15-08-03
(La Asunción)
Virgen:
Mis manos permanecen siempre firmes sobre vosotros, mi bendición jamás os será
retirada. Siempre contaréis con mi ayuda, siempre, ¡siempre! Ninguno se sienta
huérfano. Sois los hijos predilectos del Rey. ¡Oh! ¡Qué mal han entendido algunos
esa predilección!
Mirad, hijos, os llamo ahora, urgentemente, porque se está llevando a cabo una
masacre ¡una masacre en mis filas! Y yo tengo el rostro serio y grave. Una
masacre. ¡Miradles! Todos vuestros hermanos muriendo, muriendo y muriendo...
Hay muchas muertes en el campo de batalla. Aunque todo esté aparentemente
tranquilo. Aunque vosotros aquí estéis como en un remanso de paz, allá, en el
campo de batalla, muchos de los míos están pereciendo a manos de sus enemigos.
¡Sí! ¡Los míos! Hija, se diezma mi Ejército.725
El estandarte de vuestra salvación es la Eucaristía. Aquel que porte la Eucaristía,
que sea persona eucarística, hará retroceder a las hordas del Maligno.
Sed Eucaristía. Yo también era Eucaristía. Imitadme.
725 La Virgen se me aparece como una gran Mujer que viene del Campo de Batalla
de atender a los suyos. Está cansada. Ha hecho una parada para venir a contarme
esto. Es como si nosotros estuviéramos ajenos a una gran guerra que está
ocurriendo a nuestro alrededor. Como si estuviéramos en un remanso de paz, y
afuera todo es violencia. La Virgen viene a decírnoslo. Y a requerir nuestra ayuda. Allá afuera se necesita gente. El ejército del mal va diezmando la
población. Oigo ayes, gritos, ruido de cruel matanza. Puedo sentir cómo están
matando a los nuestros. La Virgen ha entrado y se ha apoyado descansando,
aunque sigue de pie. Estoy en una tienda de campaña y la tela que hace de puerta
se ha corrido y puedo ver un poco de la batalla. La Virgen no está radiante sino
que está cansada, y sus ropas no rotas pero sí como de alguien que viene de
trabajar y moverse mucho. Tengo que salir de la tienda pues me están llamando
con premura. Entonces veo como un caballo sin jinete que me está esperando.
Subo y cojo un estandarte ante el cual, los enemigos se abajan hasta el suelo,
inclinan la cabeza. El estandarte es la Eucaristía.
16-07-2003
Virgen:
¡Oh, pobres cobardes que no supieron decir lo que tenían que decir!
Si a mis revelaciones particulares le quitas todo lo que tienen de sobrenatural, ¿qué
queda?
Si al Corazón de Jesús le quitas las experiencias místicas, ¿qué queda?
¿Cómo hablar de mi Amor sin las muestras de mi Amor?
Es como hablar a
vosotros, hombres, de algo etéreo, sin forma.
El Amor tiene forma, y tiene forma humana: es Jesús.726
¿Quieres algo más humano que Jesús? No lo hay. Él es el Hombre. El Hombre por
excelencia.727
¿Por qué querer demostrar que el Hombre no tiene trato con los hombres a los que
precisamente ha llamado a tener trato con Él?
¡No se puede predicar una cosa y luego la contraria inmediatamente encima! La
gente no acude.
Vosotros tened la valentía al hablar de Mí y de mi Hijo.
¡Oh, pobres hombres! ¡oh, pobres hombres!728
Hija mía, mi llanto no es un llanto de desesperación, pues siempre me queda la
esperanza. Es un llanto de Dolor. Dolor por los no avanzados, llamados a avanzar.
¡Oh, pobres hijos!
Hija, su vida es dura, es dura. Porque se creen abandonados de la Casa Paterna,
cuando han sido ellos los que se han ido.
726 “La revelación del Amor y de la Misericordia tiene en la historia del hombre una
forma y un nombre: se llama Jesucristo" (San Juan Pablo II: Redemptor Hominis,
9).
727 Cfr. GS 22.
728 Aquí la Virgen no se ha podido contener más y ha llorado
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