la justa Ira de Dios!”305 ¡Mirad cómo hace mucho tiempo fue dicha esta frase y en muchos sitios!306 . Mirad también cómo no es aceptada. ¡Mirad cómo son tratadas mis tiernas ovejitas, las que oyen mi Voz! Mirad y ved. ¿No sois capaces de ver el cumplimiento de mis palabras justo para aquestos tiempos? ¿Por qué dices: “aquestos”? Porque son aquellos los predichos, cumpliéndose en éstos: aque-estos. Ah. Qué Sabia eres. Y tú qué buena escribiente. Gracias, Mamá. Es por ti. 

Di a menudo al Señor (Jesús): “es por Ti, es por tu Amor” Eso le gusta. Eso le agrada. Eso le encanta. 

Sí, Mamá. Jesús: ¡es por Ti, es por Ti, es por tu Amor! (Es como un resorte que hace que del Cielo lluevan Gracias para el mundo. Veo como que caen por aquí, por este pueblo. Llueven como lluvia blancaplateada-que es luminosa y es un poco ruidosa. Hace ruido de cómo si fueran campanillas mezcladas con piedras preciosas sonoras. Es como muchas piedras preciosas. Son como pequeños brillantes y oro blanco - no plata, pero de tono plateado. Y su sonido es precioso al caer, ¡es tan bonito! Como un sonido repentino mezcla de sonido de lluvia, ráfaga de viento, campanitas de Ángeles muy pequeñitas y dulces, como si hubieras cogido pajarillos que piasen suavemente pero con mucha fuerza a la vez. No obstante, hay algo que le hace al Espíritu Santo no poder caer con la fuerza, intensidad, duración y amplitud de espacio y de gente que quisiera. Algo así que no puede darse como quisiera. Algo se lo impide y debe ser el pecado. Incluso en las partes que logra salir del Cielo para caer, no llega a caer del todo o a penetrar. ¿Qué hace al Espíritu Santo poder salir del Cielo y caer sobre la tierra? El amor de los hombres. ¡Ah!, lo entiendo: los hombres, con nuestro amor a Jesús y al Padre y con nuestras obras y actos de amor, le llamamos, Él entonces sale presuroso. Va a caer, pero sólo unos pocos le quieren recibir. Sólo unos pocos están preparados. Sobre otros es como si se cortara de súbito su marcha. Como si desde la tierra hubiera un “repelente contra el Espíritu Santo”. Y aunque Él quiera, no puede. Se secciona de cuajo su Acción. Y los hombres quedan sin su Amor y su Protección, sin sus Benditos Dones. No los quieren. ¡¡No los quieren ellos!! ¡¡Qué desgracia más grande y más horrible!! Ser tú mismo el que rechaza el Amor de Dios. ¡Oh, qué pena, Madre!, ¡qué pena!) 

Sí, hija mía. Es Dolor para mi Corazón. ¡Pobres desgraciados-mis-hijos-desgraciados! ¡Pobres! ¡Pobres hijos! ¡Qué grave es ceder tu propia voluntad por conveniencia y libremente a Satanás, el Príncipe de las Tinieblas! Esos pobres condenados ya en vida, se condenan a sí mismo para siempre a las Tinieblas. Son gente que teme tanto el infierno. Y luego piensan que están abocados a ir. Piensan que no tienen posibilidad de arrepentirse. Así se lo pinta esa la Horrible Serpiente. Y ellos la creen. La creen por no quererse adherir a Mí. ¡Y no es porque Yo no se lo he dicho y Yo no me he manifestado! Hija mía, en lo que de ti depende, dime que tú iras y les dirás a cuantos más puedas que aún están a tiempo para no condenarse. ¡Que Dios manda la última cuerda de salvación! Tú eres una pequeña cuerda, pero hay muchas como tú, y mejores, esparcidas por el mundo. Que hagan el favor de asirse a las cuerdas de Salvación que Dios os manda por mi medio. 

¿Cómo se os ocurre encargar a alguien tan insignificante una cosa y unas cosas tan importantes? 

Yo sé lo que Nos hacemos. Nosotros sabemos lo que hacemos. Yo y la Trinidad conocemos todo. Yo por manifestación de Ella. Salvo el Día y la Hora, que sólo lo conoce el Padre. Te bendigo. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

305 P.e., en Naju. Corea del Sur en 1989.
306 Lo dice triste.