1.-PRIMERA ORACIÓN
Oración que salva miles de almas
En el nombre del Padre...,Señor mío Jesucristo...
¡Oh Jesús! yo os pido humildemente me concedáis
la gracia de salvar un alma por cada latido
de mi corazón, unido a los latidos del vuestro
y a los del Corazón Inmaculado de vuestra
Santísima Madre. Os lo suplico por vuestra
Preciosa Sangre y vuestra Divina Misericordia,
salva las almas, sálvalas Señor.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Extraordinaria promesa de Cristo
“Si me piden salvar un alma por cada latido de su corazón, se lo concederé a
quien
me lo pida” (Mensaje del Señor a los Siervos del Divino Amor, año 1976).
Nota explicativa: Esta Oración es válida sólo durante 24 horas ( por esto hay
que rezarla todos los días), y se refiere a la salvación de almas que aún
viven. No es aplicable, por tanto a las almas del Purgatorio. (Con
licencia eclesiástica)
2.-SEGUNDA ORACION
MENSAJE DE AMOR QUE LE COMUNICO EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Mensaje de amor que el Sagrado Corazón de Jesús lanza al mundo para salvarlo.
Mientras el mundo se atomiza y desintegra por el odio de los hombres y de los
pueblos, Jesucristo quiere renovarlo y salvarlo por el amor.
Quiere que se eleven hacia el cielo llamas de amor que neutralicen las llamas
del odio y del egoísmo.
A tal efecto, enseñó a Sor M. Consolata Bertrone un Acto de Amor sencillísimo
que debía repetir frecuentemente, prometiéndole que cada Acto de Amor salvaría
el alma de un pecador y que repararía mil blasfemias.
La fórmula de este Acto es:
"Jesús, María, Os Amo, Salvad las Almas"
Allí están los tres amores: Jesús, María, las almas que tanto ama Nuestro Señor
y no quiere que se pierdan, habiendo por ellas derramado Su Sangre.
Le decía Jesús: "Piensa en Mí y en
las almas. En Mí, para amarme; en las almas para salvarlas (22 de agosto de
1934). Añadía: la renovación de este Acto debe ser frecuente, incesante: Día
por día, hora por hora, minuto por minuto"(21 de mayo de 1936).
"Consolata, di a las almas que prefiero un Acto de amor a cualquier otro
don que pueda ofrecerme"... " Tengo sed de amor"... (16 de
diciembre de 1935).
Este Acto señala el camino del cielo. Con él cumplimos con el mandamiento
principal de la Ley: Amarás al Señor Dios tuyo con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente"... y a tu prójimo como a ti mismo.
Con este continuo Acto de Amor damos a Dios lo más excelente: que es amor a las
almas. Con esta Jaculatoria nos podemos comunicar constantemente con Dios. Cada
hora, cada minuto, es decir, siempre que lo queremos. Y lo podemos hacer sin
esfuerzo, con facilidad. Es una oración perfecta; muy fácil para un sabio como
para un ignorante. Tan fácil para un niño como para un anciano; cualquiera que
sea puede elevarse a Dios mediante esta forma. Hasta un moribundo puede
pronunciarla más con el corazón que con los labios.
Esta oración comprende todo:
Las almas del Purgatorio, las de la Iglesia militante, las almas inocentes, los
pecadores, los moribundos, los paganos, todas las almas. Con ella podemos pedir
la conversión de los pecadores, la unión de las Iglesias, por la santificación
de los sacerdotes, por las vocaciones del estado sacerdotal y religioso. En un
acto subido de amor a Dios y a la Santísima Virgen María y puede decidir la
salvación de un moribundo, reparar por mil blasfemias, como ha dicho Jesús a
Sor Consolata, etc., etc.
"¿Quieres hacer penitencia? ¡Ámame!", dijo Nuestro Señor a Sor
Consolata. A propósito, recordemos las palabras de Jesucristo al Fariseo Simón
sobre Magdalena penitente: "Le son perdonados muchos pecados, porque ha
amado mucho".
Un "Jesús, María, os amo, salvad las almas" pronunciado al
levantarse, nos hará sonreír durante el día; nos ayudará a cumplir mejor
nuestros deberes, en la oficina, en el campo, en la calle, etc. Se pronuncia
con facilidad, sin distraerse y con agrado.
Un "Jesús, María, os amo, salvad las almas", santifica los sudores,
suaviza las penas. Convierte la tristeza en alegría. Sostiene y consuela luchas
de la vida. Ayuda en las tentaciones. Hace agradable el trabajo. Convierte en
alegría el llanto. Fortalece y consuela en las enfermedades. Y trae las
bendiciones sobre los trabajos y sobre las familias.
Un "Jesús, María, os amo, salvad las almas". Ayudará a calmar tu
indignación, a convertir tu ira en mansedumbre. Sabrás mostrarte benévolo al
que te ofende. Volver el bien por el mal. Conduce a efectos nobles; palabras
verdaderas, obras grandes y sacrificios heroicos, iluminará tu entendimiento
con luces sobrenaturales; estimulará el bien, retraerá el mal. Obtendrá el
arrepentimiento al pecador; en el justo avivará la fe y le hará suspirar por la
felicidad eterna.
Dios merece ser amado por ser nuestro Sumo Bien. Esta Jaculatoria es un dulce
cántico para Jesús y María.
¡Cuán dulce es repetirlo frecuentemente! ¡Cuán agradable es avivar el fuego de
amor a Dios!
Y habiéndolo pronunciado millares de veces durante tu vida, ¡cuán alegre será
tu hora de la muerte, y qué gozosa volará tu alma al abrazo de Jesús y María en
el cielo!
Dijo Jesús a Sor Consolata:
"Recuerda que un Acto de amor decide la salvación eterna de un alma y,
vale como reparación de mil blasfemias. Sólo en el cielo conocerás su valor y
fecundidad para salvar almas".
"No pierdas tiempo, todo Acto de amor es un alma". Cuando tengas
tiempo libre y no tengas otra cosa que hacer, toma tu corona del Rosario en tus
manos y a cada cuenta repite: "Jesús, María, os amo, salvad las
almas"... En cuatro o cinco minutos habrás hecho pasar por tus dedos todas
las cuentas y habrás salvado 55 almas de pecadores, habrás reparado por 55.000
blasfemias.
Y si esto lo repites varias veces o muchas veces al día podrás salvar
centenares y miles y hasta millones de almas... Y esto sin ser misionero entre
los paganos, ni predicador...
¡Cuánto consuelo en la hora de la muerte y cuánta gloria tendrás en el cielo!
Dice San Agustín: "Quién salva un
alma, asegura su propia salvación", y quién salva centenares y millares y
hasta millones de almas, con un medio tan fácil y tan sencillo, sin salir de su
casa, ¿que premio no tendrá en el cielo?
Nuestro Señor le pedía a Sor Consolata que repitiera frecuentemente ese acto de
amor hasta ser incesante, es decir, continuamente, porque continuamente van
muchas almas al infierno porque no hay quién las salve... Repitamos todo lo que
podamos esta Acto de amor: "JESUS, MARIA, OS AMO SALVAD LAS ALMAS",
para que sean muchas las almas que arranquemos al infierno para hacerlas
felices eternamente en el cielo. Las almas que salvamos con este Acto de Amor,
será un día nuestra corona de gloria en el cielo.
Cuando uno está ocupado con trabajos manuales, se puede repetir este Acto de
Amor con la mente y tiene su mismo valor como lo dijo un día Nuestro Señor
Jesucristo a Sor Consolata.
Ha habido almas que han salvado varios millones de almas, con este medio tan
sencillo...
Y nosotros por qué no podríamos hacer lo mismo en lugar de perder un tiempo tan
precioso en charlas inútiles; repitamos frecuentemente este Acto de Amor, y así
acumularemos tesoros preciosísimos para el Cielo.
"JESUS, MARIA, OS AMO, SALVAD LAS ALMAS":
-por la Iglesia y por el Papa
-por la santificación de los sacerdotes
-por las almas del Purgatorio
-por los agonizantes
-por los que se confiesan sacrílegamente
-por los que no asisten a misa los domingos
-por los misioneros
-por los enfermos
-por la conversión de los pecadores
-por la mayor santificación de los justos
En las dudas, en las tentaciones.
En las dificultades de la vida, Por algún intención en particular.
Podemos enseñarlo también a nuestros amigos y parientes que lo recen, que lo
propaguen. Gran alivio sentirá el moribundo si se le sugiere al morir.
Al levantarnos sea nuestro pensamiento. Al acostarnos nuestra última oración.
Los que se salvaron están en el cielo por haber amado a Dios. Los grados de
gloria en el cielo se miden por la intensidad del amor que las almas
practicaron en la vida.
Sólo entonces nos daremos cuenta de lo que vale un Acto de Amor y de su
fecundidad en salvar almas.
Sor Consolata le pidió un día a Jesús: "Jesús
enséñame a orar". Y he aquí la Divina respuesta: " ¿No sabes
orar?" ¿Hay acaso oración más hermosa y que sea más grata que el Acto de
Amor?
3.- TERCERA ORACIÓN
Oremos por las Almas del purgatorio. Es una obra de Caridad y Misericordia.
PRESIGNARSE: "En el Nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén".
SEÑOR MÍO JESUCRISTO: "Señor mío
Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y
porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos
ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de Vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más
pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén".
ORACIÓN QUE LIBERARÁ 1000 ALMAS DEL PURGATORIO CADA VEZ QUE
SEA OFRECIDA A DIOS:
"Padre Eterno, os ofrezco la Preciosísima Sangre de Vuestro Divino Hijo
Jesús, junto con las Misas que se digan en todo el mundo hoy: * Por todas las
benditas almas del Purgatorio. * Por los pecadores en todas partes. * Por los
pecadores en la Iglesia Universal. * Por los de mi propio hogar, y dentro de mi
familia. Amén".
4.* CUARTA ORACIÓN
Rezo del Santo Rosario
V. En
el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre...
R. Como era en el principio...
Los misterios que hemos de contemplar son
Lunes y Sábados:
LOS MISTERIOS GOZOSOS
[Al
final de cada misterio suele decirse:]
Dios te salve, María, Hija de Dios Padre; Dios te salve, María, Madre de Dios
Hijo; Dios te salve María, Esposa del Espíritu Santo. Templo y sagrario de la
santísima Trinidad, no permitáis, Señora, que ningún cristiano viva ni muera en
pecado mortal ni venial. Amén.
Jueves:
LOS MISTERIOS LUMINOSOS
Martes y Viernes:
LOS MISTERIOS DOLOROSOS
Miércoles y Domingos:
LOS MISTERIOS GLORIOSOS
[Terminado
el rezo de los misterios correspondientes, suele saludarse a la Virgen en sus
"tres purezas" y recitarle la Salve:]
V. Virgen
purísima antes del parto.
R. Purifica nuestros pensamientos.
Avemaría
V. Virgen
purísima en el parto.
R. Purifica nuestras palabras.
Avemaría
V. Virgen
purísima después del parto.
R. Purifica nuestras obras y deseos.
Avemaría
Para más
obligar a la Virgen santísima, saludémosla con una "Salve": Dios te
salve...
LAS QUINCE PROMESAS
DE LA VIRGEN MARÍA
A QUIENES RECEN EL ROSARIO
1.- El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier
gracia que me pida.
2.-
Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente
recen mi Rosario.
3.- El
Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los
vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.
4.- El
Rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la
misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo
al amor por Dios y los elevará a desear las cosas celestiales y eternas.
¡Cuántas almas por este medio se santificarán!.
5.- El
alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.
6.- El
que con devoción rezare mi Rosario, considerando misterios, no se verá oprimido
por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador;
perseverará en la gracias, si es justo, y en todo caso será admitido a la vida
eterna.
7.-
Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia.
8.-
Quiero que todos los devotos de mi Rosario tenga en vida y en muerte la luz y
la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los
bienaventurados.
9.-
Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del Rosario.
10.-
Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.
11.-
Todo lo que se me pidiere por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12.-
Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13.-
Todos los que recen el Rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a
los bienaventurados del cielo.
14.-
Los que rezan mi Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi
Unigénito Jesús.
15.-
La devoción al santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la
gloria.
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