Sí, san José maestro de oración. Así lo afirma santa Teresa maestro de espirituales, desde su propia experiencia, “porque no diré cosa que no la haya experimentado mucho” (V 8,8). ¿De qué oración? La que ella ha definido evangélica y magistralmente con estas palabras: “No es otra cosa oración mental –a mi parecer- sino trato de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (V 8,5). Y añade que para que el amor y la amistad duren se han de encontrar las condiciones de Dios y del alma. La condición de Dios, en quien no puede haber falta, es el amor. Dios es Amor., siempre y todo y solo amor. Amar es el oficio de Dios Es del hielo el enfriar y del fuego calentar y de la rosa perfumar y el oficio de Dios es amar. Y sie le hielo no enfriara, y el fuego no calentara y no perfumara la rosa, Dios de oficio no cambiara, porque no sabe otra cosa. Porque tiene tal condición (dios) que si le llevan por amor y por bien, le harán hacer cuanto quisieren, y si de otra manera, no hay hablarle ni poder con él” CE c. 32,1). La condición de orante debe ser también amor, porque sin amor no podemos tratar con él.
San José sí que es de la condición de Dios. San José es una hechura del Espíritu Santo, que es Amor, y le llenó de su amor desde el primer instante de su concepción, Es ua criatura hecha en santidad u justicia según el corazón de Dios, una auténtica filigrana del Espíritu Santo que ha puesto abismos de amor en su corazón Abismos de amor puso en el corazón de la Virgen María, y esta es su mayor grandeza para santa Teresita, y abismos de amor en el corazón de san José. Y con estos abismos de amor se pone en comunión con el Padre del cielo. Y con abismos de amor vive la oración, que consiste solo en amar, y con abismos de amor lleva a cabo sus quehaceres de cada jornada, su trabajo en el taller de carpintería, su educación del niño y joven Jesús, convirtiendo el trabajo en oración.
San José sabe mejor que santa Teresa que para que el amor y la amistad sena verdaderos y duraderos tiene que llevar el alma a la oración rebosante de amor y vivir la oración con esa llenez de amor. Su vida es una oración continua porque es un acto de amor ininterrumpido. San José no dejó nunca, en ningún instante de amar a Dios Padre, a Jesús, su hijo y a María su esposa y a todos los hombres. Y siempre creciendo en amor..
Sabe mejor que santa Teresa que Dios tiene un interés particular de comunicarse con los hombres y que de qué buena gana está con nosotros y quiere compartirlo con nosotros y que tiene este Señor nuestro en tanto que le queramos y procuremos su compañía, pues ¿qué no haría san José para que este interés y deseos y ganas de Dios se cumplan, yendo muchas veces a tratar de amistad a solas con él y viviendo en oración continua, en amor ininterrumpido? Y porque vivió en una oración continua complació y agradó siempre a Dios Padre y el Padre a su vez, por esa misma razón tenía sus complacencias con san José, como las tenía con Jesús y con María.
Si de algo se sirve Dios es de que el alma se engrandezca y como no hay otra cosa en que más la pueda engrandecer e igualarla consigo que el amor, por eso Dios solo se sirve de que el alma le ame, porque la, propiedad del amor es igualar al que ama con la cosa amada (CE 26,8). Sí, Dios solo ser sirve del amor, delante de Dios lo único que vale y cuenta es el amor. Lo que no sea amor no vale para nada..
Si la oración consiste en mirar al Señor con amor y creer sinceramente que él nos mira, ¿qué fue la vida de san José sino un mirar continuo y prolongado por los años a Jesús y ver que Jesús le mira a él. Se establece entre ellos una vida de oración continuada porque el mirar de Dios y en Dios es amar. La vida de José fue un trato de amistad y de amor estando muchas veces a solas con Jesús y María , un intercambio continuo de miradas y de amor.
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