Animémonos a leer La Palabra de Vida Eterna dejando el mundo para el bien de nuestras almas. Liturgia del día: Primera Lectura, Salmo, Evangelio y Reflexión. 11º Semana del Tiempo Ordinario 17 de Junio de 2011 Liturgia de las Horas: 3ra. Semana del Salterio Color: Verde Santoral • San Alberto Chmielowski (1845-1916) • San Gregorio Barbarigo Cardenal y Obispo de Padua • Ismael, Samuel Martirologio y efemérides latinoamericanos: 17.6.1983: Felipa Pucha y Pedro Cuji, campesinos indígenas, mártires del derecho a la tierra en Culluctuz, Ecuador. 2 Corintios 11, 18. 21b-30 / Mateo 6, 19-23 Salmo Responsorial: Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. R/. "El Señor libra a los justos de sus angustias" Lecturas de la liturgia Primera Lectura: II Corintios 11, 18. 21b-30 "Además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas" Hermanos: Ya que otros presumen de cosas humanas, yo también voy a presumir de ellas. Porque de cualquier cosa que alguien presume, aunque sea una insensatez lo que digo, también yo puedo presumir. ¿Ellos presumen que son hebreos? Yo también lo soy. ¿De que son israelitas? Yo también lo soy. ¿De que son descendientes de Abrahán? Yo también lo soy. ¿De que sirven a Cristo? Es una locura decirlo, pero yo lo sirvo más: yo les gano en fatigas y cárceles; y les gano por mucho en azotes y en peligro de muerte. Cinco veces me han dado los judíos los treinta y nueve azotes. Otras tres veces me han azotado con varas y una vez me han apedreado. He naufragado tres veces y me he pasado un día y una noche perdido en el mar. He viajado sin descanso y me he visto en peligro en los ríos y entre ladrones; peligros por parte de los de mi raza y por parte de los paganos; peligros en las ciudades y en despoblado, en el mar y entre falsos hermanos. He andado muerto de cansancio; he pasado muchas noches sin dormir, con hambre y sed; muchos días sin comer, con frío y sin ropa. Además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas. ¿Quién se enferma en ellas sin que yo no me enferme? ¿Quién cae en pecado sin que yo no me consuma de dolor? Si se trata de presumir, presumiré de mis debilidades. Salmo Responsorial: 33 "El Señor libra al justo de todas sus angustias." Bendigo al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R. El Señor libra al justo de todas sus angustias. Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores. R. El Señor libra al justo de todas sus angustias. Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias. R. El Señor libra al justo de todas sus angustias Evangelio: Mateo 6, 19-23 "Donde está tu tesoro, allí también está tu corazón" En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, allí también está tu corazón. Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra será tu propia oscuridad!» Reflexión: Dura batalla es la que nos toca vivir en este mundo, ya lo manifiesta San Pablo, ya lo había sufrido Jesús. Que San Pablo tuvo preocupaciones por las comunidades cristianas; Jesús las tuvo por sus ovejas porque Es El Buen Pastor. Así, pues, todos tenemos preocupaciones, y al igual padecimientos como los de San Pablo y los de los demás Apóstoles y Discípulos, sucesores de San Pedro y demás mártires. Todos, absolutamente todos los santos que manifiesta la historia de nuestra amada Iglesia siempre han tenido grandes problemas, y esto es por causa del Sagrado Evangelio; pues, mientras que nosotros tratamos de caminar por el recto sendero hacia Dios, el acérrimo enemigo, siempre pondrá obstáculos en los corazones de los hombres que nos circundan, porque por naturaleza son débiles, y tanto como nosotros mismos lo somos, nosotros mismos nos ponemos trabas en ocasiones y por ello no avanzamos en mayor grado en nuestra santidad. Es así que hay muchos hermanos que presumen de sus dones y virtudes para sacar lustre de lo que Dios le dio, y no saben que en vez de que aseguren una mayor santidad en esos dones y virtudes o acrecentar en otros, con sus presunciones comienzan a caer de tal modo que, o bien no crecen y se mantienen igual de mediocres, o bien caen en la santidad a tientas de caer en pecado, que si no es venial, se van al pecado capital, y si ya están en este, se van al pecado mortal. Dura tarea para estos hermanos que pudiendo dejar sus miserias de pretensiones para elevar su grado de santidad y repara los Sagrados Corazones de Jesús y de María, siguen por el camino errado dando tumbos a tiro de condenarse. Por ello hermano, nos es tan necesario avanzar en la santidad, sin necesidad de ser pretenciosos con nuestros avances de santidad o de los dones y virtudes que Dios nos dio; antes bien, quedémonos con la boca callada y solo manifestemos estas gracias si es que sirven para dar testimonio y otros se contagien de esas experiencias que hacen que estos sigan pasos de santidad y les ayude a seguir por el sendero justo que Dios les ha puesto. Por ello dice el Sagrado Evangelio, que caminando por el sendero de la santidad, estaremos atesorando los bienes celestiales. Y en esto se refiere en que cuanto sepamos cosechar de nuestros dones y virtudes en las obras espirituales y corporales de misericordia, nuestras almas están llenándose de mayor santidad, y esto es una prueba más de que cuanto más santos seamos, más cerca de Dios estaremos; porque lo dice: «acumulen tesoros en El Cielo»… ¿y para qué se acumulan tesoros? Para disfrutarlos ¿y cuánto disfrutas de ellos? Tanto hayas juntado. En efecto, si el hombre ha juntado muchos bienes celestiales; es decir, ha seguido una senda más virtuosa, acrecentando su vida de santidad, es, pues, justo, que la recompensa en El Cielo sea más intensa que quien no lo hizo, o lo hizo a medias sin mucho esfuerzo; pues, si esto de ahorrar más es más beneficioso en este mundo para cualquier hombre, cuánto más no será justo para El Justísimo Juez. Así mismo, esta promesa está en consonancia con lo que nos dice también El Divino Maestro, cuando propone: «En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones»… ya que en esto nos dice que cuando hay muchas habitaciones, no solo es porque las haya; sino, que hay para que unas estén más cerca que otras de la intimidad de Los Sagrados Corazones del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; porque si no fuera así, entonces, ¿de qué serviría la esforzada vida de penitencia y piedad de unos y otros? ¿qué a caso no es justo que quien trabaja más merezca mejor pago?; pues, si esto es así para nuestros limitados pensamientos, qué más justo no será para Dios Justísimo. ¿Es a caso justo que un alma que no se esforzó por una mayor santidad, tenga la misma recompensa que aquél que como San Francisco de Asís, de procedencia opulenta, despreció lo terrenal y terminar viviendo hasta su muerte en la pobreza extrema y tuberculoso, por amor santo a Dios? Y es de tal manera reconfortante la perseverancia en incremento de penitencia y de una vida muy piadosísima; pues, El Divino Salvador, Jesucristo nuestro Señor añade: «la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban»… y esto es bien tomado en cuenta, en tanto que todo lo que es de este mundo perece, tiene fin y está al alcance de todos los que puedan quitarte lo terrenal que ahorraste y edificaste; por que cuando incrementas tu soberbia, es tan ganancioso para el Demonio; pues, como ladrón está a punto de robar tu alma para La Condena Eterna; pues, como «la polilla y el moho los destruyen»… destruyen el alma de los soberbios y de todos aquellos que caen en pecado, lo van carcomiendo, hasta el punto de que son como «los ladrones que perforan las paredes y se los roban»… se roban las almas de los pecadores. Más en cambio cuando dice: «Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben»… es porque, cuanto depositamos nuestras vidas en obras de piedad, y nuestras almas están en gracia de Dios, nos asegura ganancias jugosísimas que el hombre no puede experimentar en el mundo actual, pero si en el venidero, porque bien dice que allá en El Cielo no hay quien pueda destruir lo ya ganado. En efecto, quien ya ganó El Paraíso, no tiene de que temer que le sea robado algo; pues, ¿a caso puede el demonio entrar a La Casa de Dios y robar un alma que murió en la perseverancia final? Así, pues queridísimo hermano, tomemos en cuenta que El Señor Jesús sentencia: «"Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí". (Lc. 16, 25-26).» (Por favor comparte esta información con toda tu red de contactos, muchos lo pueden necesitar; pues, El Señor Está llamando a la puerta. Ap. 3, 20.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario