05-12-2010
Virgen:
Hijitos míos, qué miro ¿y os veo dominados por vuestras pasiones?
Quien la ira, quien la desvergüenza, quien el pesimismo o la pornografía, quien el
desenfreno de los vicios y la mala vida. Quien, al fin y al cabo, pensando que Dios
no lo ve.
Y no es así, hijos mío, no es así. Dios lo ve todo. Y Dios llora sobre su pagana
humanidad.
Estos tiempos son peores que antaño, los habitados por las gentes que no creían en
Dios. Paganos que adoraban a otros dioses y, como gentes sin seso, vivían.
Ahora estamos en los Tiempos del Anticristo, donde ya se ha procurado un ejército
fuerte que se esfuerza en lanzar contra mi Tropa, la del Ejército de Dios.
Mirad, hijos, tenéis que saber que todos ellos son más, son dos tercios. Os doblan
en número. Pero entre sí se odian, no aman. Ni aun a los suyos. Eso les hará ser
derrotados y perecer.
¡El Amor! El Amor es lo que da valor y fuego al combate. El Amor os hará, que
aun siendo un tercio, podáis vencer de vuestros enemigos. Eso os hace valer por
dos o tres de sus hombres.
Y esto, además, sin tener en cuenta que vuestro Jefe es Dios. ¡Eso os hará vencer!
Cuando paréis y penséis: “¿Qué podemos poner nosotros?”, “¿qué podemos
hacer?”, pensad que AMOR es la respuesta.
¡Amor! Amor en todo. En todo.
Amor a vuestros enemigos, Amor entre vosotros. ¡Amor a Dios! ¡A Mí, vuestra
Madre! A los Ángeles y Santos del Cielo, a vuestros hermanos del Purgatorio.
Venid a Mí, acudid a Él y pedid: ¡AMOR! Pedid de su Amor. Es su Amor el que
hará cambiar al mundo. Es el Amor el que os hará vencer.
¡Ah… hijos míos…! ¡Qué equivocado concepto del Amor tenéis a veces!
Miráis
afuera y pensáis: “Sí, ellos usan mal la palabra “amor”, porque la confunden con
las bajas pasiones”. Pero no… mirad hacia vosotros mismos, mirad a vuestro
interior.
Amor: es regañar. Amor es corregir.429 En un áspero regaño, puede haber más amor
que en todas las adulaciones juntas. No sed aduladores.430 Sed cariñosos, pero no
aduladores.
Amor es sacrificio. Es dar la vida por las ovejas.431 Es morir. Renunciar a todo, si
hace falta, aun a los afectos más lícitos.
Amor es darse.
Ah… ¡es exigir!, ¡es seriedad! No es poner una palmadita en la espalda y decir:
“hijo, tú sí que vales”, cuando su obra es digna de reprobación.
Amor es tirar hacia lo alto. ¡Con todo! Con metas altas. No es dejarse. No es la
pereza.
Amor es buscar siempre la Voluntad de Dios en todo.
Oh, ¡qué equivocado concepto tenéis a veces!
Si lo entendierais… ¡si lo entendierais bien…! Correríais con gozo por la carrera de
la vida hacia la vida eterna.
Pensad que, sin amor, no vais a poder correr la carrera que os he puesto. Parad
antes de seguir, o antes de empezar, y recapacitad si estáis dispuestos a amar, y a
amar hasta el extremo.
¡Y si es así!: ¡Seguid!
El que ama, siempre se fía,432 nunca desconfía de su Dios, que le dictó el camino.
Aunque en algunos tramos se haya vuelto oscuro.
El que ama, no tiene miedo, porque se sabe en brazos de su Padre, que no le
procurará ningún mal, pues es un Padre Bueno que salva.
El que ama a sus hermanos no está siempre pensando en qué recibirá de ellos, sino
en qué les dará. Para hacerles felices.
Quisiera que llegarais a amaros tanto entre vosotros, que fuerais capaces de los
mayores sacrificios los unos por los otros. E incluso, si fuera necesario llegado un
momento: lograrais dar la vida por vuestros hermanos.
Pensad que el Demonio no podrá nunca hacer nada en un grupo donde reine el
amor.
El amor de unos por los otros. Allí no podrá sembrar división. Porque aunque
existan las tentaciones, las venceréis todas con amor.
Pensad, amados, que va a llegar un momento, y en él cada vez más estamos, en que
el número de los abyectos herejes apóstatas crecerá tanto y parecerá tan fuerte, que
os amedrentará con su poder.
Pero ésa es la primera tentación que debéis vencer. ¡No temáis! Ellos no pueden
haceros nada, porque vosotros vais con Cristo, que es el Vencedor y el Dios y
Señor de todo. No temáis.
Ellos se lanzarán contra vosotros.
¿Qué tenéis que responder? Nada. Mansedumbre y paz.
¿Y si os matan a alguno de vosotros? Mansedumbre y paz.
¿Y si os insultan, os calumnian y os persiguen? Mansedumbre y paz.
¿Y si os entregan para que os destierren? Mansedumbre y paz.
Mansedumbre, porque es amor la moneda con que habéis de responder, a ejemplo
de vuestro Maestro.
Y paz, porque estas cosas ya se os han sido predichas y marcan vuestra liberación.
Habéis de amaros, pues las hordas enemigas se abalanzarán sobre vosotros
queriendo despedazaros.
Pero a los que están unidos a mi Corazón, el Ejército del Malo no puede hacerles
ningún mal.
Pensad que sólo lograréis amaros si habéis cogido antes mi Corazón.
429 Cfr. Pr 3,12; Hb 12,6; Ap 3,19.
430 Cfr. Pr 26,28; 28,23; 29,5; Jb 32,21s; Sal 12,1-3; Ecl 7,5; I Ts 2,5; I P 2,1
431 Cfr. Jn 10,11.15; Jn 15,13.
432 Cfr. I Co 13,7.
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