Ya finalizó el mundial de fútbol, tiempo en que quizás hemos descuidado la oración. Pero ahora todo vuelve a la normalidad y es necesario que empuñemos nuevamente las armas de la oración, porque es sólo la oración, acompañada de la penitencia, la que salvará al mundo.
Sin oración estamos perdidos, porque todo nos lo da Dios. Pero Dios no da sus gracias ordinariamente si no rezamos. Por eso tenemos que orar mucho, en especial con el Santo Rosario, porque así recibiremos dones y gracias admirables, favores celestiales y hasta materiales, porque Dios nos quiere dar mucho, infinitamente, pero quiere que le pidamos con la oración.
No nos dejemos absorber tanto por las cosas, ya sea el deporte, la televisión, los espectáculos, de modo que olvidemos y releguemos la oración, que pospongamos el tiempo para rezar, porque de la oración depende nuestra vida y las vidas de quienes amamos. El demonio sabe esto, y por eso nos pone multitud de entretenimientos, con tal de que estemos ocupados y distraídos y no recemos. ¡Atentos con estas astucias del enemigo!
Es tiempo de oración. La Virgen viene pidiendo en todas sus apariciones que recemos más. Que queramos rezar, pues para quien quiere rezar, el tiempo llega solo. No existe la excusa de que "yo no tengo tiempo", pues el tiempo llega con seguridad para quien tiene buena voluntad de ponerse a rezar.
No es la tecnología la que nos salvará. No es el progreso de la ciencia lo que nos dará el paraíso en la tierra. Sino es Dios quien nos salvará y traerá su reino de amor a la tierra. Pero esto no ocurrirá, sin que recemos mucho, y hagamos rezar.
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