01 El rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras:
02 Eran de esas naciones de las cuales había dicho Yavé: «Ustedes no entrarán en sus casas ni ellas en las de ustedes, porque seguramente los arrastrarán tras otros dioses». Pero Salomón se apegó a ellas, las amó.
03 tuvo setecientas mujeres que eran princesas y trescientas concubinas, (además de la hija del faraón): Moabitas, amorreas, edomitas, sidonias e hititas (y sus mujeres pervirtieron su corazón).
04 Cuando Salomón fue de edad, sus mujeres arrastraron su corazón tras otros dioses; ya no fue totalmente de Yavé Dios como lo había sido su padre David.
05 Salomón siguió a Astarté, la diosa de los sidonios y a Milcom, la abominación de los amorreos.
06 Hizo lo que no gusta a Yavé en vez de obedecer perfectamente como su padre David.
07 Por ese entonces construyó en el cerro, al este de Jerusalén, un santuario a Quemos, la abominación de Moab, y otro a Milcom, la abominación de los amorreos.
08 Eso hizo para todas sus mujeres extranjeras que ofrecían incienso y sacrificios a sus dioses.
09 Yavé se enojó con Salomón porque se había apartado de Yavé Dios de Israel, el que, sin embargo, se le había aparecido dos veces
10 y le había prohibido que siguiera a otros dioses. Salomón no respetó las órdenes de Yavé,
11 y Yavé le dijo: «Ya que tú me has tratado así y no has observado mi alianza ni las leyes que te había dado, te quitaré el reino y se lo daré a tu servidor; está decidido.
12 No haré esto mientras vivas, en consideración a tu padre David, pero a tu hijo se lo quitaré.
13 Y aún así, no le quitaré todo el reino, le dejaré una tribu en consideración a David mi servidor y a Jerusalén que yo elegí».
14 Yavé le dio a Salomón un adversario, Hadad, que era de la familia real de Edom.
15 Cuando David venció a Edom y Joab, el jefe del ejército, fue allá a enterrar a los muertos, dio muerte a todos los varones de Edom.
16 Joab estuvo seis meses con Israel hasta exterminar completamente a todos los varones de Edom.
17 Pero Hadad había huido junto con edomitas servidores de su padre y refugiádose en Egipto; Hadad era aún muy joven en ese tiempo.
18 Partiendo de Madián, llegaron a Parán, luego continuaron llevando consigo a hombres de Parán. Así llegaron a Egipto donde el faraón, rey de Egipto, quien le dio una casa, víveres y tierras.
19 El faraón apreciaba a Hadad, le dio como esposa a la hermana de su mujer (esposa real se dice Tafnés en egipcio).
20 La hermana de Tafnés dio un hijo a Hadad, al que llamó Genubat. Tafnés educó a Genubat en la casa del faraón; vivía en el palacio junto con los hijos del faraón.
21 Hadad se enteró en Egipto que había muerto David y también Joab, jefe del ejército; entonces dijo al faraón: «Déjame volver a mi país».
22 El faraón le respondió: «Si nada te falta a mi lado, ¿para qué vas a volver a tu país?» Le dijo: «Es cierto que nada me falta, pero, déjame volver». Hadad regresó pues a su país lleno de odio contra Israel, y llegó a ser rey de Edom.
23 Dios le dio otro adversario a Salomón, Rezón hijo de Elyadá. Había huido de la casa de su patrón Hadadecer, rey de Soba,
24 se le había juntado gente y se había convertido en jefe de bandidos. Cuando David quiso acabar con ellos, se fueron a Damasco y se instalaron allí. Rezón llegó a ser rey de Damasco
25 y creó problemas a Israel durante toda la vida de Salomón.
26 Jeroboam también se rebeló contra el rey mientras estaba a su servicio. Era hijo de Nabat, originario de Sereda en la tribu de Efraín, y su madre, Seruya, era viuda.
27 Esto fue lo que aconteció: Salomón estaba edificando el Millo y cerrando la brecha de la ciudad de David su padre.
28 Ese Jeroboam era un hombre fuerte y de gran valor, y Salomón se había fijado en la calidad de su trabajo. Lo hizo jefe de los hombres sometidos a trabajos forzados de la casa de José.
29 Un día en que Jeroboam había salido de Jerusalén, el profeta Ajías de Silo lo encontró. El profeta iba vestido con un manto nuevo y estaban los dos solos en el campo.
30 Ajías tomó el manto nuevo que llevaba, lo partió en doce pedazos y dijo a Jeroboam:
31 «Toma para ti diez pedazos, porque esto dice Yavé, el Dios de Israel: Arrancaré el reino de la mano de Salomón, y te daré diez tribus.
32 Sin embargo dejaré una tribu a Salomón en consideración a mi servidor David y a Jerusalén, la ciudad que escogí en medio de todas las tribus de Israel.
33 Haré eso porque me abandonó, porque se postró delante de Astarté, la diosa de los sidonios, delante de Quemós, el dios de Moab, y delante de Milcom, el dios de los amorreos, porque no siguió por mis caminos para hacer lo que es justo a mis ojos, porque no obedeció mis leyes ni mis ordenanzas como David su padre.
34 Sin embargo, mientras viva, no le quitaré nada del reino y lo mantendré en el trono, en atención a David, mi servidor, al que elegí y quien observó mis mandamientos y mis leyes.
35 Le quitaré el reino a su hijo para darte a ti diez tribus;
36 daré sin embargo una tribu a su hijo para que David mi servidor tenga siempre una lámpara delante de mí en Jerusalén, la ciudad que escogí para que en ella habitara mi Nombre.
37 Haré que reines sobre todo lo que deseas; reinarás en Israel.
38 Si obedeces mis mandamientos, si sigues por mis caminos y haces lo que es justo a mis ojos, observando mis leyes y mis mandamientos tal como lo hizo David, mi servidor, yo estaré contigo. Te construiré una casa tan sólida como la que le edifiqué a David (
39 )».
40 Salomón trató de asesinar a Jero boam, pero éste se refugió en Egipto junto a Sesonc, rey de Egipto, y se quedó en Egipto hasta la muerte de Salomón.
41 El resto de los hechos de Salomón, todo lo que hizo y su sabiduría está escrito en el libro de los hechos de Salomón.
42 Salomón reinó en todo Israel desde Jerusalén cuarenta años.
43 Luego fue a acostarse con sus padres y lo enterraron en la ciudad de David, su padre. En su lugar reinó Roboam, su hijo.
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