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El “Salterio de la Virgen María”, como antiguamente se le llamaba, era la “herramienta” que utilizaban las personas sencillas que no sabían leer o que no tenían libros, para reemplazar el rezo del Salterio, es decir, los 150 Salmos de la Biblia que los religiosos tenían que rezar cada semana.
Quienes no podían rezar los 150 Salmos de la Biblia, los reemplazaban por otras 150 oraciones, como por ejemplo: Padrenuestros, Credos, Ave María, etc…
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Ya en el siglo IX había en Irlanda la costumbre de hacer nudos en un cordel para contar, en vez de los salmos, las Ave Marías. Los misioneros de Irlanda mas tarde propagaron la costumbre en Europa y hubieron varios desarrollos con el tiempo
Para poder llevar de una mejor manera la cuenta de las oraciones que se rezaban, hacían nudos en una cuerda o ensartaban en ella pequeñas pepitas y allí iban contando. En tumbas muy antiguas se han encontrado estas cuentas o sartas de piedrecitas. Muchos enfermos murieron rezando, y en sus manos dejaron sus familiares aquello con lo cual iban contando las oraciones que enviaban al cielo.
SANTO DOMINGO DE GUZMÁN Y EL ROSARIO
A fines de los años 1171 Nació en Caleruega (Burgos-España), Santo Domingo de Guzmán, contemporáneo y amigo de san Francisco de Asís a quien visito para abrazar efusivamente. Santo Domingo de Guzmán fue el fundador de los Dominicos, Orden de los Predicadores.
La misión de los Dominicos es predicar para llevar almas a Cristo. Es el mandato misionero del maestro antes de subir a los cielos. El nos encargó a todos los bautizados la obligación de predicar. Domingo fue el hombre elegido para predicar la verdad contra el error.
SANTO DOMINGO RECIBE EL ROSARIO DE LA VIRGEN
La misión de Santo Domingo de Guzmán encontró grandes dificultades pero la Virgen vino a su auxilio. Estando en una noche, en oración, tiene una revelación donde, según la tradición, la Virgen le revela el Rosario como arma poderosa para ganar almas.
Esta tradición está respaldada por numerosos documentos pontificios.
Domingo trabajó por años en medio de desventurados. Por medio de su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo, por temor a ser ridiculizados y a pasar trabajos, los convertidos se daban por vencidos. Domingo dio inicio a una orden religiosa para las mujeres jóvenes convertidas.
Su convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla dedicada a la Santísima Virgen. Fue en esta capilla en donde Domingo le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.
LA VIRGEN ACUDE EN AYUDA DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
La Virgen se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.
Domingo salió con el rosario en la mano y lo predicó, y con gran éxito por que muchos que andaban por el camino del error volvieron a la fe católica.
LA PRIMERA CAPILLA A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
Al sur de Francia en la ciudad de Albi, existía una secta herética, condenada por la Iglesia. Lamentablemente la situación entre albingences y cristianos estaba además vinculada con la política, lo cual hizo que la cosa llegase a la guerra.
Simón de Montfort, el dirigente del ejército cristiano y a la vez amigo de Domingo, hizo que éste enseñara a las tropas a rezar el rosario. Lo rezaron con gran devoción antes de su batalla más importante en Muret. De Montfort consideró que su victoria había sido un verdadero milagro y el resultado del rosario. Como signo de gratitud, De Montfort construyó la primera capilla a Nuestra Señora del Rosario.
LAS PROMESAS DE LA VIRGEN A LOS QUE RECEN EL ROSARIO
Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica de Domingo y, con la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de Predicadores (mas conocidos como Dominicos).
Con gran celo predicaban, enseñaban y los frutos de conversión crecían. A medida que la orden crecía, se extendieron a diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de la Virgen.
El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción.
La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Sto. Domingo referentes al rosario
Es entonces cuando les revela las promesas para quien lo rece con devoción.
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