"No tengáis miedo" fueron las primeras palabras que Juan Pablo II lanzó al mundo entero desde la Plaza de San Pedro, cuando inauguró su pontificado, el 22 de octubre de 1978. Esas palabras recorrieron, como una melodía, todo su trabajo como Vicario de Cristo, hasta su muerte santa en el 2005. "No tengáis miedo a la verdad de vosotros mismos"; es decir, el Papa propuso superar el miedo "del hombre y de lo que ha creado": " ¡no tengáis miedo de vosotros mismos!" El miedo es como un ancla que te mantiene varado, no te deja mover. Te impide buscar tu bienestar más allá de la circunstancia en la que ahora que encuentras. ¿Cuánto tiempo más vas esperar? Si estas convencido o convencida de que es el momento de dejar atrás esa vida de desvío, ¡hazlo hora! No tengas miedo de soltar las amarras. Tienes todo para ser felíz, ¡la vida terrena es tan corta ¡ que no vale la pena desperdiciarla envueltos en el pecado y la desolación . Hasta cuando vas a seguir sufriendo por ese vicio que enferma tu cuerpo y acaba con todo lo bueno que te rodea. Hasta cuando vas a permitir el abuso a tu persona y dignidad con falsas promesas que nunca se cumplirán. Cuanto tiempo más tendrá que pasar antes de que te des cuenta que nada en tu vida cambiará si tú no te decides a tomar otro camino. Salte de ese círculo vicioso en el que estás, deja atrás todo aquello que te hace daño, mira hacia el frente, has una nueva vida, sigue adelante. No te detengas. ¡¡ No tengais Miedo ¡! ¡No tengáis miedo a abrir de par en par las puertas a Cristo! Esta expresión es, posiblemente, uno de los gritos más esperanzadores y revolucionarios del mundo contemporáneo, que se debate entre la angustia y los miedos hacia los monstruos que él mismo ha creado: la pérdida de la dignidad humana, el homicidio, el adulterio, el aborto, pecados abominables que claman al cielo.
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