Hijo, cuanto puedes salir de ti, tanto puedes pasarte a mí. Así como no desear nada de lo exterior hace la paz interior, así la negación y desprecio interior produce la unión con Dios. Yo quiero que aprendas la perfecta abnegación de ti mismo en mi voluntad, sin contradicción ni queja. Sígueme; yo soy camino, verdad y vida. Sin camino no se anda, sin verdad no se conoce, sin vida no se vive. Yo soy el camino que no se puede violar, la verdad infalible, la vida interminable.
Yo soy camino muy derecho, la verdad suma, la vida verdadera, la vida bienaventurada, la vida increada.
Si permanecieres en mi camino conocerás la verdad, y la verdad te librará, y alcanzarás la vida eterna.
Si quieres entrar a la vida, guarda los mandamientos. Si quieres conocer la verdad créeme. Si quieres ser perfecto vende cuanto tienes. Si quieres ser mi discípulo, niégate a ti mismo. Si quieres poseer la vida bienaventurada, desprecia ésta presente. Si quieres ser ensalzado en el cielo, humíllate en el mundo. Si quieres reinar conmigo, lleva la cruz conmigo; porque sólo los siervos de la cruz hallan el camino de la bienaventuranza y de la luz verdadera.
Señor Jesús, pues que tu camino es estrecho y despreciado en el mundo, concédeme imitarte en el desprecio del mundo, que no es mayor el siervo que su señor, ni el discípulo que el maestro. Ejercítese tu siervo en tu vida, que en ella está mi salud y la santidad verdadera. Cualquier cosa que fuera de ella oigo o leo, no me recrea no satisface del todo.
Hijo, pues sabes todo esto, y lo has leído, si lo hicieres serás bienaventurado. El que abraza mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama, y yo le amaré, y me manifestaré a él, y le haré asentar conmigo en el reino de mi Padre.
Señor Jesús, como lo dijiste y prometiste, así dame tu gracia para que lo merezca. Recibí de tu mano la cruz, la llevaré, y la llevaré hasta la muerte, así como tú me la pusiste. Verdaderamente la vida del buen monje es cruz que guía al paraíso. Ya hemos comenzado, no se debe volver atrás, ni conviene dejarla.
Ea, hermanos, vamos juntos; Jesús será con nosotros. Por Jesús hemos tomado esta cruz, por Jesús perseveremos en la Cruz. Jesús que es nuestro capitán y adalid, será nuestro ayudador. Mirad que nuestro Rey va delante de nosotros, que peleará por nosotros. Sigámosle varonilmente, ninguno tenga miedo a los terrores; estemos preparados a morir con valor en la batalla, y no pongamos un borrón a nuestra gloria huyendo de la cruz.
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