Redacción ACI Prensa
Papa Francisco / Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)
El Papa Francisco ha enviado un mensaje a los participantes de la Jornada de Estudio promovida por la FAO titulada “Agua, agricultura y alimentación: construyamos el mañana” que ha tenido lugar en la Universidad Politécnica de Madrid (España).
“La lluvia, la cosecha, el alimento. La sabiduría bíblica veía un estrecho vínculo entre estos elementos y los interpretaba desde la óptica del agradecimiento, nunca desde la voracidad o la explotación”, aseguró el Papa.
También precisó que “la fe y la experiencia de las personas creyentes les lleva a este reconocimiento, que se transforma para nosotros en una acuciante llamada a la responsabilidad, a no quedar atrapados en cálculos mezquinos que impidan ayudar a los menos favorecidos, a quienes se ven privados de lo más básico”.
Por eso subrayó el subtítulo del encuentro que calificó de “inspirador” ya que “en el vocablo “construir” encierra un sentido de positividad, la aportación de un beneficio, la apertura al otro, la reciprocidad y la colaboración”.
Unas claves que el Papa Francisco animó a no olvidar ya que “el mañana que todos queremos únicamente podrá ser el resultado de una cooperación leal, solidaria y generosa”.
El Papa Francisco explicó que los actuales retos de la humanidad “revisten tal complejidad que exigen la suma de ideas, la unidad de esfuerzos, la complementariedad de perspectivas, a la vez que la renuncia al egoísmo excluyente y al protagonismo pernicioso” para ser resueltos.
“De esta manera se tomarán decisiones acertadas y se pondrán unas bases sólidas para edificar una sociedad justa e inclusiva, donde nadie quede atrás. Una sociedad que sitúe a la persona humana y sus derechos fundamentales en el centro, sin dejarse arrastrar por intereses cuestionables que solo enriquecen a unos pocos, lamentablemente siempre a los mismos”, aseguró el Papa en el mensaje.
Además destacó que ésta será la vía para procurar que las generaciones venideras “encuentren un mundo armónico y sin rencillas, con los recursos necesarios para disfrutar de una vida digna y en plenitud”.
De esta manera el Papa Francisco recordó que aunque la tierra tiene recursos para todos, “una multitud ingente de personas padece hambre y es cruelmente fustigada por la pobreza”.
Como modo de erradicar estas “lacras” bastaría eliminar “injusticias e inequidades” y poner en su lugar “políticas previsoras y de largo alcance, medidas eficaces y coordinadas, de modo que a nadie falte el pan cotidiano ni carezca de aquellos medios que son precisos para existir”.
Entre ellos el Papa destacó el agua como algo “primordial”, pero que “por desgracia, no todos tienen acceso a ella, por lo que es perentorio que se distribuya mejor y se gestione de forma sostenible y racional”.
También aseguró que es “ineludible el cuidado y protección del medio ambiente, custodiando su belleza” y animó a tratar a la tierra “con ternura, para no causarle heridas, para no arruinar la obra que salió de las manos del Creador”.
“Cuando esto no se lleva a cabo, la tierra deja de ser fuente de vida para la familia humana. Y esto es lo que ocurre en no pocas regiones de nuestro planeta, donde el agua está contaminada, se acumulan las basuras, la deforestación avanza, el aire está viciado y el suelo acidificado”, precisó.
Algo que genera “un cúmulo nocivo de males y miserias”, que también se encuentran “cuando los alimentos se desperdician y no se comparten”.
Por eso aseguro que es “imprescindible educar a los niños y a los jóvenes a nutrirse sanamente, no simplemente a comer. El nutrirse correctamente comporta conocer el valor de los alimentos, desengancharse del consumismo frenético y compulsivo y hacer de la mesa un lugar de encuentro y fraternidad, y no solo el espacio para la ostentación, el despilfarro o las veleidades”.
El Papa Francisco terminó el mensaje a los participantes de esta Jornada de Estudio promovida por la FAO pidiendo para que tengan una “renovada voluntad de hacer de la tierra la casa común que a todos nos acoge, un hogar de puertas abiertas, un ámbito de comunión y beneficiosa convivencia”.
“De esta forma, el porvenir estará colmado de luz y podrá ser encarado por todos con confianza e ilusión, como fruto granado de un presente sereno y rico en semillas de virtud y esperanza”, aseguró.
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