CAPÍTULO II
DEFORMACIONES DEL CULTO A MARÍA
90 Presupuestas las cinco verdades anteriores, es preciso,
ahora más que nunca, hacer una buena elección de la
verdadera devoción a la Santísima Virgen. En efecto, hoy
más que nunca, nos encontramos con falsas devociones que
fácilmente podrían tomarse por verdaderas. El demonio,
como falso acuñador de moneda y engañador astuto y
experimentado, ha embaucado y hecho caer a muchas
almas por medio de falsas devociones a la Santísima Virgen,
y cada día utiliza su experiencia diabólica para perder a
muchas otras, entreteniéndolas y adormeciéndolas en el
pecado so pretexto de algunas oraciones mal recitadas y
de algunas prácticas exteriores inspiradas por él. Como un falsificador de moneda no falsifica ordinariamente sino el oro y la plata, y muy rara vez los otros metales,
porque no valen la pena, así el espíritu maligno no falsifica
las otras devociones tanto como las de Jesús y María -la
devoción a la sagrada comunión y la devoción a la
Santísima Virgen-, porque son, entre las devociones, lo que
el oro y la plata entre los metales.
91 Es por ello importantísimo: 1. conocer las falsas
devociones, para evitarlas, y la verdadera, para abrazarla;
2. conocer cuál es, entre las diferentes formas de devoción
verdadera a la Santísima Virgen, la más perfecta, la más
agradable a María, la más gloriosa para Dios y la más eficaz
para nuestra santificación, a fin de optar por ella.
92 Hay, a mi parecer, siete clases de falsos devotos y falsas
devociones a la Santísima Virgen, a saber:
1. los devotos críticos;
2. los devotos escrupulosos;
3. los devotos exteriores;
4. los devotos presuntuosos;
5. los devotos inconstantes;
6. los devotos hipócritas;
7. los devotos interesados.
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