El alma que confía en Mi misericordia es la más feliz porque Yo Mismo tengo cuidado de ella. (Palabras de Jesús a Santa Faustina Kowalska - Diario #1273)
¡Qué lindo que es confiar en alguien! ¡Y qué dolor se siente cuando uno es traicionado en su confianza! Pero con Dios no sucede así, porque quien más confía en Él, en su Misericordia y Bondad, cada vez es más feliz, y puede dejar todas sus cosas en manos de Dios, porque Él sabrá conducir al alma por los caminos de la felicidad.
El Sagrado Corazón de Jesús quiere que hagamos un pacto con Él. Nos ha dicho: "Cuida tú de mi honra y de mis cosas, que mi Corazón cuidará de ti y de las tuyas".
Éste es un dulce pacto que debemos hacer realidad, cumpliendo por nuestra parte lo que nos toca a cada uno de nosotros, es decir, ocuparnos por la gloria de Dios y la salvación de las almas, que de todo lo nuestro se ocupará el Señor.
Debemos confiar en Dios hasta el punto de parecer tontos, porque así hizo la Virgen, que confió en Dios a pesar de todas las apariencias en contra. ¿No confió de esa manera en el Calvario, cuando moría su Hijo como un delincuente?
Efectivamente nunca tendremos suficiente confianza en Dios. ¡Y son tantas las ventajas! Leamos lo que nos dice Jesús Misericordioso:
"Que las almas que tienden a la perfección adoren especialmente Mi misericordia, porque la abundancia de gracias que les concedo proviene de Mi misericordia. Deseo que estas almas se distingan por una confianza sin límites en Mi misericordia. Yo Mismo Me ocupo de la santificación de estas almas, les daré todo lo que sea necesario para su santidad. Las gracias de Mi misericordia se toman con un solo recipiente y éste es la confianza. Cuanto mas confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son Mi gran consuelo, porque en tales almas vierto todos los tesoros de Mis gracias. Me alegro de que pidan mucho, porque Mi deseo es dar mucho, muchísimo. Me pongo triste, en cambio, si las almas piden poco, estrechan sus corazones." (Diario #1578)
Con estas palabras de Jesús ya no podemos ser infelices, porque si confiamos en Dios, en su Misericordia, tendremos y obtendremos todo de Él.
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