El editorial que hoy le enviamos intenta dar respuesta a esta solicitud del Santo Padre, por lo que su contenido trata de nuestra Fe en Jesuscristo y en la Iglesia. Deseamos que sea de su agrado y le invitamos, como el Papa, a divulgarlo por internet.
Para verlo sólo debe dar click al link.
La película que protagonizan Anthony Hopkins, en el papel de un sacerdote católico que reside en Roma, y Colin O’Donoghue, en el rol de un seminarista que ha concluido sus estudios de teología en un seminario de los Estados Unidos, es una adaptación del libro escrito por Matt Baglio que se fundamenta en acontecimientos que sucedieron en la realidad.
El título de la película hace referencia al rito del exorcismo, que es la trama central, aderezada con el argumento principal de que Michael Kovak, el seminarista, mantiene sólidas dudas acerca de la existencia real del demonio como criatura actuante en el mundo, dudas que defiende con argumentos que intentan demostrar que las posesiones satánicas no son otra cosa sino la manifestación de trastornos emocionales o psiquiátricos. Pero estas no son las únicas dudas que aquejan a Kovak, pues al término de sus estudios de teología, y ante su inminente ordenación sacerdotal, se encuentra a sí mismo confrontado por lo que él piensa que es una pérdida de fe, y en un acto de honestidad le presenta al Padre rector del Seminario su deseo de no ordenarse. En respuesta su superior le ofrece un tiempo que le sirva para discernir y lo envía a la ciudad de Roma con la oportunidad de asistir a un curso de preparación de exorcistas pues se ha evidenciado la necesidad de que cada diócesis del mundo cuente con la presencia de uno debidamente formado.
El curso se desarrolla en una universidad de Roma, probablemente el Angelicum Instituto, pues el profesor formador es un fraile dominico, quien al percatarse de las dudas del seminarista Kovak, lo envía con un salvoconducto al Padre Lucas, el sacerdote interpretado por Anthony Hopkins, que se desempeña en el ministerio de exorcista.
Lo demás de la trama consiste en presentar partes del rito del exorcismo mediante la exposición de algunos casos de personas asediadas y poseídas por el demonio. Se trata de posesiones satánicas, propiamente dichas, y el ritual no es otro sino el rito del “exorcismo mayor”, que consiste en la liberación de la persona poseída hasta la expulsión total del demonio que la posee, rito que no puede practicar nadie que no sea exorcista, y cuyo manual, el “ritual del exorcismo”, fue modificado y actualizado, luego de tener vigencia por siglos, durante el pontificado de Juan Pablo II.
Las experiencias vivenciales por las que pasan ambos clérigos hacen que el seminarista termine por creer en la existencia real del demonio, luego de que en uno de los momentos culminantes, el Padre Lucas le haga notar, en franca referencia al diablo, que “sólo se le puede vencer si se cree en él”, lo que consigue más tarde al triunfar sobre Belceebul después de un complicado exorcismo en el que se manifiesta en varias ocasiones hasta llegar a agredirle mediante vejaciones en su propia persona.
El Rito es una película bien lograda, que comienza con una frase del Papa Juan Pablo II en la que se afirma que la existencia del demonio es real, y que termina explicando que en la actualidad el Padre Lucas desempeña su ministerio en la diócesis de Florencia y el Padre Michael Kovak (ya ordenado sacerdote) lo hace en la arquidiócesis de Chicago, ya que la trama es real.
Es recomendable ver El Rito, pero es necesario saber que la causa principal por la que en años recientes ha crecido el número de casos de infestaciones, asedios, vejaciones, obsesiones y posesiones satánicas, obedece a que el demonio ha empleado con mayor intensidad un falso ropaje que le evita presentarse abiertamente.Es el disfraz del esoterismo, brujería, limpias, santería, magia negra, ouija, tarot, energías, horóscopos y todo aquello que se dice corresponde a “lo oculto”.
Todo individuo que acude a que se le practique una “limpia” ignora que en el brujo actúa el demonio en persona, que la limpia consiste en despojarlo del bautismo, de los sacramentos y de la Gracia santificante, para abrirle el camino del asedio al demonio para permitirle apoderarse de su voluntad.
La única vía de impedimento para las irrupciones demoniacas es la asistencia a Misa y la práctica de los sacramentos, entre ellos la Reconciliación y Eucaristía frecuentes, mayormente en quienes han participado en actos de ocultismo o de brujería.
Ahora le hablo directamente a usted que está leyendo este artículo: No espere más, acuda al sacerdote, reconcíliese con Dios, obtenga su perdón, recupere la Gracia y nunca jamás vuelva a recurrir a hechizos y brujerías. El demonio es real, es mentiroso, actúa y sólo quiere la destrucción de la criatura a quien Dios tanto ama, el ser humano.
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