Se prepararon con una oración exorcista.
El 24 de noviembre un grupo de feministas exaltadas atacaron violentamente a un grupo de hombres que hacían una muralla de contención para evitar que las mujeres profanaran la Catedral de San Juan, luego del 28º Encuentro Nacional de Mujeres, que fuera declarado de interés público por el gobierno.
Varios miembros del grupo de hombres fueron violentamente atacados y molestados sexualmente por la turba de feministas, mientras rezaban el rosario, hombro con hombro. Dos de ellos han descrito sus experiencias en una entrevista.
HABÍA ALGO SINIESTRO
Oscar Campillay y Roberto Gómez fueron dos de los hombres jóvenes que defendieron la catedral contra el ataque, que tuvo lugar el 24 de noviembre.
Campillay, padre de 8 hijos, dijo que sentía que
“había algo retorcido e inhumano allí, casi diabólico, que le hizo estremecer.”
“El ataque a nuestros cuerpos fue la menor de las cosas”, continuó.
“Uno sólo puede permanecer en el horror y estupefacto al ver lo que una criatura, un hijo de Dios, una mujer destinada a cosas maravillosas, puede llegar a ser a la hora de elegir la degradación personal, el egoísmo y la muerte en contra de su propia naturaleza.”
Las mujeres, muchas de ellas en topless, pintaron con spray a los hombres las caras y cruces gamadas en el pecho y la frente, y utilizaron marcadores para pintar la cara con bigotes hitlerianos.
También realizaron actos sexuales obscenos delante de ellos y ponían sus senos en la cara de los hombres, todo el tiempo mientras gritaban
“saquen sus rosarios de nuestros ovarios” y otras consignas contra la Iglesia.
ORACIÓN DE EXORCISMO PREVIA
Campillay describió cómo antes de la llegada de las feministas todos los hombres, arrodillándose ante un sacerdote, habían dicho una oración de exorcismo.
“Creo que todos nosotros tuvimos una emoción expectante en la defensa de la Casa de Dios”, dijo. “Pero entonces, durante las dos horas que duró el asalto, la sensación era de compasión por estas mujeres.”
“Nuestras oraciones fueron por la conversión de sus almas y para que estos pecados no se les imputaran a ellas“, explicó.
“Nos agarramos de María a través del Santo Rosario, y nunca dejamos de orar.”
UN CRUCE DE MIRADAS
Campillay compartió cómo
“hubo un momento en el que una chica cuyo rostro estaba cubierto se paró frente a mí. Me decidí a mirarla a los ojos sin dejar de rezar, mientras ella me agredía”.
“y en un momento nuestros ojos se encontraron y cada uno de nosotros cruzamos nuestra mirada con firmeza. De repente, ella se quedó en calma y tranquila; poco a poco se descubrió la cara y me miró, y se retiró en silencio lejos de la multitud”, dijo.
ORABAN POR SU CONVERSIÓN
Gómez, también es padre de 8 hijos, nos dijo cómo “el rezo del Rosario, que en realidad era un continuo Ave María“, le dio la fuerza para no responder con la misma violencia.
“Yo siempre estaba orando por la conversión de las almas de las personas que tenía delante de mí”, dijo, y agregó que él cree que esta manifestación pacífica “demostró que nuestra fe está viva.”
UNA HISTORIA QUE SE REPITE
El ataque a la Catedral de San Juan se llevó a cabo en el marco del Encuentro Nacional de la Mujer, que reúne anualmente a las feministas argentinas que apoyan a “los derechos de las mujeres”, y ha estado sucediendo durante los últimos 28 años.
Campillay dijo que
“nosotros, los cristianos hemos estado siguiendo el desarrollo de estos encuentros con preocupación, desde hace aproximadamente una década se han reorientado hacia posiciones ultra-feministas con expresiones de intolerancia religiosa“.
“Estos ataques a catedrales y templos por desgracia se han convertido en una parte intrínseca de la organización de estos eventos”, dijo.
LAS ORGANIZADORAS DESLINDAN REPONSABILIDADES
Sin embargo, los organizadores del evento, Rosita Collado y Perla Werner, no han asumido la responsabilidad de estos ataques. Le dijeron a la prensa:
“Organizamos un evento y que estuvo muy bien, nada estuvo fuera de control.”
“El incidente en la Catedral es un fenómeno social; le pregunto a cualquiera que nos explique qué hacer para evitar cualquier problema con 20,000 mujeres presentes”, dijo Collado.
“No es nuestra obligación controlar las calles”, agregó Werner.
Pero las huellas del vandalismo quedaron impresas en las paredes de la ciudad de San Juan, que quedó tapizada de pintadas pro aborto y anti católicas.
LA POLICÍA NO INTERVIENE POR DECISIÓN POLÍTICA
Adrián Cuevas, ministro del gobierno de San Juan, admitió a la prensa local que hubo un “grupo anarquista”, de alrededor de 1.000 mujeres que“tienen características salvajes y se comportan como pirañas.”
Dijo que la policía no intervino
“a fin de no tener que lamentar víctimas de alguna bala de goma o de gas”, y ha añadido que “nosotros debemos lograr su expulsión.”
Gómez dijo que la policía simplemente se limitó a observar
“cómo nos golpeaban y nos insultaban, y nos escupían”
“Les pedimos que por favor nos defendieran, pero nos dijeron que tenían órdenes de no actuar“, explicó.
La policía de San Juan, se limitó a decir “no podían responder” la razón por la que no intervinieron.
“Es de conocimiento público que el patrocinio y la logística son proporcionados por el gobierno nacional a través de sus ministerios sociales“, dijo Campillay.
UN SIGNO DE ORGULLO
“En cierto modo, ser atacado y perseguido se está convirtiendo en una parte inseparable de nuestra identidad cristiana“, continuó, agregando que él había considerado un “privilegio“ para defender la Catedral.
“Que Dios nos permita estar presente para el próximo encuentro”, dijo. “La ciudad de Salta nos espera.”
Video censurando las partes más fuertes
Video sin censura
No hay comentarios:
Publicar un comentario