La anécdota comenzó con un simpático y lúcido diálogo por ‘
wasap’ sobre
Medjugorje en el que unos cuantos quedaron atrapados. Una de esas cosas como la vida misma, no tienen por qué recordarlo (ahí tienen el ‘
link’). Pero la anécdota ha trepado para convertirse en
historia, ya lo creo, y se ha desplazado -luego lo explico- hacia unos
derroterostan
inquietantes como
sugerentes.
Hay de todo en el relato que me envía una pareja de recién casados que visitó el santuario bosnio: ‘cosillas raras’,coincidencias, milagros, expectativas, hechos extraordinarios llevados con naturalidad. Y encima, todo arrancó por pura casualidad, como quien dice: tecleando en Google la palabra ‘Medjugorje’.
“Medjugorje es un lugar de paz, apoyado por una gracia especial. Allí la oración es disfrute, aliento, no sé cómo decirlo”.
Cuento muy rápido un prólogo explicativo. Un paisano de
Almería me envió a principios de agosto, es posible que por
morbo -aunque no se lo vi entonces ni lo veo ahora-, una serie de ‘
wasaps’ de una familia de su zona con las reacciones más variadas a un mensaje inicial:
“Estamos viendo cosas impresionantes
en Medjugorje. Os tenemos que contar". El ‘reclamo’ partía de una
pareja de recién casados que había encontrado un hueco en su periplo de
luna de miel por la
costa adriática para acercarse al
santuario bosnio conocido por sus apariciones de la Virgen.
En realidad, como he sabido después, la intención de ir a ese santuario no fue casual, sino que estaba perfectamente planificada con la cristiana intención, ya ven, de “consagrar su matrimonio a la Virgen”. Ahí es nada. ¿Por qué lo he entrecomillado? Porque es textual.
Lo explico. Esa pareja, joven y afable, pinchó la palabra ‘Medjugorje’ en ‘Google’+‘noticias’ y encontró, con sorpresa, que la primera ‘new’ era su propia historia. Menos mal que en el artículo los nombres aparecían convenientemente disfrazados en siglas (F. y R.), aunque el vídeo que acompañaba ese texto delataba la verdad. Me han enviado una carta y ¿qué quieren que les diga?: me ha impresionado, no sólo por su exquisita redacción. No se la voy a ‘soltar’ entera (sería una imprudencia cuando menos), pero sí algunos párrafos -con el permiso de sus autores-, para que descubran lo que ellos -y también el que suscribe- han descubierto.
"Medjugorje es un lugar de paz. Sientes como que estás en tu hogar, tranquilo, apartado del mundo y apoyado por una gracia especial que te lleva a rezar sin cansarte. Allí la oración es disfrute, aliento, no sé cómo decirlo”. Así arranca esa hermosa misiva, en la que se hace constar el bamboleo de emociones derivadas de la boda con el que llegan a Croacia, pero que desapareció de un plumazo en ese lugar, “lleno de paz y fuerza”.
Pisan Medjugorje el 1 de agosto después de “un viaje nocturno realmente complicado en bus desde Duvrobnik por carreteras en mal estado y trazados sinuosos. Entramos así, sin darnos cuenta, en el sentido de una peregrinación. Al fin y al cabo, ese trayecto tan penoso era la mejor explicación de por qué no es posible el turismo en esa región de los Balcanes”.
Al día siguiente, cuentan, acudieron muy temprano para presenciar, si era posible, “la aparición que Mirjana, una de las videntes, tiene los días 2 de cada mes en la Colina de las Apariciones (Apparition Hill o Podvro), próxima al santuario”. A las seis y media de la madrugada, esa colina era un hervidero de gente “rezando el rosario en todos los idiomas”. Tras sortear al personal y colarse -algo muy español-, lograron colocarse bajo un árbol en un lugar elevado. “¡Allí no cabía un alfiler! Nada era una casualidad. Todo eran signos que tuvimos la suerte de contemplar y, lo más importante de todo, que nos acercaron más aDios”.
A la parrafada que sigue no le corto ni una coma: “La aparición suele darse entre las 8 y las 9 de la mañana. Aquel día se dio a eso de las 9 menos cuarto. Fue de repente, todos estábamos cantando la canción en honor a la Virgen que daba paso al siguiente misterio del rosario, cuando la música paró. Todo el mundo guardó silencio. A pesar del gentío no se oía nada, ni una palabra, ni un susurro. Todos estábamos rezando por las intenciones de la Virgen, por Mirjana, por los frutos de Medjugorje… La aparición duró unos cinco minutos y, cuando acabó, el mensaje de la Madre (la ‘Gospa’, como le llaman allí) fue leído por altavoces en croata e italiano. Como en todos sus mensajes, la Virgen invitaba a sus hijos a permanecer cerca de Dios, pues solo junto a Él está la verdadera felicidad, e insistía en el increíble valor de la oración, el ayuno y la penitencia para combatir el mal en nuestras vidas”.
Quedan algunos detalles sobre unas cuantas confesiones, un movimiento extraño del sol “formando una especie de arcoiris inexplicable” y una experiencia, la de conocer a dos sujetos, P. y N. Pero todo eso se lo cuento el próximo lunes.
Mariano Tomás
mariano@hispanidad.com
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