Hoy os hablo con total claridad, como siempre os he hablado, y espero que cada uno que lea lo que os he venido a decir, toméis conciencia y meditéis de cada una de Mis palabras que parten de Mi humilde corazón hacia cada uno de vosotros. Quiero deciros que cuando levanté Mi Iglesia, totalmente de acuerdo a los dones entregados a Mis Apóstoles, Yo, hermanos Míos, no lo he hecho para que se formaran divisiones entre ellos, sino para la gran unión de cada uno como en esos tiempos fue, y hoy, realmente, con inmenso dolor, os tengo que decir que no lo es; ellos en ese momento tenían que formar el CUERPO MÍSTICO DE MI SANTA IGLESIA y os envié a caminar y a recorrer cada unos de los rincones de vuestra tierra, y de esa forma llevar los dones a aquellos según para la tarea que Mi amado Padre os había convocado. Hoy os vuelvo a repetir, no veo en muchos de vosotros que lo estéis llevando adelante, que estéis cumpliendo con el deber, primero de Hijo, y con el juramento que todos vosotros habéis hecho frente a vuestro amado Padre. Porqué os digo esto, os voy a decir algo para que podáis comprender, es como una pequeña enseñanza a cada uno de vosotros o es recordaros algo que vosotros lo sabéis pero muy pocos ponéis en total práctica; mirad, hermanos Míos, así como existe el alfarero para hacer vasijas nuevas, para contener el vino y el agua, para guardar en ellas el trigo y en otras la harina para hacer el pan fresco de cada mañana, cada recipiente tiene una forma que es totalmente particular y distinta al otro, y también, que es lo más importante, es única, de la misma manera tiene una función que es totalmente específica, que en este caso en particular, es la de ser un recipiente, y en ese recipiente se tiene que resguardar todo aquello que en él se deposite. En estas palabras os quiero explicar y decir a cada uno de vosotros que igual que esas vasijas, cada uno de vosotros fue creado y enviado al mundo para cumplir un cometido muy especial, a cada uno se os ha concedido de acuerdo a la voluntad de Mi Padre y con total aceptación de vosotros y con total devoción y total conciencia y compromiso por parte de cada uno desde vuestros corazones y vuestras almas, se os dio total participación de los Tesoros del Cielo para el bien de todos vuestros hermanos y hermanas, para ello hemos elegido a distintos hijitos e hijitas en los distintos continentes y la voluntad divina atraería a otros para que entre todos pudierais compartir las bellezas y dulzuras celestiales, y una vez que vosotros las hubierais probado, ya, amados hermanos, no las podríais dejar nunca jamás, no podríais abandonarlas, no podríais apartaros de cada una de ellas porque veríais un mundo diferente, un mundo de armonía, misericordia, justicia y amor y estaríais más que nunca unidos a vuestro Padre, Mi Padre, y junto a Mi amada Madre. Vosotros fuisteis llamados, tened la plena seguridad, por la misericordia infinita de Mi amado Padre para que caminéis, y en ese continuo caminar seáis un verdadero misionero, un verdadero apóstol y peregrino que tiene que ir en la búsqueda de las ovejas que están perdidas y que tanto necesitan ser rescatadas del adversario. Por eso tenéis todos vosotros que comprender que pasaron a ser Mis pastores, junto a vuestros Pastores, y guiados por un Pastor Bueno y compasivo que es Mi amado Padre. Él os anima día a día a transitar por el sendero que jamás hubierais pensado, y muchas veces imposible para el hombre, bajo la luz divina de su eterno amor. Por eso Él a cada uno os fue entregando una tarea, pero una tarea totalmente personal, una tarea que tendríais que llevar adelante siempre guiados por Mi amada Madre, y esa tarea es personal e irremplazable, que os puedo asegurar que ninguno de vuestros hermanos o hermanas pueden hacerla o cumplirla, porque para ello fuisteis elegidos cada uno de vosotros y a cada uno se os dio tal cumplido, y depende de vosotros si lo hacéis o no, y también eso depende de la entrega de cada uno o no y si podéis comprender y entender, amados hermanos, la inmensa responsabilidad que habéis aceptado, porque la salvación de todo el mundo está puesta en vuestras manos y vosotros no os podéis equivocar ni hacer lo que os parece a cada uno. Hoy os quiero decir que eso no significa para nada que la tarea que os fue encomendada y deberéis desarrollar es única y las otras son totalmente inexistentes, sirviendo solamente la que a cada uno de vosotros os fue entregada y que os debéis encerrar solamente en ella, tenéis que comprender que cada uno de vosotros, aquellos que a través de Mi amada Madre os fue convocando y Yo mismo os fui llamando para trabajar, para sembrar la gran cosecha de la viña, interactúan una, hermanos Míos, con la otra y debéis aprender y asimilar lo que cada uno de vuestros hermanos aprendieron durante su vida. No podéis de ninguna forma descuidar la tarea principal de ese hermano o hermana que Mi amado Padre os convocó, todo lo contrario, tenéis que saber escuchar y a su vez intercambiar con otras almas iguales que las vuestras, con trabajadores dentro del gran viñedo, porque de esa forma, en esa gran unidad, en esa unión, os ayudaréis a comprender la Voluntad Divina y a su vez ayudaréis a pulir los detalles que no se encuentran perfectos y que no os harán llevar adelante el trabajo y la inmensa labor que deberéis cada uno de vosotros llevar a cabo. Cada uno de ellos también hace y lleva adelante la misma misión que cada uno de vosotros, y unidos con los otros hermanos vuestros, al comentar y llevar adelante completamente lo instruido sin que ninguno de vosotros os guardéis nada, estaréis ayudando a todos vuestros hermanos a comprender y de esa forma a sumergiros cada día más profundamente en Vivir en el Divino querer, y de esa forma a comprender que sin su Divino Amor, nada podréis llevar adelante por sí mismo, si vosotros quitáis total importancia a una de las tareas con respecto a la otra, o pensáis en algún momento que vuestra tarea es más importante que la otra que puede estar cumpliendo un hermano vuestro, entonces estaréis cometiendo una falta, y esa falta es muy grave y es contra Mi amada Iglesia, porque os creéis entonces superiores a los demás, y os aseguro que allí es cuando comienza la gran separación de todos Mis amados hermanos. Por eso os llamo a la reflexión y que comprendáis que todas las tareas son totalmente importantes, aunque muchas veces os parezcan insignificantes a otras que podéis ver, pero tenéis que sólo pensar y meditar que todas tienen el mismo valor ya que proceden de la misma fuente, y esa fuente, hermanos Míos, es el Padre Eterno, de su Santa y Divina Voluntad. Cada una de las tareas y cada una de las labores que cada uno de vosotros, hermanos Míos, deberéis cumplir, debéis hacerla de manera mancomunadamente y tiene que ir en una sola dirección, la de vivir en el divino amor. A medida que cada uno aceptéis y os dejéis llevar de la mano por ella, que es La Divina Voluntad, más, pequeños Míos, os purificaréis en la santidad y os convertiréis en santos caminantes. Acaso dudáis por momentos que todos aquellos hijos del Padre pueden y tienen el deber de seguir una santidad y de esa forma seréis santos, sí, hermanos Míos, santos caminantes.
Vosotros deberéis cumplir como Yo, Hijo del Padre, lo he hecho, y eso me hizo verdadero Hijo del altísimo y heredero de su Reino, de la misma forma vosotros sois sus hijos y os ama con todo su corazón, y por eso a través de María, Mi Madre y Madre de la Iglesia y de todos vosotros, os fue eligiendo junto a Mí a cada uno de vosotros para llevar nuestras palabras y nuestra presencia al mundo entero, a cada una de Mis criaturas, porque vosotros sabéis muy bien y comprendéis que así como nadie va al Padre si no es por Mi medio, del mismo modo tenéis que comprender que comparto la Divinidad y la participo con quien cumple la Divina Voluntad por encima siempre y en todo momento de la humana.
Por eso hoy, hermano Mío, quiero que transmitáis a todos vuestros hermanos y hermanas y a todo el mundo Mis palabras, para que tanto cada uno de aquellos que fueron elegidos como todo el resto de la gran nación de Mi amado Padre, aprendáis a escucharos y comprenderos unos a otros, y de esa forma os daréis cuenta, aquellos que fuisteis convocados para juntar al gran rebaño, que los dones que habéis recibido no son diferentes, ni os convierten en distintos a los demás hermanos vuestros, porque todos tienen una misma procedencia, si todos provienen del mismo punto, significa que todos están sujetos a él y desde allí dependen sus existencias, fuera de él, tenéis que comprender, que serían nada.
Os pido y os ruego que busquéis en las Sagradas Escrituras, donde os hablo a cada uno de vosotros y a todo el pueblo de DIOS PADRE, y si meditáis, podréis comprender y entender lo que os digo con inmenso dolor, porqué con inmenso dolor, porque día a día estoy viendo una inmensa fisura que se abre, incluso dentro de Mi amada Iglesia, porque veo la separación en vez de fomentar y estar totalmente unidos, porque noto el alejamiento de muchos y no cumplen con la voluntad del Padre, porque no salen a evangelizar, no estáis presentes en todo lugar donde Mi amada Iglesia tiene que estar presente ayudando, cobijando, acompañando a aquellos hermanos que son perseguidos, que no tienen nada, que son castigados, que viven en la total soledad y sumergidos en el dolor, ahí, cada uno de vosotros, tenéis que estar a su lado, acompañándolos y guiándolos rumbo a la luz divina de Mi amado Padre.
Os pido y os ruego, no hagáis sufrir más a Mi Madre, no hagáis sufrir más a Mi corazón porque veo que abandonáis Mi amada Iglesia, porque no vienen a Mi lado, porque veo y noto que cada día rezáis menos y porque no os confesáis, porque os apartasteis de la confesión como de venir a Mi morada, a la morada de Mi Madre, porque no reciben ni Mi Cuerpo ni Mi Sangre y porque muchas veces no escucháis Mis palabras cuando os hablo y cuando os quiero guiar por el sendero de la luz, porque veo en muchos la desconfianza en aquellos que hemos elegido para llevar la palabra, en aquellos hermanos y hermanas que Mi Madre y Yo os entregamos los mensajes para que os los entreguéis a todos vosotros con total humildad y con la Llama de Amor más imponente que arde en nuestros corazones. Pero también os quiero decir a aquellas criaturas elegidas que os unáis, no podéis seguir separados, nosotros no somos sólo de uno, de vosotros, nosotros no somos propiedad de uno solo, somos parte de todos y queremos a todos por igual, y nos entregamos desde el corazón a cada uno de vosotros. No toméis, amados hermanos, los regalos del Cielo como una carrera política, esto no es un gobierno terrenal, como muchos pensáis y creéis que se necesita de las cosas de vosotros, los hombres y mujeres, para llevar adelante todos los objetivos que os fueron marcados, tenéis que comprender que estos provienen de lo alto, los cuales tienen un orden, y más que un orden, una santidad incorruptible que nada os puede alterar, y vosotros no podéis comprenderlo muchas veces, tenéis que comprender y deberéis entender que todo, amados hermanos, está supervisado por Mi amado Padre, el Perfecto y Verdadero. Tenéis que comprender que todos los miembros de un cuerpo no pueden estar separados de él, y menos si os ponéis a meditar y pensáis un sólo minuto, la cabeza, las manos, no se pueden mover, sus dedos, si la cabeza no se lo ordena a través del cuerpo, los miembros forman el cuerpo, pero sin la cabeza no pueden accionar. Por eso quiero que comprendáis cada uno de vosotros que sois los miembros, y cada uno, separado unos por un lado y otros por el otro, nunca pero nunca habrá cuerpo que realmente se forme, sólo habrá pedazos desparramados, inútiles y carentes de vida. Por eso os llamo a estar unidos todos bajo una sola energía, y esa energía, amados hermanos Míos, es el amor, a través de Él vais a formar un cuerpo inseparable y totalmente fortalecido ante los ataques del enemigo, pero más fuerte se ha de hacer si se fusiona en cumplimiento de la voluntad de la cabeza, y todos vosotros sabéis que dicha cabeza es DIOS PADRE a través de su inmensa luz y amor por cada uno de vosotros, sus amados hijos. Por eso salid a evangelizar al mundo, caminad por todo lugar, hablad con todos vuestros hermanos y uníos todas las religiones en una sola, en la de CRISTO JESÚS, uníos a Mi corazón y a Mi amor, venid a Mi morada, venid a acompañarme, recibidme en vuestros cuerpos y desprendeos de todo pecado, todo dolor, odios y rencores, sed libres, y al ser libres, veréis un mundo a través de distintos ojos, veréis con los ojos del alma, del corazón, seréis libres criaturas de la creación y comenzaréis a levantar una nueva nación, LA NACIÓN DE CRISTO JESÚS basada en el amor, la misericordia y la paz.
Os ruego volved al sendero, volved a Mi morada, volved a través de Mi Padre y defended a cada uno de Mis templos del enemigo, no permitáis que sean más injuriados ningún hijo e hija y haced que Mi mirada en vuestra tierra sea SANTA COMO LO ES EN EL REINO DE LOS CIELO. ABRAZAD A MI MADRE, ESCUCHADLA Y SEGUIDLA Y VIVID EN ETERNA UNIDAD ENTRE TODOS VOSOTROS. APRENDED A RESPETAROS Y A HABLAR, Y ESENCIALEMNTE A SABER OÍR Y MEDITAR. YO OS CONVOCO JUNTO A MI CORAZÓN Y MI ETERNO AMOR. OS AMO. AMÉN.
CRISTO JESÚS.
30/08/2011 02:35 Horas.
AVELLANEDA - PROVINCIA DE BUENOS AIRES – REPÚBLICA ARGENTINA
Para pedidos de oración de los miembros del Cenáculo SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA: www.lavozdesantamaria.com.ar