09-04-2010
Virgen:
Las mujeres de tu tiempo han olvidado qué es ser mujer.
Acudid a Mí para recordarlo. Yo os enseñaré.
No, no quiero decir que os dediquéis a los mismos quehaceres a que se dedicaban
mis contemporáneas, o aun en tu España no hace muchos años. La tecnología ha
avanzado. No quiero encontraros amasando harina, echando leña al fuego o yendo
a por agua con el cántaro a la fuente. No.
No se lava ya en el río, ni se tejen las túnicas de vuestros hijos. No.
Buscad más profundamente en vuestro interior qué es ser mujer.
Ser mujer es ser la guardadora y custodiadora del hogar.
Ser mujer es no importar ser considerada la última y la servidora, porque los
últimos son los primeros.289
Ser mujer es darse, darse y darse. Darse al marido, darse a los hijos, darse al género
humano, porque son la cuna y la vida de las nuevas generaciones. Porque si al
hombre le falta la mujer, si a la humanidad “el genio femenino”, será una
humanidad muerta. Que nacerá muerta o que no podrá ver la luz, no podrá nacer.
Por eso el mal sabe que, matando a la mujer, mata a la vida, mata al hombre, mata a
la humanidad.
Quitando la guardadora y custodiadora del hogar, los hogares quedan
desamparados.
¿Dónde estáis, oh mujeres, que esta misión y este encargo por parte de Dios, no os
llena de entusiasmo?
Sois más de lo que creéis ser.
No seáis “objeto al uso” en manos de los depredadores. Pretenden arrancaros la
dignidad. Y vuestra dignidad viene de ser hijas de Dios.
¡Acudid a Mí! ¡Acudid a mi Hijo para descubrirla! Descubriros a vosotras mismas,
reencontraos conmigo. “¡Mujer, sé lo que eres!”. Sé lo que eres para Mí. Sé lo que
eres para Dios.
Os quiero muy activos en los Días de la Gran Tribulación. Tanto, que estaréis
irreconocibles. Os costará trabajo reconoceros tan olvidados de sí, tan abnegados y
fieles, sacrificados y alegres. En medio de una gran persecución.
Que no os asuste la Gran Ramera.290 Ésa que dice ser la Iglesia de Cristo, y en
realidad es la que fornica con el Malvado. Que no os asuste. Os persigue, pero no
puede haceros ningún mal. Os persigue, pero os teme.
¡Ay! Da un poco de miedo la fuerza que tiene.
Pero esa fuerza no es nada, hija. Es sólo fachada, comparado con vuestro poder, el
de los humildes de Dios, los pobres de Yahveh. No es nada. No puede haceros nada. Porque vuestro poder y vuestra fuerza os vienen de la Confianza puesta en el
Señor.
Sed audaces y atrevidos.
¡Con más audacia que la que tuvieron mis Apóstoles! A vuestro lado, se quedarán
chicos.
Porque Yo he preparado, y todos estos siglos se preparan para ahora, para esta hora.
Admirad y dejad admirados, que se admiren en vosotros los que confiaron en el
Señor.
¡Que se tiren de los pelos los que no siguieron este camino y lo abandonaron antes!
¡Las Gracias son para los que avanzan por él!
¡Oh, venid Conmigo!
La Gran Ramera, con base en los poderosos, se pretende aupar sobre los débiles y
pobres. Y les persigue.291 Les impondrá la señal en su frente y en su mano. Pero no
habéis de querer. Os debéis resistir. Así no podréis ni comprar ni vender.292 Pero no
os preocupéis. Yo os abasteceré.
Si alguno ha de morir por eso, que muera tranquilo, sabiendo que muere confiado
en el Señor.
Dolorosamente, habrá algunas bajas entre vosotros. Pero otros vendrán.
Hija, ¿sabes?, me gusta tu pequeñez. Sigue pequeña, muy pequeña, para que el
Señor se pueda fijar en ti. Eso es lo que miré y me atrajo de ti.
Busqué y miré, miré y vi, y te encontré a ti. Te propuse al Salvador, y el Salvador
dijo sí. Te aceptó como su esclava y una de las que haría depositaria de su Palabra
y de su Devoción. Te puso en el puesto de las Santas de su Devoción, pero tú eres
“la menos”. “La-que-es-menos”.
Si alguien puede preguntarte por qué te escogí, dirás: “Porque era nada” Y en esa
nada, Dios miró la humillación de su esclava.293
Y de esa nada, no podrá nunca gloriarse de sí misma.
Por eso Dios la hará depositaria del Don. Porque los que nada son, no corren el
peligro de perderse en su engreimiento. Por eso Dios te hizo depositaria de muchos
Dones. De grandes Dones.
Y ante los demás: “¿Qué tiene en lo que puede gloriarse?: Nada”. Eso es lo que
amo. Eso es lo que me gusta.
Te bendigo, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
289 Cfr. Mt 20,16.
290 Cfr. Ap 17,1ss.
291 Cfr. Ap 17,6.
292 Cfr. Ap 7,3s; 9,4; 13,16s; 14,1.9-11.
293 Cfr. Lc 1,48.
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