07-12-2010
Jesús:
(Desde la Cruz de la Capilla).
No os debéis asustar con nada de lo que os suceda, porque aunque débiles y sin
fuerzas, recibiréis las fuerzas de Mí.
Quisiera, amada, que por medio de tu cruz, les enseñaras mi Alegría.
Mantén para Mí, siempre, una sonrisa. Eso te hará darla a los demás. Aun en medio
de las mayores atrocidades.
Todo esto que Yo te comunico a ti, es para que lo lleves al Resto.
Quisiera que cada uno se sintiera amado y elegido por mí igual que lo eres y has
sido tú.
Yo, a su alma, también quiero dirigirme con coloquios de Amor. Que no piensen
que estar a mi servicio es monótono, aburrido y feo. Y que todas estas Efusiones son reservadas sólo para los Profetas.
¡No! Todos sois Profetas. Sois un pueblo de
sacerdotes, profetas y reyes.438
El sentido de manifestarme a ti, está en que no os envío a esta batalla ni a esta cruz
sin mi atención especial y protección. No os envío al servicio de un rey lejano, que
no os ama.
Os envío envueltos en mi Amor. Para que podáis gozar juntos de los consuelos de
ser las esposas del rey. Una esposa amada, que no repudiada, la esposa siempre
conservada como en los días de su juventud.
Amada: no lucháis solos.
Amada: no empuñáis vuestras armas solos.
No seréis enviados en medio del peligro sin mi protección, sin mi asistencia y sin
mis consuelos.
Mirad: los dardos enemigos, aunque os hieran, no podrán mataros, no os harán
ningún mal.
(Veía una batalla, pero que a nosotros nos envolvía una especie de protección
suave, aun en medio de la lucha. Y no dejábamos de sonreír y de ser felices.
Incluso si nos alcanzaban, no suponía para nosotros dolor, ni desesperación,
ni desánimo).
No os llamo a los placeres de esta carne, ni a la vanagloria del mundo. Quiero que
estéis crucificados conmigo a todo amor del mundo. Y quiero que viváis el gozo
sobrenatural de ser mis amados, mis elegidos, mis esposas para hacer llegar a los
hombres mi Reino.
Mi Reino no vendrá si no es abonado el suelo con la sangre de nuevos mártires.
Necesito vuestra sangre para abonar el terreno por donde vendré Yo a pisar.
Amados: ¡os prometo los mayores consuelos dentro de los mayores tormentos! Yo
no os abandonaré, Yo no os dejaré solos.
Tened, entre vosotros, trato de hermanos. Amaos todos con un amor sobrenatural,
que sobrepasa todos los gustos terrenos.
Entre vosotros, corregíos por amor, para que todas las almas vuestras alcancen la
unión conmigo por mi Reino.
No consentíos desvíos. Amaos así todavía aún más.
Queridos: quisiera que fuerais primicia de lo que ha de venir. De la humanidad que
ha de venir. Será una humanidad donde todos se amarán. Será una humanidad
donde no existan acepciones de personas a la hora de darse su amor.
Todos habrán comprendido el Amor que Yo les tengo. Y, como tal, querrán amar a
los demás.
No existirán los odios ni las divisiones. Ni las envidias ni las calumnias. Donde no exista el afán por tener y por gozar. Donde se me ame a Mí por encima de todo.
Jesús:
Amada, ven a Mí.
(Me atrae con sus dos manos hacia el Sagrario con una especie de cuerda439
.
Sonríe).
A menudo creéis que ser esposa del Esposo conlleva no más que sufrimientos. Y no
es así. ¡Venid a gustar de los gozos conmigo! ¡Venid a ocupar vuestro puesto de
esposas a mi lado!
En la eternidad, en las Bodas del Cordero,440 venid a ser los invitados de honor,
pues ocuparéis los sitios principales. Venid a ser, con Él, el protagonista. Entrad en
otra vida radicalmente distinta.
Quiero que abandonéis vuestra antigua vida. ¡Abandonad vuestra antigua vida!
Vuestra antigua vida ha pasado. Olvidaos de ella.
Ésta es la vida de la felicidad por mi Reino.
No… ¡dejad de estar apesadumbrados! No es así cómo quiero que viváis vuestras
cruces. ¡Dejad de estar apesadumbrados!
Amados: veo que vuestros problemas no los sublimáis en Mí. ¡Sublimadlos en Mí!
Yo os haré vivir por mi Reino.
Mira, amada: quiero que cada uno de vosotros se olvide de sus raquíticos egoísmos.
Y se vea a sí mismo tal y como Yo le he concebido: un líder de otras muchas
almas, que conducirá por el Camino de la Salvación.
Sí. Dejad de miraros a vosotros mismos y de lamentaros de vuestra suerte. Ahí
afuera, os espera un mundo de almas, ávidas y repletas de deseos de salvación y de
acudir a Mí, su Dios. ¿Es que no queréis llevarme a ellos?
No os educo y no os formo, no os aliento y ayudo sólo para que os conforméis con
sobrevivir vosotros.
¡Quiero que llevéis mi Evangelio al Resto, y que se conviertan y vivan!
No os canséis nunca de estar empezando siempre.
Cuando por fin logréis olvidaros de vuestros problemas, vendré Yo sobre vosotros,
y es cuando haré maravillas.
Diles, decidles, que Yo espero mucho de vosotros. Que no es para un simple “ir
pasando” para lo que os suscité.
Te hago depositaria de mi Obra, una obra que será llamada la Gran Revelación o la Última Revelación. Porque será la Revelación que precede al Anticristo.
Después de esto: “Un Cielo nuevo y una tierra nueva”441
El Triunfo del Inmaculado Corazón.
La Madre ha ido buscando, de entre todas las naciones, almas para salvar del
Desastre, antes del Día.
La Virgen se ha ido anunciando aquí y allí. Ha ido llamando a conversión. Con todos los mis hijos, éstos que le habían hecho caso, Yo iniciaré una Nueva
Humanidad.
Es similar al Diluvio.442 Dios quiere y debe destruir la pagana humanidad, pero
quisiera reempezarla con un Resto.
Hay muchos que conocen estos anuncios. Muchos que quisieran formar parte de
ese Resto. Incluso se creen formando parte de él, como unos “superiores elegidos”.
Pero no siguen los consejos de mi Virgen.
Muchos creen que es sólo por su ciencia y sabiduría, que Yo les elegí y quiero
formar con ellos el Reino Nuevo.
A todos aquellos que creen esto, ¡les digo!: ¡No
es por tu poder o tu sabiduría que te elijo! Elijo a los pobres y humildes de este
tiempo. ¡Y vete a aprender qué significa humildad y pobreza! Y luego acércate a
Mí.
Rechazo a los que creen en sus cualidades humanas como vía para acercarse a Mí.
Haced caso a mi Virgen. Vivid lo que Ella os predica.
¿No es acaso eso vuestros planes?
Entonces Yo os rechazo: ¡alejaos de Mí!
Oh, ¡conocen las Promesas! ¡Y las creen dirigidas a ellos!
Atenazan al pobre y oprimen a la viuda.443 No tendrán parte conmigo.
A vosotros me dirijo, pequeñas ovejas descarriadas de mi rebaño. ¡Es a vosotros, sí,
que Yo dirijo estas letras! Los que os creéis olvidados. Los que pensáis que nunca
seréis dignos.
Acudid a Mí por medio de mi Madre. Ella os enseñará el Camino. Comienza desde
vuestra humildad.
Haced cambio de vida. Y creed en Mí.444
Yo os resucitaré y os mostraré, día a día, mi senda.
Amados: ¿sabéis que habéis vuelto por vuestros hermanos? ¿Sabéis que sois
convocados aquí para salvar un gran número de almas? ¿Sabéis que arriesgáis todo,
aun vuestra vida?
Si es así: ¡Venid! Venid aún más dentro de mi Corazón.
Éstas son las armas: humildad, pobreza y desprendimiento.
Es María la Capitana y la Maestra: ¡sed como Ella! Es a ser como Ella a lo que os
llamo.
Mirad, hermanos: a Ella no le importa bajar a mancharse con vuestras inmundicias,
día tras día. Viene. Levanta del barro a los hermanos. Los limpia y viene otra vez a
hacer otra vez lo mismo y sin cansarse, con ilusión y con esperanza.
¡Ella cree en la Revelación!
¡Ella cree en la Resurrección!
¡Haced vosotros lo mismo! ¡Actuad como resucitados! Queda mucho por hacer, hija. No estéis ahí, de brazos cruzados. A cada uno de
vosotros, amados, os necesito en una misión importante. Muchos, por vosotros,
verán la luz.445
Quisiera que allá donde fuerais, hicierais mucho bien. Os miro y os veo que no sois
apostólicos.
Que no os abrumen vuestras dificultades.
Sed como esos maestros antiguos, que enseñaban el Evangelio aun en las peores
condiciones de persecución o de dureza de vida.
Necesitaré buenos instructores para la época que os acecha. Necesito que estéis
bien instruidos en la fe.
Ésa es otra arma que debéis coger: la instrucción.
La siguiente es el sacrificio: Sin ayuno y sacrificio no se salvan almas, y no se
adelanta en la perfección. Pensad si de entre vosotros hay alguien estancado, mirad
su vida, y veréis cómo adolece de penitencia y sacrificio.
Y la siguiente es el amor entre hermanos. Si queréis estar unidos y perseverar entre
vosotros, amaos.
Vuestro corazón no puede ir a la batalla desprovisto de todo esto, o sucumbirá en el
combate.
Se os necesita en los puestos de rescate de las almas.
Amados: muchos de los míos han caído en el peligro. Se encuentran en manos del
Enemigo.
Debéis incursionaros en las filas del Enemigo y rescatarlos.
Os atacarán con todas
estas armas contrarias a las vuestras:
- Soberbia. Afán de sobresalir.
- Codicia de riquezas.
- Comodidades, vicios y pasiones no combatidas.
- Sensualidad y gusto al cuerpo.
- Envidias, rencillas, odios y divisiones entre los vuestros.
Pero si vosotros habéis cogido antes las armas contrarias, y las empuñáis, saldréis
fácilmente vencedores.446
Con vuestros sacrificios, lograréis salvar vuestras almas y las de los que os rodean,
además de las a vosotros encomendadas.
¿Cómo ir a rescatarlas sin estar vosotros antes preparados?
Pero, amados: no queda
ya más tiempo.
“En esto conocerán que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos por los
otros”447
.
Pasad este cancel del sufrimiento. Y atravesad la puerta. Lo que os espera después
es un vergel, banquete de vinos generosos.448 No tengáis miedo y atravesad el cancel del sufrimiento conmigo.
Mi Corazón se encuentra apenado por todos los que Yo llamo y no quieren
responder.
Hay muchos jóvenes a los que Yo llamo a mi servicio, que no se encuentran
capacitados para responder, porque su vida afectiva ha sido y está muy deteriorada.
Son gente que ha sufrido mucho el desamor y el desasimiento en su edad temprana.
Estos pobres, se encuentran a veces incapacitados para la vida del sacerdocio, de la
religión o de laico comprometido.
Quisiera que les dijeras que en Mí tienen el Médico.
Ellos están enfermos en sus
afectos: Yo Soy su Médico.
Quisiera que les dijeras que en María tienen a su Enfermera. Que acudieran a Ella,
para que Yo les pudiera sanar. Yo lo hago todo.
¿Cómo les sanaré? En las Adoraciones Eucarísticas, donde sentirán que Yo, como
Médico, sano sus almas.
Que acudan asiduamente a las Adoraciones Eucarísticas. De mis Entrañas corren
Torrentes de Sanación.449 Y Yo puedo hacer TODOS los milagros, aun los más
difíciles. Yo puedo hacerlo todo.
Que se sientan así sanados. Notarán una Efusión de Amor, que sale de Mí, de la
Custodia, hacia ellos, hacia su alma. Y su alma quedará libre, limpia de toda lacra
de enfermedad. Y así podrán seguirme
Que no es por su pecado, por lo que impide el llegar a Mí. Que es la enfermedad
afectiva del alma
Yo he dicho que, desde la Custodia, ¡les sanaré!
Por eso: que se hagan fervientes y
asiduos Adoradores Eucarísticos.
El Médico del alma viene a sanarte, hijo. En Mí tendrás el Padre, la Madre, el Hijo,
el Hermano. De Mí recibirás el Consuelo y el Amor que ellos te negaron. Olvidarás
también todo rencor, toda ira y maledicencia hacia ellos.
¡Te sentirás libre! Libre para seguirme. Saldrá de ti tu verdadero yo. Ése que estaba
oculto y ahogado por las heridas del desamor. Y, seguro de ti mismo, me
escucharás, y te lanzarás por el Camino de la Salvación.
¡Cree en Mí, que te lo he dicho! ¡Haz la prueba! Yo he dicho que te sanaré en la
Custodia. Ven a comprobarlo.
Quisiera… quisiera que en España… oh, amada, quisiera que en España se
reconociera mi Adoración Eucarística.
¿Cuál es el secreto para que todos esos sacerdotes no se sientan solos?: La
Adoración Eucarística.
¿Que son rechazados en sus Parroquias?: Adoración Eucarística.
¿Que son tentados de abandonar su ministerio porque se encuentran solos?: Adoración Eucarística.
¿Que se ven débiles para seguir mis pasos?: Adoración Eucarística.
¿Quieres que les hable y les diga un secreto para perseverar en mi Amor y en su
Vocación?: ADORACIÓN EUCARÍSTICA.
Me derramaré sobre ellos como lo hice en mi Última Cena con los Apóstoles. En
Efusiones enormes de Amor. Ellos no se lo esperarán. ¡No lo creen! No lo creen,
amada, a pesar de haber sido llamados y que les tengo en mi servicio. No lo creen.
No me creen.
No me piensan capaz de colmar su alma también humanamente. No me saben lleno
de detalles para ellos. No han encontrado mi Sonrisa.
Diles, de mi parte, que se pongan frente a Mí. En mi Presencia. Similar a cuando a
veces hablo a su alma enamorada en la Consagración. Similar y por rato más
prolongado.
¡Que me traigan sus dudas!
¡Que me traigan sus pecados!
¡Que me traigan sus miedos y preocupaciones!
¡Que me traigan sus pocas fuerzas!
Yo, aquí, deseo cogerlo todo. Todo de ellos, puesto que se me han dado todo y Yo
Soy su TODO.
No me es extraño nada de ellos, no me es extraño nada suyo. Todo lo conozco.
Todo lo sé. Todo lo amo. Todo lo amo, hija, todo lo amo. ¡Todo lo vuestro lo
amo, hijos!
¡Oh, cuándo comprenderéis la Pasión de Amor que consume mi Corazón por
vosotros! ¡Cuándo lo comprenderéis!
Yo Soy un Enamorado solícito. Yo quiero estar con mi criatura, y vendré a
buscarte, para amarte, para que estés conmigo y para Yo estar contigo. Porque
encuentro mis delicias con los hijos de los hombres.450
(Y yo me preguntaba qué podía encontrar en mí para querer estar tanto
conmigo).
En ti encuentro un corazón que escucha y quiere acoger.
Ante ti vengo también como Niño necesitado de tus consuelos. Como ese
mamoncillo que se sacia a los pechos de su madre. Pero Soy Dios.
Abrúmate en la contemplación y contemplando cómo Yo, que Soy Dios, vengo a ti
como Niño. Y necesitado.
Y como Esposo.
Y cómo necesito de tus consuelos. Cómo necesito estar contigo y todo lo tuyo me
importa. Me interesa, y estoy sobre ello, como tu Protector.
Abísmate en la contemplación de este Gran Misterio.
En cómo todo un Dios quiere depender y estar con su criatura. Amén.
438 Cfr. I P 2,9.
439 Cfr. Os 11,4.
440 Cfr. Ap 19,9.
441 Cfr. Is 65,17; 2 P 3,13; Ap 21,4.
442 Cfr. Gn 6,5ss.
443 Cfr. Ml 3,5.
444 Cfr. Mc 1,5.
445 Cfr. Mt 5,14ss.
446 Cfr. Ef 6,10-18.
447 Jn 13,34s.
448 Cfr. Is 25,6.
449 Cfr. Jn 7,37s.
450 Cfr. Pr 8,31.
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