España o, mejor dicho, las Españas han estado siempre muy unidas al dogma de la Inmaculada Concepción. Mucho antes de que fuera declarada como dogma, la doctrina de la concepción inmaculada de Nuestra Señora ya estaba presente en la vida de los españoles.
Desde el siglo VI, con el breviario de San Isidoro, se celebra en España esta fiesta, los santos padres españoles hablan de esta doctrina en sus escritos, hacer juramento de defenderla era una condición necesaria para ser admitido en las universidades españolas, además de en innumerables cofradías y otros grupos, Carlos III la nombró patrona de España y, antiguamente, el Día de la Madre se celebraba hoy. La misma gente sencilla saludaba al llegar a una casa diciendo “Ave María Purísima“, a lo que se contestaba “Sin pecado concebida". Este saludo sólo persiste ya en los conventos y en el confesionario, pero el amor a la Virgen concebida sin pecado es algo más español que los Reyes Católicos, que el descubrimiento de américa o que la bandera española y debería conservarse y aumentarse en todos nosotros.
Propongo, pues, que en esta fiesta recojamos algunas poesías sobre la Inmaculada Concepción o sobre la Virgen en general. Cada lector, que copie en los comentarios algún poema que le guste sobre este tema. Pueden ser propios o tomados de algún autor, pero, en este último caso sería una buena idea indicar quién es el autor, si se conoce. Para romper el hielo, voy a empezar yo con un pequeño sonetillo que he escrito para esta ocasión:
Mirad hoy, resplandeciente,
a la Reina celestial.
Mirad cómo tiembla el mal
y se esconde la serpiente.
Vestida de sol ardiente,
la luna por pedestal
y, cual corona nupcial,
doce estrellas en la frente.
Es la Sierva y la Señora,
la Virgen profetizada,
del Sol naciente la Aurora.
Viene de gracia colmada,
pues su Hijo, en buena hora,
quiso hacerla Inmaculada.
Y voy a ofrecer también otro pequeño poema, que encontré en una hoja del calendario del Corazón de Jesús, guardada en un libro por mi tatarabuela, probablemente en recuerdo de su marido, que era comandante de infantería (la Inmaculada es la patrona de la Infantería). Es de hace casi cien años:
¡Que vivan los militares
y viva el nombre de España!
¡Que viva la infantería
con su ilustre capitana!
Si he de morir en combate,
será blandiendo el machete,
para defender los fueros
de mi capitana en jefe.
Con la punta del cuchillo,
tengo de hacer en mi espada
un gran letrero que diga
¡Que viva la Inmaculada!
.
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