Terrible. Esperable y terrible. Terrible y extrapolable, con poco margen, a otros países. Terrible, pero ayuda mucho a entender la situación de la Iglesia en estos momentos.
Elise Harris, da cuenta en
Crux de la reciente encuesta del
Pew Research Center(Pew) sobre lo que los estadounidenses conocen de su religión. Consistía en 32 preguntas, incluidas 14 sobre la Biblia y el cristianismo, 13 sobre otras religiones del mundo: cuatro sobre el judaísmo, tres sobre la composición religiosa de países específicos, dos para el islam y el hinduismo, y una para el budismo y el sijismo. También había dos preguntas sobre el ateísmo y el agnosticismo, dos sobre el tamaño de las minorías religiosas en la población adulta de los Estados Unidos y una sobre la religión y la Constitución de los Estados Unidos.
Según la encuesta,
el 50% de los católicos de los EEUU respondieron correctamente a la pregunta sobre la enseñanza sobre la transubstanciación. Tenían que seleccionar una de las dos siguientes opciones:
¿Qué enunciado describe mejor la enseñanza católica sobre el pan y el vino usado en la Comunión?
A. realmente se convierten en el cuerpo y la sangre de Jesús
B. son símbolos del cuerpo y la sangre de Jesús
Con ese dato es sorprendente que el 34% de todos los estadounidenses (en general, no solo católicos) «acertasen», y que el 54% supiesen la doctrina católica sobre el Purgatorio (y sólo el 71% de los católicos).
Los demás resultados, aunque sugerentes, no me interesan ahora. Que sólo la mitad de los católicos «sepan», «conozcan», la doctrina católica en un aspecto tan básico es demoledor.
¿Qué se les enseña a los chicos en la preparación para la Primera Comunión? (en realidad, ¿qué se les enseña?) ¿Dos-tres años recortando figuritas?
Si sólo es un símbolo para qué el sacerdocio, ¿no podría cualquiera?, ¿por qué no una mujer?, ¿por qué el celibato?… Por qué responder a la llamada del Señor, ¿para ser un hortera presidente de asamblea?, ¿para ser un animador sociocultural?, ¿para cuidar el medio ambiente?.
¿Por qué no puede comulgar una persona en público adulterio?, ¿o un no-católico?, ¿alguien en pecado mortal? ¿Por qué cuidar el modo de recibir la comunión? Al fin y al cabo, no es más que un símbolo.
Conocer la realidad es sano. Me encantaría una encuesta así entre los católicos de mi patria, pero podemos asumir unos resultados similares. Y a partir de aquí, quienes tienen que actuar, que actúen. Los primeros, los padres, por ejemplo, preguntar a vuestros hijos estas cuestiones básicas. Y si no lo saben, por favor, además de acudir al catequista o al que se supone que lo es, denuncia al obispo. Denuncia formal. Los primeros, los padres. Nos jugamos el alma, podemos ayudar mucho, no deleguemos. No confiemos en que «van a un colegio de religiosos o religiosas».
¿Y sacerdotes y obispos? Pues estoy seguro que la mayoría ha reaccionado como el obispo Strickland, al menos en su interior, y que las cosas cambiarán. No podría entender otra cosa.
Es una tragedia que el don de Nuestro Señor de Su propio Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad sea tan poco comprendido y creído. Como obispo me comprometo a enseñar esta hermosa verdad más claramente. Abrazar la Presencia Eucarística de Nuestro Señor está en el corazón de la renovación.
Qué pena que las preocupaciones de muchos eclesiásticos, de todos los niveles, sean otras. Y que pena también nuestra falta de oración por ellos.
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