HEBREOS 4, 12-16 y 5.
12 Porque la Palabra de Dios es
viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra
hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
13 Ninguna cosa creada escapa a su vista,
sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos
rendir cuentas.
14 Y ya que tenemos en Jesús,
el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo,
permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe.
15 Porque no tenemos un Sumo
Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario él fue
sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado.
16 Vayamos, entonces,
confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar
la gracia de un auxilio oportuno.
Capítulo 5
1 Todo Sumo Sacerdote es tomado
de entre los hombres y puesto para intervenir en favor de los hombres en todo
aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin de ofrecer dones y
sacrificios por los pecados.
2 El puede mostrarse indulgente con los que
pecan por ignorancia y con los descarriados, porque él mismo está sujeto a la
debilidad humana.
3 Por eso debe ofrecer sacrificios, no
solamente por los pecados del pueblo, sino también por los propios pecados.
4 Y nadie se arroga esta dignidad, si no es
llamado por Dios como lo fue Aarón.
5 Por eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo
la gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo:
"Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy".
6 Como también dice en otro lugar: "Tú
eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec".
7 El dirigió durante su vida terreno súplicas
y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la
muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión.
8 Y, aunque era Hijo de Dios,
aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer.
9 De este modo, él alcanzó la
perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le
obedecen,
10 porque Dios lo proclamó Sumo
Sacerdote según el orden de Melquisedec.
11 Sobre esto tendríamos que
decir muchas cosas, pero es difícil explicárselas, porque ustedes son lentos
para comprender.
12 Aunque ya es tiempo de que
sean maestros, ustedes necesitan que se les enseñen nuevamente los rudimentos
de la Palabra de Dios: han vuelto a tener necesidad de leche, en lugar de
comida sólida.
13 Ahora bien, el que se
alimenta de leche no puede entender la doctrina de la justicia, porque no es
más que un niño.
14 El alimento sólido es propio
de los adultos, de aquellos que por la práctica tienen la sensibilidad
adiestrada para discernir entre el bien y el mal.
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