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El aborto, lo último para abusar ilegítimamente a la mujer
Hasta aquí nada nuevo. Y es que no es noticia que las abortistas tengan que recurrir a montar broncas para compensar sus carencias argumentales; esto ya se ha convertido en lo típico. Tampoco es extraño que diputados comunistas aplaudan a un movimiento extremista que
el año pasado derribó un monumento a las víctimas del genocidio ucraniano provocado por Stalin. No es noticia que se venda como defensora de la mujer una entidad creada por un hombre para pasear por el barro la dignidad de la mujer: la telebasura lo hace con mucha frecuencia y no sale en los telediarios. Ni siquiera es noticia que se invoquen los derechos de las mujeres para reclamar
el aborto, un acto cruel e inhumano que, además, supone el mayor triunfo del hombre sobre la mujer a lo largo de la historia.
Y es que el aborto y las tesis que usan los abortistas para respaldarlo han dejado a la mujer absolutamente sola a la hora de afrontar la maternidad, al presentar el acto de matar a su hijo por nacer como una decisión que debe de asumir ella sola y por tanto, cuyas consecuencias -tanto si lo mata como si no- ha de asumir ella sola. El aborto da satisfacción no a las mujeres, sino a los hombres que buscan tener sexo con ellas sin hacerse responsables de las consecuencias. A ellas les queda la responsabilidad de cuidar al hijo o, si deciden matarlo, el dolor y el remordimiento por lo que han hecho. Ya lo advirtió una de las pioneras del feminismo,Alice Paul, que dirigió la campaña que logró el voto para la mujer en Estados Unidos: “El aborto es lo último para abusar ilegítimamente a la mujer, el aborto es violarte hasta las entrañas.“
¿Aspira el lobby abortista a convertirse en una religión?
En el patético espectáculo montado por las ultras de Femen, lo que sí es noticia es ver a
los diputados de Izquierda Unida aplaudiendo a las alborotadoras que gritaban “aborto es sagrado”. No deja de ser curioso que una coalición comunista, que hace bandera del ateísmo militante y del odio a la religión, se deshaga en
aplausos hacia una invocación a lo sagrado, es decir, a lo que merece ser objeto de veneración por su carácter divino o sobrenatural. Por supuesto, que se defina como “sagrado” el acto de matar a un ser humano inocente e indefenso ya me parece el colmo de la majadería.
¿Piensan pedir que los aborteros sean elevados a la condición de sacerdotes de la nueva religión abortista? ¿Van a dar a los abortorios la condición de templos? ¿Pedirán que la matanza y descuartizamiento de embriones y fetos sea amparada por la ley como una manifestación religiosa?
El aborto, defendido por neopaganos como un sacrificio sagrado a Artemisa
Que las Femen -y por lo visto también IU- defiendan el aborto con argumentos religiosos es una paradoja, pues
para la izquierda todo argumento provida, por muy científico que sea, esreligioso y por tanto digno de rechazo y de no ser tenido en cuenta según su concepción laicista de la sociedad. Con todo, a pesar de tratarse de una paradoja, hay que decir que
no es la primera vez que se emplean argumentos religiosos para defender el aborto. El dirigente provida estadounidense Gregg Cunningham
contó el mes pasado en la sede de HazteOir.org el caso de la psicóloga
Ginette Paris, militante abortista y miembro de la secta neopagana Church of All Worlds. En su polémico libro
“El sacramento del aborto”, publicado en 1992,
defiende el aborto como un “sacrificio a Artemisa”, una diosa griega que invocaban las mujeres ante la enfermedad o el sufrimiento. En el marco de ese aborto presentado como un sacrificio ritual,
Paris presenta a la madre que aborta como el “verdugo”, afirmando que su cuerpo es “el primer y mejor altar de la Diosa” y que “el aborto es un acto sagrado”. Justamente lo mismo que opinan las feministas a las que hoy aplaudían los diputados de Izquierda Unida… En el caso de Paris, incluso se extraña de que haya mujeres que no dan una óptica religiosa al hecho de matar a sus hijos no nacidos:
“¿A qué ideal o a qué conjunto de valores está sacrificando ella el feto?” Grotesco.
Me pregunto si tanto las Femen como IU van a asumir todos los argumentos neopaganos de Ginette Paris. En el mismo libro, dicha militante abortista afirma que “es moralmente aceptable que una mujer que da la vida puede también destruir la vida en determinadas circunstancias.” Es decir, justifica sin rodeos y sin eufemismos que una madre pueda matar a sus hijos. Defiende el aborto pero no lo disfraza como una mera operación de quitarse un grano y otras mentiras habituales del lobby abortista, sino “como un sacrificio a Artemisa”, incluso lo presenta desde una óptica eugenésica, refiriéndose al aborto“como un sacramento para que el regalo de la vida se mantenga puro”, es decir, defiende matar -o sacrificar, como ella dice- a los hijos que sean impuros, imperfectos. Es el mismo principio que movía a la eugenesia nazi y que hoy en día defienden los partidos abortistas que consideran legítimo que una madre mate a su hijo por nacer si éste es discapacitado, por ejemplo. Por supuesto, al igual que IU y otros partidos abortistas, Paris prescinde de todo argumento racional, médico y científico. No hay ninguno que sirva para defender un acto cruel y violento como es matar a un hijo por nacer.
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