22-01-2011
Virgen:
Con relación a la Iglesia de España, sus ministros y sacerdotes y todo el pueblo
de Dios. El pueblo y sus gobernantes y todos los habitantes de vuestro país.
Quiero deciros, amados, que corréis un grave peligro si no os enmendáis.467 Hace
tiempo que os dije que, vestidos de sayal y de ceniza, hicierais penitencia y
adorarais la Eucaristía, Dios realmente presente en el Santo Sacrificio del Altar.
Que, realmente arrepentidos de vuestros pecados, volvierais vuestros ojos a Dios e
hicierais cambio de vida. Pero observo que todo esto es obviado y rechazado por
vosotros, vuelto la espalda, olvidáis y rechazáis mis avisos, los mandatos de Dios y
las amonestaciones hechas con tanto Amor hacia vosotros por Él, partiendo de los
principales entre vosotros, que no quieren oír y cierran las bases a los más
pequeños. Haciendo caso omiso de mis manifestaciones hacia vosotros, Yo, que
vengo como Madre amorosa que se resiste a ver perecer a sus hijos.
¿No puede una Madre avisar a sus hijos del peligro?
Y si es así que existo y que os amo, sabiendo que vais a caer en el peligro, ¿Cómo
no venir Yo misma a avisaros?
¿Por qué no atender a las palabras de vuestra Madre? ¿Es así que ya no me tenéis
respeto?
¿Es España, tan “mariana”, la que me dará la espalda a Mí? ¿Es que mis advocaciones y mis santuarios, aquellos que me habéis construido, ya
no os dicen nada, ni os evocan ni os llaman, ni tienen nada que ver con vosotros?
Hijos: ¿olvidasteis la fe de vuestros padres, aquellos que me los han construido?
¿Es que no supieron transmitírosla?
¿Es que no se encuentra España rica en todo este tesoro espiritual, acumulado por
los siglos? ¿El tesoro lo tenéis encerrado en cofres de hierro y en cajas con siete
cerrojos? ¿Para qué acumular un tesoro muerto?, ¿para que se apolille y lo coman
los gusanos?
Mirad, hijos, que os digo, que un Gran Castigo está para sucederos si no os
enmendáis.468
Porque he aquí que Dios no puede estar permanentemente regalando para que no se
le responda. Las gracias acumuladas son muchas y van pidiendo respuesta. No dará
más, para no procuraros más condenación. Pero habréis de pagar por vuestra
negación e incorrespondencia a las Gracias.
Por eso si no queréis sufrir más y no queréis veros afectados por la gravedad de los
Castigos, empezad desde ahora un cambio de vida, acompañado de sayal y
penitencia y de adoración y vida eucarística.
Para ello, venid conmigo y congregaos junto a mi Corazón.
Yo, como Madre solícita, he venido a salvaros a los últimos rescatados del desastre.
Los que aún puedo llevar conmigo para no perecer. El Señor aún me concede
rescatar un Resto. Estos, venid sin dilación, no tengáis miedo.
Pedid luz para reconocer vuestros pecados, arrepentíos, y haced penitencia.469
Llevad luego una vida recta y según Dios, con el impulso siempre de estar
avanzando siempre.
Cuando veáis que los Castigos caen sobre vuestros hermanos, no asustaros. Todo
esto sabéis que ha sido predicho. No tengáis miedo. Pedidme rescate por ellos, que
lograremos salvarlos a muchos de perecer.
(Se refiere a que ellos sufren los castigos. Entiendo que son castigos físicos.
Mueren o sufren muchísimo, pero, con nuestra oración, les libramos del
infierno).
Pero ahora, con este Resto, es con el que Yo construiré la civilización del futuro, el
Reinado de paz, la era del Amor.
Pasaréis todos por el cancel del sufrimiento. Ninguno se librará de él. El
sufrimiento es necesario, el sufrimiento libera, el sufrimiento es Amor. No soñad
vuestra adherencia a mí como vida libre de sufrimiento.470
Más bien al contrario: vedla como sufrimiento entendido según el plan de Dios,
ofrecido y puesto para algo. Yo vendré, hija mía, a liberar a mis hijos.471 Vosotros no tenéis nada que perder. No es en los planes humanos y en una u otra obra que Yo os vengo a liberar. Os
vengo a liberar en la Cruz de Cristo.
Bajaos los humos, todos aquellos pensadores que creen que ellos tienen o en ellos
está la solución. La solución sólo está en Cristo.
Iréis viendo cómo no sale nada de lo que intentéis sin Cristo.472 Sólo así
comprenderéis.
Os auguro grandes retos y grandes sufrimientos.
Os predigo grandes castigos.
Os invito a la santidad.
Cada uno de vosotros vea, individualmente, cómo responder.
¿No queréis venir conmigo? No tendréis parte conmigo.473
Los que estéis con “La Señora” seréis salvados del Desastre y de perecer. Venid
conmigo. Venid a mi vera.
Te bendigo, niña, con mi bendición maternal, en el Nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo. Amén.
467 Cfr. Lc 13,3.5.
468 Cfr. Ibid.
469 Cfr. Mt 3,2; 4,17; Mc 1, 15; etc.
470 Cfr. Lc 9,23.
471 Cfr. Lc 21,28.
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