LA MADRE DE IVANKA
Del grupo de los seis, Ivanka fue la primera en ver a la Gospa, el 24 de junio de 1981, en el camino que serpentea al pie del Podbro, cuando paseaba con Mirjana en el caserío de Bijakovici. Ella fue también la primera en hacerle preguntas al día siguiente, porque su madre, Jagoda, había muerto dos meses antes.
-Ella está conmigo- le contestó la Gospa. Tu debes obedecer y no preocuparte.
Algún tiempo después, para su cumpleaños, la Virgen le dio la sorpresa de aparecérsele con su madre, e Ivanka quedó profundamente conmovida al ver cuán hermosa estaba ella. ¡Hermosa como nunca!
Pero esta sorpresa no fue la única, ya que el 25 de junio de 1991, justo después del nacimiento del pequeño Josip, la Gospa vino nuevamente con su madre (lo cual ocurrió cinco veces). Cuando la volvió a ver, Ivanka quedó muy sorprendida: su madre se había vuelto todavía más hermosa, ¡tan hermosa!
¿De dónde venía esta transformación?
La respuesta nos la dio Marija. Cuando la Gospale mostró el Cielo y la intensa felicidad de los elegidos, le explicó que en el Cielo los santos son cada vez más felices. Este ir “crescendo” de felicidad está ligado a la grandeza infinita de Dios: siendo ésta tan grande, nunca acabaremos de descubrirlo. Con cada nuevo descubrimiento de Dios, nos amor aumenta, y con el amor, la belleza. Por eso, la madre de Ivanka era todavía más hermosa cuando vino la segunda vez.
“Soy hermosa porque amo”, había respondido la Virgen a Jelena Vasilij, asombrada por tanta belleza. Si quieren ser hermosos, ¡amen!
En el Cielo, nada es estático, porque el amor implica el movimiento continuo del intercambio, como en el seno de la Trinidad. El Cielo desborda de actividad.
Lo vemos en otra experiencia contada por Marija:
Mientras los videntes oraban ante la Gospa, Marija notó que el rostro de la Virgen se transformaba, volviéndose más y más alegre. Parecía que la menor oración le daba una nueva alegría. Y con cada nueva alegría, su rostro era aún más hermoso, más esplendoroso, más radiante. Entonces Marija le preguntó:
- ¿Por qué eres más hermosa y más alegre cuando estoy orando?
- Porque con cada Ave María que tú rezas, mi alegría aumenta.
Y, poco a poco, el gozo de la Virgen se impregnaba también en Marija. Este mismo “crescendo” de felicidad, podemos también nosotros iniciarlo aquí en la Tierra, en nuestros corazones, porque toda verdadera oración nos abre una brecha hacia el Cielo. ¿Quieren ser hermosos? La Gospa nos ha dado la solución… ¡Y sus cosméticos no conocen competencia!
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