01 Hermanos santos, que gozan de una vocación sobrenatural, fíjense en Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra fe;
02 él merece la confianza de Dios que le dio este cargo, lo mismo que la mereció Moisés en la casa de Dios.
03 En realidad Jesús aventaja en mucho a Moisés, pues no hay comparación entre una casa y el que la construye.
04 Toda casa necesita un constructor, y hay un constructor de todo, que es Dios.
05 Moisés actuaba en toda la casa de Dios como fiel servidor, dando a conocer lo que le habían dicho.
06 Cristo, en cambio, está en su casa como el Hijo, y nosotros somos la gente de su casa, con tal que sigamos esperando con firmeza y entusiasmo.
07 Escuchemos lo que dice el Espíritu Santo: Ojalá escuchen hoy la voz del Señor;
08 no endurezcan su corazón, como ocurrió en el día amargo, el día de la tentación en el desierto,
09 cuando me tentaron sus padres, me pusieron a prueba y vieron mis prodigios
10 durante cuarenta años. Por eso me cansé de aquella generación y dije: «Siempre andan extraviados, no han conocido mis caminos.
11 Me enojé y declaré con juramento: No entrarán jamás en mi lugar de descanso».
12 Cuidado, hermanos, que no haya entre ustedes alguien de mal corazón y tan incrédulo como para apartarse del Dios vivo.
13 Más bien anímense mutuamente cada día, mientras dura ese «hoy»; que ninguno de ustedes se deje arrastrar por el pecado y llegue a endurecerse.
14 Hemos pasado a ser solidarios de Cristo, pero con tal de que mantengamos hasta el fin nuestra convicción del principio.
15 Fíjense en lo que dice la Escritura: Ojalá escuchen hoy la voz del Señor; no endurezcan su corazón, como ocurrió en el día amargo.
16 ¿Quiénes son esos que, después de haber oído, amargaron a Dios? Todos los que salieron de Egipto gracias a Moisés.
17 ¿Contra quiénes se indignó Dios durante cuarenta años? Contra los que habían pecado, por lo que perecieron y sus cadáveres quedaron en el desierto.
18 ¿A quiénes juró Dios que no entrarían en su lugar de descanso? A aquellos rebeldes, por supuesto,
19 y vemos que se les prohibió la entrada a causa de su falta de fe.
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