26-02-2011
Jesús:
Enderezad a mí los caminos que se tuercen. Las sendas empinadas, allanadlas.482
Ven a Mí, Profeta, que te llamo.
Como dista la aurora del ocaso, así distan mis mandatos (caminos) de los
vuestros.483
Como madre primeriza alimenta a su retoño, así tenéis que ser vosotros
amamantados, díscolos niños, que huís frente a la advertencia y espantáis ante el
regaño.
Pues, oráculo de Yahveh, que Yo seré para vosotros esa madre joven que derrocha
el cuidado y el mimo con su criatura, el hijo de sus entrañas.
He aquí que si he de hacerme “delicado en extremo”, lo haré. Lo haré si es así
como consigo hacerme entender por vosotros. Lo haré si es así como logro que me
atendáis y me sigáis.
He aquí que soy como el Novio enamorado de su esposa, que espera ansioso la
noche de bodas. He aquí el Dueño del Universo que baja a desposarse con su
criatura. He aquí el esposo fiel, el Amante ardiente. He aquí la esposa núbil,
desposada en los días de su juventud, sobre la que el esposo derrama todo su afecto
y toda su atención.484
No la esposa traicionada, la esposa ajada, despreciada por vía de su marido, que se
fue tras los afeites y atavíos de otras más jóvenes y atrayentes para él. Esposo tonto
que no supo valorar los presentes de una viuda. Viuda, pues él es ya muerto a la
vida, para caer en la fosa del pecado y del fango. Matrimonio inexistente, vínculo
quebrado. Unión deshecha antes de nacer. Vida no-vida.
¡Oh, no escuches, corderita, voces que te dicen que es así el sino del hombre sobre
la tierra! Porque no es así. Que no quieran hacerte creer la mentira ni que nades en
la falsedad, como es ellos y su mentira de vida. No os creé para esto, ni es esto el
final del hombre sobre la tierra. No transijas ni tragues con el veneno que sus
lenguas te inoculan en los oídos. Desdéñalos, como ellos desdeñan todo lo santo y
te desdeñan a ti. Desdéñalos, pues “aquí estoy Yo, para salvarte”.485
Tú sigue predicando la verdad de vida y no cueles el camello, ni te tragues el
mosquito.486
¡Oh, Amada! Las Palabras se agolpan en mi boca y no saben cómo salir y ansiosas
quieren hacerlo de una, bajo el temor que tú tengas para Mi hoy, como siempre,
“poco tiempo”.
Jesús, ¡por favor! ¡Voy a morirme si me hablas así!
Mas cómo quieres que te hable, amada, si “por ti bebo los vientos” y estoy sentado
al borde del camino, a la sombra, esperando tu paso en el día. Y si, en ese paso,
repararás en Mí, sentado bajo la palmera y deseoso de recibir una miradita tuya.
Jesús mío, ¿qué quieres? ¿Qué me vuelva loca?
Sí, de Amor. Como lo estoy Yo.
482 Cfr. Is 403s; Mt 3,3.
483 Cfr. Sal 103,12; Is 55,8s.
484 Cfr. Ez 16; Is 62, 3.5.
485 Cfr. Jr 30,11; 42,11
486 Cfr. Mt 23,24.
No hay comentarios:
Publicar un comentario